La primera ministra italiana cierra en Argel la construcción de un nuevo gasoducto para transportar hidrógeno al continente europeo

Meloni retoma la agenda de Draghi en Argelia: “Seremos un nodo de gas para Europa”

photo_camera Algerian Presidency via REUTERS - El presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, se reúne con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, en Argel, Argelia, 23 de enero de 2023

Giorgia Meloni ha retomado con fuerza la agenda de Mario Draghi en Argelia. El ex primer ministro italiano legó a su sucesora una batería de acuerdos energéticos con el país magrebí, que iban encaminados a reducir su dependencia del gas ruso y convertir Italia en un centro logístico de energía para Europa. La primera mujer en presidir el Consejo de Ministros, que tomó posesión del cargo en octubre en mitad de las críticas por su militancia en movimientos posfascistas y posiciones euroescépticas, quiere ir un paso más allá y redobla la apuesta de Draghi en la región con la mira puesta en cuestiones como la inmigración, la economía o la resolución de los conflictos geopolíticos. 

Meloni escogió Argelia para realizar su primera visita oficial a África, consciente de la importancia de sus relaciones bilaterales. Se trató, además, de su primer desplazamiento oficial en 2023. “No es fortuito”, diría después en una comparecencia de prensa conjunta con el presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune. La primera ministra italiana había aterrizado el domingo en el aeropuerto internacional Houari Boumedienne de Argel, donde fue recibida por su homólogo Aiman Benabderrahmane. El recibimiento a pie de pista precedió a una intensa jornada de negociaciones que se saldaron con una serie de acuerdos determinantes para Italia y el resto de Europa. 

Giorgia Meloni y Ayman Benabderrahmane

La llegada de Meloni estuvo revestida de una pátina de simbolismo. Su visita coincidió con el vigésimo aniversario del Tratado de Amistad y Buena Vecindad, suscrito por Roma y Argel en 2003. “El nuevo Gobierno italiano ha querido mostrar la importancia de Argelia para Italia como socio esencial y estratégicamente importante”, trasladó Meloni. El Ejecutivo argelino, por su parte, considera a Roma el principal socio para reforzar su diplomacia energética en Europa y desea ampliar la cooperación más allá del gas, señala el analista Zine Ghebouli. El interés es mutuo y el terreno estaba preparado.

“Hemos firmado hoy el acuerdo con la intención de iniciar el estudio y más tarde su construcción, es un gasoducto particular, no como el que existe actualmente, ya que incluirá gas, hidrógeno, amoniaco y electricidad”, anunció Tebboune en presencia de Meloni. Las partes pretenden construir un nuevo gasoducto que conecte el puerto argelino de Koudiet Draouche con la isla de Cerdeña, para que llegue después a la localidad toscana de Piombo, donde está previsto que se conecte a la red nacional. Será un conducto submarino de 284 kilómetros de longitud y una profundidad máxima de 2.880 metros, informa la Agencia EFE. 

Está previsto que el proyecto Galsi dé comienzo en un corto periodo de tiempo, de acuerdo con Tebboune. El gasoducto no solo permitirá aumentar el volumen de las exportaciones de gas, sino transportar también otro tipo de suministros. Así, Italia se convertiría en un nodo energético para los socios comunitarios y estaría a un paso de dejar de necesitar gas ruso. De hecho, el consejero delegado de la empresa energética italiana Eni, Claudio Descalzi, pronosticó que para invierno de 2024 este escenario sería factible. Mientras, el país magrebí, que ya desplazó a Rusia el curso pasado como principal fuente de gas de Italia, ampliaría las distancias de Moscú. 

El primer ministro italiano, Mario Draghi (izq.), habla con el primer ministro argelino y ministro de Finanzas, Aymen Benabderrahmane (der.), durante su reunión en la capital, Argel, el 11 de abril de 2022 AFP PHOTO / PALAZZO CHIGI PRESS OFFICE / HANDOUT

Draghi allanó el camino a Meloni unas semanas antes de dejar el cargo tras la crisis de Gobierno que puso fin a su año y medio de mandato. El que fuera presidente del Banco Central Europeo (BCE), considerado, a la postre, salvador del euro en el marco de la crisis de 2008, cerró con Tebboune un acuerdo energético por valor de 4.000 millones de euros que reforzaba las relaciones entre la energética italiana Eni y la estatal argelina Sonatrach. Seis meses después, las compañías han firmado un Memorando de Entendimiento que comprende la cooperación tecnológica en materia de quema de gas, valorización y otras tecnologías de reducción de emisiones. 

Italia importó un volumen de 3.500 millones de metros cúbicos de gas argelino en el último año, más del 34% del suministro total, según los datos de la gasista italiana Snam. Es un aumento considerable de 2.400 millones de metros cúbicos con respecto de 2021, pero todavía se mantiene lejos de los 4.000 millones anunciados por el Gobierno técnico de Draghi, e incluso de los 3.000 millones mencionados por Descalzi. Las previsiones para el futuro se han revisado a la baja. 

Meloni no quiso limitar su colaboración al sector energético. “El Gobierno tiene la intención de reforzar la cooperación con Argelia en otros campos, reforzándola en los ámbitos político y cultural”, anunció ante los medios. En concreto, la primera ministra transalpina habló de la necesidad de tejer un ‘Plan Mattei’ para África, que ha mencionado de forma superficial en otras ocasiones, sin concretar su contenido. “Se trata de un modelo de cooperación en pie de igualdad con los países de la orilla sur del Mediterráneo, con vistas a transformar varias crisis en nuevas oportunidades y potencialidades”, explicó en rueda de prensa. 

Planta de tratamiento de gas de Krechba PHOTO/REUTERS

“Enrico Mattei, fundador de Eni y abanderado de la nueva y revolucionaria «fórmula 75-25%», declaró públicamente que nunca pediría concesiones de gas y petróleo a Argelia hasta que se obtuviera la independencia y ofreció al Gobierno Provisional argelino un asesoramiento crucial sobre cómo gestionar el sector energético con vistas a las negociaciones de Evian y durante las mismas”, indica el diplomático Armando Sanguini en el Instituto para el Estudio de la Política Internacional (ISPI, por sus siglas en italiano). 

Política e inmigración, en la agenda 

El nuevo Gobierno italiano quiere abrir otro tipo de expedientes más sensibles. Meloni busca atajar las crisis sistémicas que han afectado históricamente sus relaciones con los países del Norte de África. La llegada masiva de inmigrantes a las costas italianas mantiene abierta una brecha en la sociedad transalpina, que ha beneficiado precisamente a los partidos del bloque de la derecha que conforman el Ejecutivo, como son Forza Italia de Silvio Berlusconi, la Liga de Matteo Salvini o Hermanos de Italia de la propia Meloni, partidarios de la mano dura contra las miles de personas que cada año cruzan el Mediterráneo, habitualmente desde Libia y Túnez, puntos de partida mayoritarios, con destino Europa. 

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Por eso, la presidenta del Consejo de Ministros discutió con Tebboune en Argel la situación que atraviesan Mali y Libia, vecinos en crisis permanente de una Argelia que necesita asistencia para alejar los problemas de sus fronteras. Los dos coinciden en apoyar el estancado proceso electoral libio y, sobre todo, en reforzar la seguridad en el Sahel, una región asediada por el avance de los grupos yihadistas y sobre la que Meloni se ha mostrado especialmente crítica con el legado colonial de Francia. Pero, quizá, la preocupación principal de la primera ministra italiana en el Norte de África es la crisis en Túnez

Italia tiene intereses de calado en este país. Entre otras cuestiones destaca el gasoducto TransMed que conecta Argelia con Italia, puesto que atraviesa Túnez. Aunque el principal quebradero de cabeza es la inmigración. Ese fue el eje que vertebró la conversación que mantuvieron la semana pasada el presidente tunecino Kaïs Saied y el ministro de Exteriores italiano, Antonio Tajani, que viajó en compañía del titular de Interior, Matteo Piantedosi. Al término del encuentro, Tajani dejó claro que las partes coinciden en que “no es solo un problema de seguridad, sino que para solucionarlo hay que intervenir de raíz”.