Ambos países llevan sin mantener relaciones diplomáticas desde 2016, y mantienen múltiples frentes abiertos como la guerra de Yemen

Mohamed Bin Salman deja la puerta abierta a un acercamiento con Irán

PHOTO/ Bandar Algaloud/Courtesy of Saudi Royal Court/Handout via REUTERS - El príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman

La llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, así como las conversaciones de Viena están provocando cambios en la geopolítica de Oriente Medio. Hace poco más de una semana se filtraba una supuesta reunión entre altos cargos iraníes y saudíes en Bagdad con el objetivo de acercar posturas. Un hecho hasta ahora impensable y que sólo la llegada de Joe Biden a la presidencia estadounidense ha podido lograr.

Irán y Arabia Saudí son dos potencias regionales enfrentadas en múltiples conflictos, como es el caso de Yemen o Siria. Las relaciones entre ambos países se encuentran totalmente rotas desde 2016, año en el que la escalada de tensión entre ambos países llego a su punto más álgido, cuando Arabia Saudí ordenó la ejecución de un clérigo chií por supuestas acciones disidentes. Irán respondió con el asalto a la embajada de Riad en Teherán.

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Desde 2016 la rivalidad entre estos dos países ha ido in crescendo. Arabia Saudí, se erige como la principal potencia musulmana suní, e Irán, el mayor país musulmán chií. Ambas potencias poseen diferencias abismales en lo que a sus objetivos en la región se refiere.

En el caso de la guerra de Yemen, una coalición liderada por Arabia Saudí, compuesta en su mayoría por estados árabes suníes, apoya desde 2015 a las fuerzas progubernamentales en su guerra contra los rebeldes hutíes, alineados con Irán. Irán ha negado en múltiples ocasiones que esté suministrando arma a los hutíes, que han intensificado sus ataques con misiles y drones contra ciudades saudíes e infraestructuras petroleras.

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En Siria la situación es similar a la de Yemen, mientras Irán apoya al régimen de Bachar al-Asad, Arabía Saudí ofreció apoyo a la oposición. Asimismo, el reino del Golfo ha acusado a Irán de interferir en el Líbano e Irak, a través de milicias como Hizbulá. Por otro lado, Arabía Saudí se ha mostrado totalmente contraria a la vuelta al pacto nuclear de 2015, así como el rechazo por parte de la República Islámica al aparente acercamiento entre Israel y el Gobierno saudí.

Ante esta situación, un acercamiento entre ambas potencias parecía más que improbable, pero ha sido el propio hombre fuerte del Reino, Mohamed Bin Salman (MBS), quien ha confirmado esta posibilidad. “Irán es un país vecino. Lo único que pedimos es tener una relación buena y distinguida con Irán. No queremos que la situación con Irán sea difícil”, señaló durante una entrevista emitida a nivel nacional con motivo del quinto aniversario del lanzamiento del programa Vision 2030.

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En lo relativo al país persa el príncipe heredero añadió: "Nuestro problema es el comportamiento negativo de Irán, desde su programa nuclear, hasta su apoyo a las milicias proscritas en la región, o su lanzamiento de misiles balísticos". Un tono muy diferente al que había usado años anteriores cuando llego a comparar al líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, con Adolf Hitler.

Durante la entrevista también hizo referencia a la relación con Estados Unidos, cuya buena sintonía ha sido puesta en duda con el cambio de Administración. Joe Biden, decidió congelar la venta de armas a Arabía Saudí por su implicación en la guerra de Yemen. Pero el golpe más duro fue la publicación de un informe de la CIA que responsabilizaba de forma directa a Bin Salman del asesinato del disidente Jamal Khashoggi.

MBS ha querido despejar todas estas dudas y durante la entrevista subrayó que "estamos más del 90% de acuerdo con la Administración Biden cuando se trata de los intereses saudíes y estadounidenses, y estamos trabajando para fortalecer estos intereses", a lo que añadió "no hay duda de que Estados Unidos es un socio estratégico".

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A lo largo de la entrevista Bin Salman además de aclarar aspectos trascendentales de la política exterior del país árabe, también hizo referencia a las reformas que se están llevando a cabo en el Reino e hizo hincapié en la fuerte dependencia de la economía del país en el petróleo.

“El petróleo ha apoyado en gran medida la economía del Reino durante muchos años, pero seguir dependiendo de él afecta al futuro, y hay enormes oportunidades en Arabia Saudí fuera del sector petrolero”. Es por ello que Arabia Saudí planea vender participaciones de la petrolera estatal Aramco a inversores extranjeros como parte de los esfuerzos para atraer inversión extranjera al sector energético y reducir la dependencia de éste.

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