El rey ha demostrado su confianza en la actual política exterior del Reino

Mohamed VI responde a las críticas con la confirmación de Nasser Bourita

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Justo un mes después de las elecciones en Marruecos, el rey Mohammed VI ha anunciado el nuevo Gobierno que hará frente los próximos cinco años a todos los frentes que el Ejecutivo de Saadeddine Othmani ha dejado abiertos. No obstante, la estructura del nuevo equipo de Gobierno no ha sufrido demasiados cambios respecto al anterior, manteniendo las principales carteras bajo el mismo mando. Uno de los hombres fuertes de Mohamed VI, Nasser Bourita, ministro de Exteriores, había recibido críticas por su gestión de la diplomacia, pero el monarca mantiene su confianza en él y su labor al frente del ministerio.

Marruecos afronta una complicada situación de cara al exterior. La crisis migratoria con España, el asunto Ghali – que sigue dando mucho de qué hablar en el juzgado de instrucción número siete de Zaragoza – o la ruptura de las relaciones diplomáticas con Argelia, son algunos de los frentes más complicados a los que se enfrenta el reino alauí. Nasser Bourita ha sido el hombre clave a la hora de gestionar algunos de esos asuntos y, tras la confirmación por parte de Mohamed VI, lo seguirá siendo. Este gesto demuestra la importante figura de Bourita en un nuevo Gobierno plagado de tecnócratas liderado por Aziz Akhannouch.mapa-gas-marruecos-argelia-españa

El objetivo de mantener al ministro de Asuntos Exteriores, Cooperación Africana y Expatriados Marroquíes de Marruecos es asegurar unas buenas relaciones con España, Israel o Estados Unidos, entre otros. A pesar del momento que atraviesan los vínculos que unen la Península con Rabat, las relaciones han sido históricamente muy buenas entre ambos países y desde el Gobierno de Marruecos esperan que así siga siendo. No obstante, desde España se ve con temor la ruptura con Argelia con la mirada puesta en la llegada de gas a través del país de Mohamed VI.

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La confirmación de Bourita es, además de un mensaje para los críticos dentro del país, una clara apuesta para el futuro de las relaciones exteriores del Reino. Desde ciertos sectores esperaban un relevo en la cartera de Exteriores, pero la decisión de mantener el grueso del anterior Ejecutivo es una declaración de intenciones por parte de la monarquía que quiere llevar a cabo una transición paulatina evitando romper todo lo que ha ido construyendo el Partido de la Justicia y el Desarrollo durante los últimos diez años.

No obstante, no hay que olvidar que la labor del partido que ha ostentado el poder la última década le ha llevado a la irrelevancia política. La derrota ha sido demasiado profunda llegando al punto de que el predecesor de Akhannouch, Saadeddine Othmani, no ha logrado obtener su escaño, por lo que, de acuerdo con la Constitución marroquí, no podía si quiera ser propuesto para la reelección. La estrepitosa derrota de su partido dejaba opción a una reestructuración profunda del Gobierno que, finalmente, no se ha llevado a cabo, apostando por una línea continuista, aunque, eso sí, sin ningún islamista en el nuevo Ejecutivo.

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