La violencia de índole política deja paso al terrorismo yihadista

Mozambique: la violencia cambia de origen

AFP/ ROBERTO MATCHISSA - El presidente de Mozambique y el líder del FRELIMO (Frente de Liberación Mozambiqueño) Filipe Nyusi (izq.) posa con el líder de RENAMO (Resistencia Nacional Mozambiqueña), Ossufo Momadi

Cuando a principios de agosto se sellaba en Maputo el Acuerdo para el Cese de Hostilidades, el mundo celebró la posibilidad de que hubiera un nuevo futuro para Mozambique. El Frente de Liberación de Mozambique o FRELIMO, en el Gobierno, y la Resistencia Nacional Mozambiqueña o RENAMO, llegaban a un acuerdo que debería poner fin a varias décadas de enfrentamiento armado en el país. En el acuerdo se preveía también un cambio en la forma de elegir a los gobernadores provinciales, que dejarían de ser impuestos por el partido de gobierno – papel que desde 1994 ostenta en exclusividad el FRELIMO –. Con este cambio, se posibilitaba la elección de miembros del RENAMO en algunas de las regiones del centro y del norte del país, áreas donde su apoyo social ha sido tradicionalmente mayor. En el acuerdo se estipuló también la celebración de elecciones en otoño. Finalmente, el 15 de octubre del pasado año tuvieron lugar elecciones generales y legislativas en las que serían renovadas además las once asambleas provinciales. 

Los resultados finales, presentados ya de forma oficial a mediados de diciembre, dieron por ganador a Filipe Nyusi, líder del FRELIMO, por ostensible mayoría con más del 73% de los votos, tres veces más que los que obtuvo Ossufo Momade, líder del RENAMO. De forma similar se repartieron los representantes de la Asamblea de la República. El FRELIMO obtuvo el 70% de los votos y 184 diputados y el RENAMO, el 22% y 60 diputados. Los 6 escaños restantes irían a parar al Movimiento Democrático de Mozambique, el MDM. En las elecciones para las asambleas provinciales, a pesar de la posibilidad que presentaban para los ex rebeldes del RENAMO, no consiguieron ganar en ninguna, aunque sí obtuvieron cierta representación. En las 10 circunscripciones electorales, además de la capital Maputo, ganó el FRELIMO, obteniendo un total de 628 escaños de los 794 en juego, lo que supone hacerse también con los diez gobiernos provinciales al ser el partido más votado en todas ellas. El RENAMO y el MDM se quedaron con 156 y 10 escaños respectivamente. Parece obvio que, tras la repentina muerte del histórico dirigente del RENAMO Afonso Dhlakama en 2018, su sucesor, Momade, no ha sido capaz de mantener la unidad interna ni de igualar el carisma de su predecesor, lo que ha derivado en una clara reducción de su peso electoral.

Los partidarios del partido gobernante mozambiqueño FRELIMO (Frente de Liberación de Mozambique) asisten al último mitin de campaña de su partido antes de las elecciones generales del país, el 12 de octubre de 2019 en Matola

Ante estos pobres resultados del RENAMO, no dudaron en denunciar la existencia de fraude electoral junto a otros partidos de la oposición como el MDM. Los observadores internacionales, un total de 520 acreditados, incluidas las misiones de la Unión Africana y de la UE, han corroborado la existencia de irregularidades antes y durante la jornada de votación, además de sobre los procesos de recuento. El informe final de la Misión de Observación Electoral de la UE (MOE UE) se presentó el pasado 12 de febrero. En él se detalla minuciosamente las deficiencias del proceso electoral, tanto durante el transcurso de la campaña, marcada por altercados y acciones violentas, como durante el propio proceso de votación en un importante número de los centros habilitados para el desarrollo de la jornada.

Asimismo, el informe incluye recomendaciones y propuestas de mejora para procesos futuros. A pesar de la denuncia de la oposición y de los comentarios de los diferentes observadores internacionales, el Consejo Constitucional manifiesta en su informe sobre los resultados electorales de finales de diciembre, que las irregularidades acaecidas durante el proceso electoral de mediados de octubre no habrían supuesto un cambio sustancial en los resultados de las elecciones. A la manipulación y la falta de independencia de organismos como la Comisión Nacional Electoral, se le debe añadir la injerencia de actores externos, principalmente rusos, cuyo papel en la propaganda y la desinformación han podido ser determinantes.

En esta foto tomada el martes 10 de septiembre de 2019 los partidarios de la oposición RENAMO asisten a un mitin electoral en Maputo

Pese al acuerdo de paz de este verano, la violencia en el país está lejos de acabar. Aunque es cierto que el proceso electoral provocó un repunte de la violencia durante el mes de octubre, la realidad es que el número de eventos violentos se venía manteniendo constante, habiéndose producido la muerte de 464 personas desde que se firmase el acuerdo entre ambas facciones políticas el pasado 6 de agosto. La diferencia estriba ahora en que FRELIMO y RENAMO han dejado de estar al frente de la mayoría de estos incidentes, pero ésta ha sido sustituida por la de otro actor. Desde hace poco más de dos años, el terrorismo yihadista se está haciendo hueco en el nordeste del país, lo que hace que los niveles de violencia, sobre todo en esta región de Cabo Delgado, se mantengan en niveles elevados. Al Ahlu Sunnah Wal Jammah, (ASWJ), el nombre con el que se denomina el grupo que opera en el norte de Mozambique, se le atribuyen más de dos centenares de acciones violentas desde que las dos partes del conflicto civil y político sellasen la paz.

Soldados del Ejército mozambiqueño patrullan las calles después de que se aumentara la seguridad en la zona, tras un ataque de dos días por parte de presuntos yihadistas

La tipología de los ataques es variada, desde emboscadas en carreteras hasta ataques a complejos militares, sin discriminar por tanto entre civiles y fuerzas del orden. La opacidad con la que el gobierno mozambiqueño está gestionando el deterioro de la región de Cabo Delgado, en la que ya había antecedentes de criminalidad relacionada con el contrabando, plantea, según la Iniciativa Global Contra el Crimen Organizado, la posibilidad de la existencia de una conexión entre cargos públicos y el narcotráfico que atrae esta zona costera. Al igual que en otras regiones del continente, la existencia previa de esta criminalidad ha permitido que grupos yihadistas puedan se asienten teniendo al alcance una fuente de ingresos. En los últimos meses, no obstante, ha sorprendido la entrada en escena del ISCAP, la rama de Daesh para la provincia de África Central. 

Mapa de Mozambique que muestra las zonas afectadas por la insurgencia islamista, los bastiones de la oposición RENAMO y los bloques de gas

A la opacidad del gobierno sobre la situación de Cabo Delgado, se le debe añadir el hecho de que el ASWJ no acostumbraba a reclamar la autoría de los ataques que se producían. Todo ello, hacía difícil realizar un seguimiento totalmente certero del origen de algunos de los incidentes violentos que se producían en el norte de Mozambique. Algo cambió en junio del pasado año, cuando el ISCAP reconocía la autoría de un ataque a una patrulla militar mozambiqueña. Desde entonces, la rama de Daesh se ha atribuido en torno a una treintena de ataques yihadistas en el país. Uno de los últimos tuvo lugar a finales de enero y supuso la muerte de 22 miembros de las Fuerzas Armadas de Mozambique. 

Aun y todo, la relación entre el ASWJ y el ISCAP sigue siendo vaga e incluso, el papel de este último en algunas de las acciones violentas es puesta en duda por algunos investigadores, pues consideran que se trata de un intento de fortalecer el papel y el relato de Daesh como actor global. De lo que no hay duda es de que el fenómeno yihadista en Cabo Delgado, se mantenga aún como algo local o tenga lazos ya consolidados con el ISCAP, es una realidad. Al terrorismo yihadista se le atribuye ya más de 600 muertes en esta zona costera, una cifra que obliga al gobierno de Filipe Nyusi a tomar medidas para atajar una situación que todavía parece geográficamente contenida. Para ello, el presidente mozambiqueño cuenta con el apoyo de la compañía Wagner, ligada al Kremlin, y que le estaría proporcionado apoyo militar en la lucha contra este creciente fenómeno en el norte del país. 
 

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