El Atleti gana jugando a lo que sabe. El Valencia se agarra a Mestalla. Malos tiempos para Klopp y Mourinho

Multichampions: el Atleti no llora y el Valencia se ahoga en Milán

REUTERS/SERGIO PÉREZ - Hinchas del Atlético de Madrid celebran después del partido entre Atlético Madrid y Liverpool de ida de octavos de la Champions
#Muchopolitano

El Metropolitano se va construyendo. Un estadio con los precintos puestos. Con cuerpo, pero sin alma. Muy lejos de todo lo que vivió el Vicente Calderón. De las noches de gloria a orilla del Manzanares a las noches de Champions junto a la M-40. Un partido de ida de octavos de final frente al campeón de Europa y a uno de los mejores equipos del momento. La afición respondió, iluminó con bengalas los accesos y el espíritu del río llegó al asfalto de San Blas. 

#LaLibretaDelCholo

El entrenador mejor pagado del fútbol español tenía que responder ante un partido como este. Un equipo de autor que esta temporada no encuentra el guion. El Liverpool era buen rival para demostrar que el Atlético también juega con escudo cuando falta el fútbol. Simeone hizo lo que le ha dado resultado los últimos ocho años. Marcar el primero y someter al rival a una defensa casi marcial. Sin errores, sin fisuras. Un sistema con riesgos y sin plan B que le ha pasado factura en grandes finales pero que le hace ir a Anfield con la cabeza alta. 

El entrenador del Atlético de Madrid, Diego Pablo Simeone
#Saúlfobia    

Saúl Ñíguez es de esos jugadores buenos para el fútbol. Bueno, muy bueno. Y que rinde al mismo nivel delante de un micrófono. Después de una victoria tan importante por la irregular trayectoria del equipo esta temporada se le ocurrió sacar el látigo y repartir. Se acordó de los que critican. De esos que enjuician al equipo cuando juega mal. Unos locos. Se acordó de la prensa, con la que no hace buenas migas. Y se acordó de su entrenador que cuando el equipo lo necesita le pone de lateral. Demasiadas fobias. Demasiado rencor. Aunque cada uno vive las victorias como quiere. 

Vitolo y Van Dijk pelean por el balón en el partido de ida de octavos de final de Champions entre Atlético Madrid y Liverpool
#Klopp

¿Quién nos iba a decir que Klopp también es un llorón? La típica lágrima de cocodrilo cuando las cosas no te han ido bien. Muy habitual en todo tipo de tácticas. Desde el continuo lamento de Mourinho en sus tiempos en el paraíso, al Guardiola que siempre tenía una excusa para gestionar la derrota. Klopp no se quejó por el planteamiento del Atleti. Protestó porque los rojiblancos perdían tiempo o estaban demasiado en el suelo. No dijo nada de que Simeone ideó un sistema para evitar que el Liverpool corriera. Balones al pie y los ingleses aturdidos por tener que jugar a un fútbol que no conocen. Luego llegaron las amenazas de que el partido no había terminado y del infierno de Anfield. 

Por cierto, para derribar esos mitos de un estadio centenario está Enrique Cerezo que se descolgó, casco de obra en mano, certificando el aluminosis de Anfield Road y calentando más la vuelta. Y lo hizo sin despeinarse, como siempre.

El entrenador del Liverpool Jurgen Klopp
#ParísValeUnaMisa

Con esa frase, el borbón Enrique IV se convirtió del protestantismo al catolicismo para poder reinar Francia. Algo así tendrá que hacer el PSG si quiere reinar en Europa. Convertir su juego doméstico en otra cosa cuando aterriza en la Champions. Todo un invierno dedicado a la Ligue 1, con rivales anodinos de fútbol grosero. Llegó el Dortmund con su fútbol alegre y su liga igual de competitiva que la francesa y se llevó el partido. Mbappé y un fornido Neymar no brillaron como se esperaba y habrá que esperar a la misa de vuelta en territorio teutón. 

#HaalandMadrid

Igual que en su día la moda fue Jovic, ahora la moda es Haaland. El noruego de 1,94 sale a gol cada cuarto de hora. No tardó el Dortmund en dar pasaporte a Paco Alcácer para hacerle hueco a este chaval. De momento, los 20 millones de fichaje y los 25 en bonus que se ha llevado su familia y el ilusionista Mino Raiola, están bien pagados. La proporción de goles que marque y los rumores que le lleven al Real Madrid son directamente proporcionales. Más complicado será que la bancarrota del Barça pueda pescar algo. Será un placer verle jugar la vuelta y poner contra las cuerdas al PSG.

#Atalantatatatatata

Como una metralleta marcaba goles el todopoderoso Atalanta. Una especie de Getafe, pero con juego alegre. De estos equipos que aparecen de vez en cuando por Europa. Como el propio Valencia de Cúper o aquel Leeds de Viduka o Ferdinand de principios de siglo. Fueron cuatro, pero pudieron meter seis. Sin un jugador destacado y con un sistema de atacar mucho y defender nada. Un infarto en el fútbol de Simeone.

El guardameta italiano del Atalanta Pierluigi Gollini (der.) desvía un disparo durante el partido de ida de octavos de Champions contra el Valencia
#Rodrigol

El Valencia llega justo de forma a este tramo de temporada. Superó la crisis de Marcelino. Celades se ganó al vestuario y el equipo se exprimió. En España tienen a tiro cerrar su presencia en Europa si son capaces de perder menos que los demás. En Europa dejan ver sus costuras sueltas. Las bajas condenan al equipo. Garay y Paulista son su columna vertebral unido a la habitual Rodrigodependencia. Bendito el día que no se fraguó su salida al Atléti ni al Barça. Jaume sigue ocupando una portería que le viene grande. Y sin porteros no se ganan partidos. 

#MEstalla

El típico y añejo juego de palabras con el campo del Valencia vuelve a sonar. El barrio de Mestalla se vestirá con sus mejores galas el 10 de marzo para intentar la remontada. Con las Fallas de fondo tocará remontar. Meter tres goles y no encajar ninguno. Hacer en la vuelta lo que no hiciste hace 20 días antes. Dicen que Klopp salió convencido de remontar cuando el Barça les metió aquel infausto 3-0. La razón se la dio el famoso 4-0 de Anfield. En el Valencia se escucha lo mismo. Si son capaces de fallar menos y defender mejor… todo es posible. 

José Mourinho, entrenador del Tottenham Hotspur
#LaSombraDeMourinho

No es precisamente alargada. Más bien es la sombra de lo que era. El portugués hace lo puede en el Tottenham. Su libreto está obsoleto y no quiere actualizarlo. Un gol de penalti del Leipzig le hace ir a Alemania a intentar jugar al ataque. Malos tiempos para la lírica portuguesa. 

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