El jefe de la diplomacia marroquí emprende una gira diplomática por Irak, Bahréin y Omán para granjearse nuevos apoyos sobre la cuestión del Sáhara

Nasser Bourita amplía el radio de la política exterior de Marruecos

photo_camera IMAGEN/MINISTERIO DE EXTERIORES DE MARRUECOS - Los ministros de Exteriores de Marruecos e Irak, Nasser Bourita y Fouad Hussein, firman en Bagdad dos Memorandos de Entendimiento

Nasser Bourita quiere ampliar el radio de la política exterior de Marruecos. Con este objetivo en mente, el jefe de la diplomacia marroquí emprendió durante el fin de semana una gira que le hizo recorrer Irak, Bahréin y Omán. Una agenda apretada con la mira puesta en conseguir nuevos apoyos para el reino alauí sobre la cuestión del Sáhara Occidental, pero también en reforzar la lucha antiterrorista y relanzar la cooperación económica con las acaudaladas monarquías del Golfo. 

Bourita aterrizó en Bagdad en la mañana del sábado en la primera visita de un ministro de Exteriores marroquí a Irak en 25 años. Se reunió con su homólogo Fouad Hussein y con el consejero de Seguridad Nacional iraquí, Kassem Al-Araji, que alabó después “la experiencia pionera de Marruecos en la lucha contra el terrorismo y el extremismo”. El diplomático marroquí tuvo tiempo de conversar con el presidente de la Cámara de Representantes, Mohamed Al-Halbouchi. 

En un acto que describió como “histórico”, Bourita protagonizó en compañía de Hussein la reapertura de la Embajada del reino en Bagdad, que llevaba 18 años cerrada tras el secuestro por parte de Al Qaeda de dos miembros del personal que trabajaba en el recinto. El suceso, sucedido en otoño de 2005, conmocionó a la sociedad marroquí y forzó a Rabat a trasladar su misión diplomática a la capital del vecino Jordania, Amán. Los dos secuestrados siguen en paradero desconocido. 

Nasser Bourita Bagdad

La reapertura marca el inicio de una nueva etapa en sus relaciones, que se enfriaron tras la caída del régimen de Sadam Husein y la aparición de Irán como un actor influyente en el país. El consejero de Seguridad Nacional iraquí espera que el restablecimiento de la Embajada dé pie a “una cooperación constructiva entre los dos países en los ámbitos de la seguridad, la inteligencia y el intercambio de información, con el fin de eliminar el terrorismo y lograr la estabilidad en la región y en el mundo”. 

Los ministros de Exteriores firmaron dos Memorandos de Entendimiento a nivel político y económico para sincronizar sus agendas en los próximos meses. “Se espera que acordemos una hoja de ruta para celebrar las reuniones necesarias y organizar visitas sectoriales entre los ministros implicados y los agentes económicos”, anunció Bourita en una rueda de prensa conjunta en la que no se concretaron fechas. 

Por su parte, Hussein, que ejerce también como viceprimer ministro en el Gobierno iraquí de Mohamed Shia Al Sudani, reiteró el apoyo de Bagdad a “la integridad territorial de Marruecos y a los esfuerzos de Naciones Unidas para alcanzar una solución definitiva sobre la cuestión del Sáhara”. Repitió las mismas palabras que ya pronunció en Marrakech durante una reunión bilateral en mayo del año pasado, en el marco de la Conferencia de la Coalición Global contra Daesh. 

Bourita Hamad bin Isa

Desde Bagdad, Bourita voló con dirección a Manama. En Bahréin le esperaba el rey Hamad bin Isa Al Jalifa. Después de conversar con el monarca, el ministro de Exteriores marroquí copresidió con su homólogo bahreiní, Abdulatif bin Rashid Al Zayani, la quinta sesión de la Alta Comisión Mixta, un encuentro que sirvió para que las partes ratificaran su intención de trabajar conjuntamente en los sectores de industria, turismo, agricultura, sanidad o educación, recoge la agencia estatal de noticias marroquí MAP. 

Las autoridades bahreiníes reiteraron además su apoyo a las tesis de Rabat para el Sáhara Occidental. Manama respalda el plan de autonomía bajo soberanía marroquí. De hecho, el país del Golfo abrió a finales de 2020 un consulado en la ciudad de El Aaiún, en el Sáhara controlado por Marruecos. La monarquía del Golfo matiza que la solución puesta encima de la mesa por el reino alauí debe estar en conformidad con la legalidad internacional y con las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y de la Asamblea General. 

Omán fue la última parada de la gira de Nasser Bourita. En Mascate acordó con su homólogo Badr bin Hamad Al-Busaidi la celebración de la próxima sesión del Comité Conjunto. No definieron una hoja de ruta específica ni concretaron fechas, pero aseguraron que se llevaría a cabo. Para Marruecos, granjearse el respaldo del sultanato es un objetivo prioritario en el Golfo. Y es que Omán juega un papel mediador crucial en la región gracias a sus fluidas relaciones tanto con los países del Consejo de Cooperación del Golfo como con Irán.

Bourita Omán

Por eso es llamativo el acercamiento de Bourita con un país muy próximo a Teherán, más allá de su papel de árbitro. Marruecos rompió sus relaciones con la República Islámica en mayo de 2018 después de acusar al régimen de los ayatolás de proporcionar armas y ayuda logística al Frente Polisario. Irán reconoce la soberanía de la autodenominada República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y es uno de los pesos pesados en Oriente Próximo y, más concretamente, en el Golfo, donde Marruecos quiere hacerse un hueco. 

La reciente visita del jefe de la diplomacia marroquí a la región puede significar un intento premeditado de Rabat por estrechar sus relaciones con los Estados árabes en un momento en que sus vínculos con quien ha sido hasta ahora su socio preferente, la Unión Europea, atraviesan un periodo delicado. El escándalo de sobornos del Qatargate en la Eurocámara, en el que Marruecos se ha visto salpicado, ha dañado los lazos políticos y comerciales que unían al reino alauí con Bruselas.  

Aunque en la capital comunitaria hay quien quiere cambiar la tendencia. El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, ya visitó a principios de enero Rabat para reunirse con Bourita. Y el próximo 20 de febrero será el turno del comisario de Política de Vecindad y Ampliación, Oliver Varhelyi. La Comisión Europea busca que la cooperación en materias importantes siga su curso habitual.  

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