La industria naval de España entra a formar parte del reducido grupo de naciones con capacidad para diseñar y construir sumergibles

Navantia presenta en sociedad el submarino no nuclear más avanzado del mundo

photo_camera PHOTO/CGA - El primer submarino español del siglo XXI ha sido bautizado “Isaac Peral”, en homenaje al marino español que a finales del siglo XIX fue el inventor del submarino torpedero

En la factoría de Cartagena del astillero Navantia se ultiman los detalles para presentar en sociedad a escala mundial al que está llamado a ser el primer submarino de nueva generación de propulsión no nuclear de la Armada española, el S-81 “Isaac Peral”.

La ceremonia tendrá lugar en la mañana del jueves, 22 de abril, y estará presidida por el rey Felipe VI, al que acompañarán la reina Leticia y sus dos hijas, la infanta Sofía y la princesa de Asturias. La princesa Leonor será la madrina del nuevo buque de guerra, que ha sido bautizado en homenaje al marino español que a finales del siglo XIX fue el inventor del submarino torpedero. 

El S-81 es el cabeza de serie de los cuatro sumergibles de la clase S-80, cuya concepción, diseño, desarrollo y construcción se ha practicado en su totalidad en España. Han sido proyectados como un instrumento de la soberanía nacional, vector de disuasión y para ejecutar misiones de guerra antisubmarina, acciones contra buques de superficie, protección de fuerzas navales y minado ofensivo.

La ministra de Defensa, Margarita Robles, visitó el 30 de marzo la base de la Flotilla de Submarinos, en el arsenal militar de Cartagena, para conocer el adiestramiento de la dotación del S-81. En la imagen, junto al Jefe de Estado Mayor de la Armada, almirante general Antonio Martorell

Para Navantia, los S-80 suponen un enorme salto tecnológico, ya que a su condición de contratista principal suma la de autoridad técnica de diseño, papel que ejerce por primera vez y que sitúa a la industria naval nacional entre el pequeño grupo de países al que solo pertenecen Alemania, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, Japón, Reino Unido, Rusia y Suecia

Las restricciones por la COVID-19 han limitado la presencia de autoridades, entre las que estarán la ministra de Defensa, Margarita Robles; el presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras; el jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante Teodoro López Calderón; el jefe de Estado Mayor de la Armada, almirante Antonio Martorell; y el recién nombrado presidente del astillero público, Ricardo Domínguez. La ceremonia que Navantia califica “de puesta a flote” se producirá “en seco”, sin que el sumergible llegue a tocar el agua.

Desde los seis tubos lanzatorpedos de proa se podrán disparar misiles UGM-84L Harpoon Block II en la versión denominada “encapsulada”. También los misiles crucero UGM-109 Tomahawk, pero por el momento no se cuenta con ellos para armar a los nuevos submarinos
Desarrollado con procesos de la NASA

El contacto con del “Isaac Peral” con el Mediterráneo se producirá en los siguientes días mediante un dique flotante inundable. A continuación comenzará una exhaustiva campaña de comprobaciones en puerto, a la que seguirán las pruebas de mar de navegación en superficie, que están programadas a partir de principios de 2022. Las actividades del S-81 continuarán con la campaña de inmersión hasta alcanzar la cota máxima próxima a unos 300 metros. El horizonte de su entrega oficial a la Armada se sitúa a comienzos de 2023 y su entrada en servicio en el segundo semestre del citado año.

El programa S-80 es el mayor reto tecnológico que afronta el sector naval de la industria nacional de defensa. Para hacer realidad la nueva familia de submarinos, la factoría de Cartagena se ha certificado de acuerdo con la norma PECAL 2310 que rige la industria aeroespacial de defensa. Identificado en 2012 un desvío de pesos en la estructura, Navantia ha utilizado la metodología de ingeniería de sistemas que la Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA) aplica al desarrollo de satélites, capsulas espaciales y lanzadores para redefinir el proyecto, que en 2016 fue aprobado por el ministerio de Defensa.

Con una dotación de tan solo 32 marinos ‒la mitad de la tripulación de los S-70‒ el gran nivel de automatización de la clase S-80 permite operar los sistemas de navegación, propulsión, generación de energía, mástiles y periscopios incluso de forma remota. La imagen recoge el adiestramiento en un simulador

Con un presupuesto de 3.907 millones de euros, los submarinos de la clase S-80 son los de mayores dimensiones y peso jamás construidos en España, a la vez que cuentan con una firma acústica y magnética muy reducida. Su desplazamiento en inmersión es de alrededor de 3.000 toneladas, casi el doble del S-74 “Tramontana”, el último submarino español construido en el siglo XX, puesto a flote en 1985 ‒hace 36 años‒ y el único de la Flotilla de Submarinos de la Armada que se encuentra en servicio. 

La eslora del S-81 es de 80,8 metros y su diámetro máximo o manga de 7,3 metros, un 20% de mayor longitud y un 7% más ancho que el S-74. En su interior tienen cabida un total de 180 sistemas distintos que aportan un alto grado de automatización. La mayor parte están interconectados mediante un cableado que totaliza 60 kilómetros, longitud con la que es posible rodear el barco cerca de 700 veces.

En cuanto a sistemas de armas a bordo, fuentes de la Armada han confirmado que el “Isaac Peral” y sus hermanos estarán dotados con torpedos pesados alemanes Atlas DM2A4 y misiles Boeing UGM-84L Harpoon Block II en la versión denominada “encapsulada”. Los Harpoon tienen un alcance del orden de los 150 kilómetros y su disparo se efectúa desde los seis tubos lanzatorpedos de proa mientras el submarino está sumergido. Por el momento “no existen previsiones para contar con misiles crucero de ataque a tierra Raytheon UGM-109 Tomahawk”. No obstante, los ingenieros han habilitado “una reserva de espacio y peso para incorporar el sistema de mando y dirección de tiro de los Tomahawk”, cuyo alcance es superior a 2.000 kilómetros.

La ceremonia “de puesta a flote” se producirá “en seco” el día 22 de abril, sin que el submarino llegue a tocar el agua. En los siguientes días, mediante un dique flotante inundable, comenzará la campaña de pruebas en puerto, de navegación en superficie y en inmersión, hasta su entrega oficial a la Armada a principios de 2023
Tres mil toneladas manejadas por 32 marinos

La Armada ya ha decidido los nombres de los restantes tres buques de la serie, todos ellos dedicados a marinos españoles que fueron pioneros de la navegación submarina. Los tres se encuentran en distintas fases del proceso de fabricación en los amplios talleres de la factoría de Cartagena, la sede de Navantia especializada en la construcción de submarinos.

El segundo de la serie es el S-82 “Narciso Monturiol”, en el que ya se trabaja en el casco exterior hidrodinámico, la estructura que es visible y cuyas formas están diseñadas para facilitar el desplazamiento del barco, tanto en superficie como en inmersión. En el S-83 “Cosme García” se ha concluido la estructura interior del casco, con forma de cilindro y de acero de alta resistencia, que en algunas zonas clave utiliza titanio, materiales imprescindibles para soportar las altas presiones a gran profundidad. El último de la serie es el S-84 “Mateo García de los Reyes”, en el que los operarios e ingenieros están dedicados a instalar las cuadernas interiores del casco.

El S-74 “Tramontana” es el último submarino español construido en el siglo XX. Puesto a flote en 1985, es el único de la Flotilla de Submarinos que se encuentra en servicio. La ministra de Defensa, Margarita Robles lo visitó en julio de 2018

La clase S-80 será hibrida y dispondrá de capacidad para navegar con tres modalidades de propulsión: diesel-eléctrica, eléctrica con baterías y la conocida como independiente del aire o AIP (Air Independent Propulsión), que aporta gran sigilo en inmersión. En esencia, la tecnología AIP consiste en reformar hidrogeno desde el bioetanol, introducirlo en una pila de combustible con la adición de oxígeno y obtener una corriente continua para alimentar las baterías del submarino de forma anaeróbica.

Sin embargo, el S-81 no contará todavía con la opción AIP, ya que su desarrollo a cargo de Navantia-Abengoa quedó ultimado cuando el casco interior del submarino ya estaba cerrado. El primer AIP operacional se integrará en el S-83 ˗cuya botadura está prevista para 2024˗ y un año más tarde en el S-84. El AIP se instalará en el S-81 y en el S-82 en su primera gran carena, cuando se someta a una revisión integral de sus equipamientos a bordo. Las empresas JALVASUB y la Fundación Cidaut trabajan en el llamado proyecto MEDUSA, que desarrolla una nueva pila de combustible totalmente nacional para instalar en los cuatro submarinos.

El Ministerio de Defensa aprobó en julio de 2016 la Revisión Crítica de Diseño y se dio por concluido el rediseño final del submarino. Dos años después, el Consejo de Ministros fijó en 3.907 millones de euros el techo de inversión en el programa S-80.

Otros equipos relevantes a bordo son el sistema de combate, el de control de plataforma y el integrado de comunicaciones, que permiten que la dotación se reduzca a tan solo 32 marinos ‒la mitad de tripulación de los S-70‒ y la posibilidad de embarcar 8 pasajeros adicionales. Sin embargo, el gran nivel de automatización de los S-80 permitirá que tan pequeña tripulación sea capaz de operar los sistemas de navegación, propulsión, generación de energía, mástiles y periscopios incluso de forma remota.

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