Nizar Baraka se hace con el control del Partido Istiqlal de Marruecos

Paco Soto

Pie de foto: Nizar Baraka, nuevo secretario general del PI.

Nizar Baraka, un importante dirigente del nacionalista Partido Istiqlal (PI) de Marruecos, se ha convertido en el hombre fuerte de esta formación con larga trayectoria histórica. Considerado como un hombre de consenso, Baraka, que pertenece a una familia de importantes políticos y es nieto del fundador del PI, Allal el Fasi, fue elegido secretario general del partido al obtener 924 votos de apoyo en el último Consejo Nacional del Istiqlal. 234 miembros del órgano dirigente del PI votaron en contra de Baraka. El gran derrotado de la votación fue Hamid Chabat. El exsecretario general, exlíder de la Unión General de Trabajadores de Marruecos (UGTM) y antiguo alcalde de Fez, se encontraba en la cuerda floja desde hace casi un año cuando provocó un incidente diplomático con Mauritania al cuestionar la soberanía de este país magrebí. Sus desafortunadas declaraciones fueron condenadas por el Rey de Marruecos, Mohamed VI, y varios dirigentes políticos marroquíes, y desataron una crisis interna en el seno del PI. Un sector importante del partido criticó la gestión de Chabat y maniobró para destituirlo.

Nizar Baraka, ministro en dos ocasiones, desempeñó importantes funciones en el aparato del Estado marroquí. Su objetivo no es fácil: tratará de enderezar un partido que se encuentra en la oposición y atraviesa desde hace varios años un serio deterioro político y electoral. Al PI, conservador y de derecha, le pasa lo mismo que a la histórica Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP) en el campo de la izquierda. Los dos partidos son un pálido reflejo de lo que fueron en el pasado. Durante mucho tiempo, el Istiqlal, que desempeñó un papel de vanguardia en la lucha por la independencia de Marruecos, monopolizó la vida política local. Su declive empezó en 2011. En las elecciones legislativas de octubre de 2016 fue tercera fuerza política, y decidió quedarse en la oposición al Gobierno de coalición liderado por los islamistas del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD).

Pie de foto: Hamid Chabat, el gran derrotado del último Consejo Nacional de la formación nacionalista.

Un desafío complicado

El desafío de Nizar Baraka, de 53 años y economista de formación, es complicado. Los tiempos políticos han cambiado en Marruecos. La sociedad también. Baraka consiguió una amplia victoria en el último Consejo Nacional del PI frente al desprestigiado Chabat, pero le costará renovar un partido que es visto por muchos marroquíes, sobre todo por los jóvenes, como una reliquia del pasado y una pieza clave de un sistema político y social envejecido, burocratizado e injusto. “¿El nuevo secretario general plebiscitado conseguirá salvar los muebles?”, se preguntó un medio de comunicación local. La pregunta es pertinente. Un comentarista político vaticinó: “El Istiqlal es un partido envejecido, carece de atractivo para las nuevas generaciones. No creo que Baraka, que es un hombre de partido, se atreva a llevar a cabo una revolución interna en el PI. Lo más probable es que el PI siga vegetando. En el mejor de los casos, lo que podría hacer Baraka es frenar la decadencia política y electoral del partido”. En el seno del PI hay una enorme satisfacción por el cambio en la secretaría general del partido. Así lo expresaron dirigentes como Abdelouhad El Fassi, hijo del fundador del Istiqlal, Adil Benhamza, Abdellah Bekkali y Abdelkader Kihel. En la calle, la indiferencia de la población es total.

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