Más de 10.000 manifestantes han salido a las calles de Jartum exigiendo un Gobierno civil

Nuevas protestas antigolpistas en Sudán

photo_camera Demonstrations in Sudan

Miles de sudaneses han vuelto a marchar en varias ciudades del país protestando en contra del golpe de Estado militar del pasado octubre. En la capital del país, Jartum, 10.000 manifestantes ha frecuentado estas protestas que se han llevado a cabo con estrictas medidas de seguridad alrededor del palacio presidencial. Varios de estos manifestantes se enfrentaron en algunos lugares con las fuerzas de seguridad. Los agentes utilizaron en la capital gases lacrimógenos, balas de gomas y granadas aturdidoras para dispersar a los manifestantes. Estas protestas se saldaron con más de 40 heridos, según los servicios de emergencia.

Las marchas fueron convocadas por grupos a favor de la democracia, como la Asociación de Profesionales de Sudán y los llamados Comités de Resistencia, de gran importancia en el levantamiento contra Al-Bashir en 2019 y contra el actual Gobierno militar del país. Los manifestantes, la mayoría de ellos jóvenes, incendiaron neumáticos y bloquearon las principales carreteras de Jartum, según las imágenes en las redes sociales y los informes de The Associated Press. También hubo mítines en otros lugares como Qadarif y Port Sudan en el este y la región de Darfur, devastada por la guerra.

La principal demanda de estas protestas es la misma que las sucedidas durante todos estos meses: la destitución de los generales detrás del golpe de Estado, hacerlos responsables en “juicios rápidos y justos” y la entrega del poder a un Gobierno completamente civil y fuera del alcance de los militares.

Protestas en Sudán

Estas manifestaciones se llevan produciendo desde los seis meses que distan de cuando se produjo el golpe de Estado en Sudán el 25 de octubre del año pasado, cuando el Ejército sudanés tomó el poder terminando con cualquier posibilidad de transición democrática. El establecimiento de la Junta Militar y la destitución del primer ministro, Abdalla Hamdok, que consolidaron a los militares en el poder, han servido a los sudaneses a convocar protestas callejeras casi diarias que exigen el establecimiento de un Gobierno civil. Unas protestas que no se han producido de manera pacífica durante todo este tiempo, tanto es así que desde octubre la represión contra los manifestantes ha causado la muerte de más de 90 personas y miles de heridos, según los datos del Comité Central de Médicos de Sudán.

Precisamente, estas manifestaciones son especialmente simbólicas para los sudaneses ya que se producen cuando se cumple el tercer aniversario del inicio de la sentada frente al cuartel militar en Jartum que produjo, entre otras cosas, la destitución de Al-Bashir. Junto a ello, se cumple también el 37 aniversario del derrocamiento del presidente Jaafar al-Nimeiri de un golpe de Estado en 1985 tras un levantamiento popular.

Pero, ante esta situación política establecida tras el golpe, los gobiernos occidentales y las instituciones financieras mundiales no han quedado al margen. Unas de sus primeras medidas fue suspender su asistencia a Sudán con el objetivo de presionar a la Junta Militar para que dejen la entrada de civiles en el Gobierno. También el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Ned Price, instó el martes a los gobernantes militares de Sudán a permitir que las protestas pacíficas continúen “sin temor a la violencia”. 

Protestas en Sudán

Frente a estas medidas, el enviado de la ONU para Sudán advirtió también el mes pasado que el país africano se dirigía a “un colapso económico y de seguridad” si no se cambia el rumbo de la política de los militares militar establecida tras el golpe. También Naciones Unidas ha advertido de otras consecuencias para el pueblo sudanés como el riesgo de que se duplique el número de personas que padecen hambre severa en Sudán, debido a las malas cosechas, la crisis económica y la guerra de Ucrania.

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