Nuevo accidente de un Boeing 737: esta vez en Etiopía

Henar Hernández Álvarez

Pie de foto: Un Boeing 737 MAX, realiza su vuelo de demostración en el Paris Air Show, en Le Bourget, al este de París, Francia. Photo: AP Photo/Michel Euler.

Las primeras repercusiones tras el accidente aéreo del Boeing 737 MAX 8 de Ethiopian Airlines que cubría la ruta entre Adís Abeba y Nairobi con 157 personas a bordo, todas fallecidas, entre ellas dos españolas: una cooperante gallega, Pilar Martínez, y un ingeniero químico catalán, Jordi Dalmau; ocurrido en la mañana del domingo 10 de marzo no se han hecho esperar. Poco después del anuncio de la Administración de Aviación Civil China de suspender los vuelos de las compañías locales con aviones del mismo modelo que el de Ethiopian Airlines – Boeing 737 MAX 8 –, ha sido esta propia aerolínea la que también ha decretado el cese de sus operaciones con este tipo de aeronave.

En la práctica, esto se ha traducido en que tanto Etiophian Airlines como las compañías aéreas chinas que utilizan el tipo de Boeing siniestrado se han visto obligadas a dejar en tierra a toda la flota, lo que ha implicado la suspensión de todos los vuelos con ese modelo con efecto a partir de ayer, 10 de marzo. Asimismo, tanto las aerolíneas de Indonesia – Lion Air y Garuda Indonesia – como Cayman Airways, radicada en las Islas Caimán, y MIAT Mongolian Airlines, compañía aérea estatal de Mongolia, han suspendido las operaciones de los Boeing 737 MAX 8 que forman parte de sus flotas. 

Pero, ¿por qué se está poniendo en cuestión este modelo en concreto? El pasado 29 de octubre de 2018, el vuelo JT610 con un avión Boeing 737 MAX 8 perteneciente a Lion Air se estrelló en el Mar de Java cuando cubría la ruta Yakarta-Pangkal Pinang, en Indonesia. Además de que las dos aeronaves siniestradas – en Etiopía e Indonesia – son del mismo modelo, existen otra serie de similitudes que han hecho saltar las alarmas en el escenario de la aviación internacional: en primer lugar, los dos aviones contaban con poca trayectoria de vida útil, ya que el primer vuelo de Lion Air con el Boeing había sido en agosto de 2018, tan solo dos meses antes del accidente.

En el caso etíope, el primer vuelo registrado con la aeronave se había producido el 30 de octubre de 2018, es decir, solo 4 meses antes del siniestro. En este punto, es necesario recalcar que el modelo Boeing 737 MAX fue lanzado en el año 2011, se empezó a producir en el año 2014 y en 2017, de la mano de la aerolínea malasia Malindo Air, operó su primer vuelo comercial. Esto significa que este tipo de aeronave solo lleva en funcionamiento dos años en todo el mundo, un periodo de tiempo breve si se considera que la vida útil de un avión ronda entre los 20 y los 25 años. Por otro lado, la denominación de 737 MAX 8 hace referencia a una serie especial de los 737 MAX que puede albergar en su interior un máximo de 210 asientos, en comparación con los MAX 7 (172 asientos), los MAX 9 (220 asientos) y los MAX 10 (230 asientos).

En segundo lugar, otra de las similitudes entre los dos accidentes es relativa a que ambos se han producido a pocos minutos de despegar, en concreto, el de Lion Air se precipitó sobre el Mar de Java a los 12-13 minutos de vuelo; mientras que con el de Ethiopian Airlines se perdió el contacto a los 6 minutos del despegue.

A la espera de que se esclarezcan las causas del accidente de Ethiopian Airlines – ya se ha recuperado la caja negra– el informe preliminar de la investigación del caso Lion Air publicado en noviembre del año pasado reveló que el siniestro se había producido por un fallo en el sensor del ángulo de ataque, que mide el ángulo entre las alas y la dirección relativa del viento, que puede ser entendida como la trayectoria del avión. En esta línea, tres días antes del siniestro, se registraron 6 problemas técnicos en la aeronave sobre la velocidad del aire y los dispositivos encargados de la información sobre la altitud del avión, por lo que el sensor fue reemplazado justo un día antes del vuelo JT610.

Sin embargo, el informe muestra que siguió dando problemas durante dicho vuelo. En concreto, el sensor estaba realizando lecturas incorrectas de la altura de la aeronave, detectando que esta había entrado en pérdida e inclinando de forma automática – debido al sistema MCAS o Maneuvering Characteristics Automation System que llevan incorporado los Boeing 737 MAX – el morro del avión para evitar que el avión siguiera perdiendo altura. Estas inclinaciones se produjeron entre 20 y 30 veces, y los pilotos intentaron compensar estos descensos de la altura del avión hasta que no pudieron controlarlo más y se estrelló en el Mar de Java. Es lo que se ha denominado “la fatal lucha entre el hombre y la máquina”. En cualquier caso, para confirmar esta posible causa del accidente, habrá que esperar a que se publique el informe definitivo, previsto a lo largo de este año.

A esto se suma que, en noviembre de 2018, tanto la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos – FAA, por sus siglas en inglés – como la propia Boeing, emitieron comunicados alertando de un posible fallo de seguridad en el sensor del ángulo de ataque que podría provocar dificultades a los pilotos para controlar el avión, generando pérdida de altitud y llegando incluso a producirse un impacto sobre el terreno.

Si se tienen en cuenta todos estos factores – dos accidentes del mismo modelo de aeronave en tan solo 6 meses posiblemente provocados por un fallo técnico sobre el que ya se había avisado – Boeing puede encontrarse a las puertas de sufrir una crisis institucional y económica por la suspensión de las operaciones de este modelo por parte de las compañías aéreas. Esto también podría afectar a los más de 4000 pedidos de este modelo que ha recibido Boeing por parte de más de 100 aerolíneas (el Boeing 737 es la aeronave comercial más vendida del mundo) como la propia Ethiopian Airlines, que actualmente está esperando una veintena de aviones, u otras como American Airlines, Air China, Air Europa, Turkish Airlines o Ryanair. De momento, antes de la apertura de Wall Street esta mañana, los inversores preveían que las acciones de Boeing se desplomaran un 10%. 

Más en Economía y Empresas