Siete de las víctimas eran soldados. El bombardeo, que ha tenido lugar en la región de Idlib, tensa las relaciones entre Ankara y Moscú

Ocho ciudadanos turcos muertos en un ataque de la artillería siria

photo_camera AFP/OMAR HAJ KADOUR - Una columna de humo que se eleva en la aldea siria de Al-Nayrab, a unos 14 kilómetros al sudeste de Idlib durante los bombardeos de las fuerzas gubernamentales sirias y sus aliados

La tensión en el norte de Siria aumenta por momentos. La ofensiva desencadenada por Bachar al-Asad continúa generando un gran impacto en la región de Idlib, que está considerada como el último foco de resistencia seria contra el régimen de Damasco. 

El último episodio de esta campaña puede erosionar todavía más el entendimiento entre los distintos actores con intereses sobre el país. Unidades de artillería de Al-Asad han lanzado un ataque aéreo contra un puesto de las Fuerzas Armadas turcas al oeste de la ciudad de Saraqeb. El balance humano del bombardeo todavía no está cerrado. Por el momento, ha causado la muerte de siete soldados y un civil de nacionalidad turca, según ha informado el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Al menos cinco personas más están heridas. 

Vehículos militares turcos se dirigen en convoy al sur de la provincia de Idlib. El comienzo de las actividades turcas en territorio sirio data de finales de 2017

En cuanto se tuvo noticia del ataque, el Gobierno de Erdogan, por medio del portavoz de Presencia Ibrahim Kalin, advirtió de que los responsables “pagarían por la sangre de los soldados”. La respuesta táctica de Ankara, en efecto, no se ha hecho esperar. Unidades turcas han bombardeado hasta cuarenta posiciones del Ejército sirio, según la agencia de noticias rusa TASS. El número de víctimas varía dependiendo de la fuente que se consulte. El Ministerio de Defensa turco habla de 30 a 35 bajas en las filas del régimen entre muertos y heridos. Las agencias oficiales sirias, por su parte, niegan que haya habido víctimas. En un término medio, el Observatorio Sirio de DDHH estima la cifra de víctimas en trece: ocho en Idlib, tres cerca de Latakia y dos cerca de Hama. 

Este intercambio constituye un desarrollo bastante poco habitual en la guerra de Siria. Aprovechando la retirada de tropas de Estados Unidos, Ankara ha realizado diversas operaciones en las provincias más septentrionales de Siria con el objetivo principal de minar la acción de las milicias kurdas, consideradas como grupos terroristas por Turquía. Igualmente, ha contribuido a la financiación de grupos terroristas opuestos a Damasco, como el antiguo frente Al-Nusra -ahora, Jabhat Fateh al-Sham-, la rama de Al-Qaeda en el país, según informes de la comunidad de inteligencia de Washington. 

Aunque tanto Ankara como, por supuesto, Damasco han tenido efectivos desplegados sobre el terreno, rara vez sus tropas se han enfrentado en combates directos. La mayor parte de las acciones se han realizado a través de actores interpuestos, fundamentalmente de milicias o grupos terroristas afines.

Un avión de combate sirio sobrevuela la región de Idlib
El papel de Rusia

En esta complicada ecuación, también está metida Rusia. Moscú respalda, desde el punto de vista de la logística y del armamento, al régimen de Al-Asad. De hecho, el apoyo de su aviación ha sido de gran importancia en el curso de los últimos meses de conflicto. Turquía y Siria, por tanto, apoyan a bandos distintos

Sin embargo, han tratado de coordinar sus acciones en la medida de lo posible para evitar escaladas de violencia que empeoren la situación. Un ejemplo claro de ello es el llamado proceso de Astana, donde los dos países han sido ejes muy destacados de las conversaciones para establecer zonas seguras y treguas temporales.

Esta vez, no obstante, parece que los compromisos no se han respetado. El Kremlin ha acusado a las autoridades turcas de no haber avisado con tiempo de su operación de respuesta sobre las posiciones del Ejército sirio. Ankara lo ha negado. “Turquía ofrece información periódica e instantánea a Rusia. También se proporcionó información en este último incidente. […] Los mecanismos actuales fueron operados como de costumbre”, ha escrito en su cuenta oficial de Twitter Ömer Çelik, portavoz de AKP, el partido político Recep Tayyip Erdogan. 

La tensión ha ido creciendo a medida que Al-Asad ha ido intensificando su ofensiva sobre la región de Idlib, la única de toda Siria que todavía no tiene bajo su control. Allí, distintas milicias apoyadas por Ankara retienen la capital y las zonas de los alrededores. Mientras las tropas oficialistas se aproximan, cientos de miles de civiles huyen hacia la frontera turca, donde hay ya más de tres millones de refugiados. Erdogan ya ha manifestado que será muy complicado para su país acoger nuevos flujos masivos.

El ministro de Defensa turco Hulusi Akar llega al Centro de Coordinación de Mando cerca de la frontera con Siria

Estos días, el presidente se encuentra de visita oficial en Ucrania para estrechar sus lazos con Volodimir Zelenskiy Tradicionalmente, se considera a Ucrania y Rusia como dos rivales en materia geopolítica, especialmente desde la anexión de Crimea y la guerra en el Donbás. Erdogan estaba acompañado, entre otros, por el titular de Defensa Hulusi Akar. Sin embargo, el ataque ha obligado al ministro a interrumpir su agenda y a trasladarse a la frontera con Siria. 

La reunión con las máximas autoridades de Kiev coincide con un momento en el que las relaciones entre Moscú y Ankara no atraviesan su mejor momento. A pesar del acercamiento reciente entre ambas potencias -inauguración del gasoducto TurkStream, adquisición por parte de Turquía de misiles S-400-, el desarrollo de los conflictos en Siria y Libia ha mermado, en parte, esos vínculos. En el país norteafricano, Turquía ha enviado tropas para apuntalar el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA, por sus siglas en inglés) de Fayez Sarraj, mientras que mercenarios rusos combaten junto al Ejército Nacional Libio (LNA) del mariscal Jalifa Haftar.

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