El país norteafricano privatizará 32 empresas públicas para adaptarse a las exigencias del FMI

Ola privatizadora en Egipto

photo_camera AFP/AMIR MAKAR - Distrito de Garden City, en el centro de El Cairo, la capital egipcia, el 27 de octubre de 2022

Emiratos y Arabia Saudí con protagonismo en el proceso privatizador egipcio.

Egipto privatizará 32 empresas públicas y venderá sus acciones a inversores relevantes de cara a cumplir con las exigencias del Fondo Monetario Internacional (FMI) y evitar la aguda crisis económica que atraviesa la nación presidida por Abdel Fattah al-Sisi. 

La libra egipcia ha perdido desde el mes de marzo el 50% de su valor y desde el Gobierno se buscan las soluciones para evitar continuar con este ahogamiento en los abismos financieros. Uno de los salvavidas previstos por el Estado egipcio es el de la venta de activos empresariales nacionales a inversores privados. La privatización se abre camino y navega de esta forma por las procelosas aguas del Nilo. El reto es desarrollar el sector privado en Egipto, el cual casi no tiene presencia actualmente.

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Esta acción privatizadora tiene una doble vertiente, por un lado, se pierden activos de propiedad nacional, lo cual se puede ver como algo negativo, pero, por otro lado, se libera al Estado de la carga económica que supone mantener estas entidades públicas. 

“32 empresas cotizarán en la Bolsa, serán vendidas a un inversor estratégico, o ambas cosas, dentro de un año, a partir de este primer trimestre de 2023 y hasta el primer trimestre de 2024”, señaló el primer ministro egipcio, Mostafa Madbouly. “El Estado saldrá de forma gradual y definitivamente de siete sectores”, explicó Madbouly, sin profundizar más en el asunto. 

Dentro de las compañías estatales para privatizar se incluyen tres bancos: Banque du Caire, The United Bank y Arab African International Bank, así como empresas aseguradoras, eléctricas, energéticas, hoteleras, industriales y agropecuarias, además de organismos ligados al Ejército.

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El FMI en el horizonte

Detrás de esta estrategia de El Cairo está el Fondo Monetario Internacional. El FMI es una entidad cuyo objetivo es lograr un crecimiento y una prosperidad sostenibles para cada uno de sus 190 países miembros. Con esa finalidad, respalda políticas económicas que promueven la estabilidad financiera y la cooperación monetaria, que son esenciales para la productividad, la creación de puestos de trabajo y el bienestar económico. El FMI es administrado por los países miembros, a los cuales les rinde cuentas.

Este organismo tiene tres misiones críticas: promover la cooperación monetaria internacional, alentar la expansión del comercio internacional y del crecimiento económico, y desalentar políticas que vayan en perjuicio de la prosperidad. Para cumplirlas, los países miembros colaboran entre sí con otros organismos internacionales a fin de mejorar la vida de la población.

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El FMI promueve la estabilidad financiera internacional mediante las siguientes vías:

  • La supervisión, que consiste en el seguimiento de la evolución económica y financiera de los países, y asesoramiento correspondiente.
  • La asistencia financiera, que busca préstamos y otras ayudas para los países miembros. 
  • El fortalecimiento de las capacidades, mediante la asistencia técnica y capacitación para ayudar a los gobiernos a poner en práctica políticas económicas sólidas.

El FMI aprobó un préstamo de 3.000 millones de dólares para Egipto durante los próximos 46 meses, del este dispondrá de un desembolso inmediato de 347 millones de dólares. El Cairo llegó a un acuerdo con el FMI a finales de 2022 para obtener un nuevo préstamo y empezar a resolver su crisis económica. Pero esto supone una contraprestación en forma de medidas y directrices que debe cumplir para poder disfrutar de esta asistencia. Para acceder a esto, Egipto contrajo el compromiso de flexibilizar su moneda, promover la competitividad y tocó el punto candente de privatizar un gran número de empresas públicas estatales. 

El objetivo del plan es reducir la deuda pública y la carga que soporta el Estado egipcio. El propio presidente de Egipto, Abdel Fattah al-Sisi, mostró su apoyo al proceso privatizador y al ofrecimiento de las empresas públicas al sector privado. Al-Sisi manifestó que el Estado no tiene problemas en cuanto a que las empresas públicas estén disponibles para la privatización. “Lo confirmo para que llegue a todo el mundo y al sector privado y a quien esté dispuesto a entrar en asociación con el Estado en sus instituciones o empresas", afirmó el presidente egipcio, como informó la agencia EFE. 

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Aunque hay líneas rojas en este proceso privatizador. Una de ellas es el famoso Canal de Suez, por el que transita el 12% del comercio marítimo mundial. Egipto no quiere privatizar esta infraestructura a pesar de los rumores surgidos sobre la concesión por 99 años de la gestión de esta vía a un inversor extranjero. 

La oficina de prensa del Consejo de Ministros desmintió en un comunicado estas informaciones y ratificó que el Canal de Suez “seguirá siendo propiedad total del Estado egipcio y sujeto a su absoluta soberanía”, destacando que todo el personal de la Autoridad del Canal de Suez, incluidos los empleados, técnicos y administradores, son ciudadanos egipcios, una situación que seguirá siendo así. En este sentido se pronunció también el jefe de la Autoridad del Canal de Suez, Osama Rabie, quien rechazó cualquier cambio respecto a lo establecido actualmente. 

Así, se busca reconducir la situación nacional después de que, en los últimos diez años, la deuda egipcia aumentase de 43.000 millones a 160.000 millones de dólares en los últimos meses. 

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El espejo británico

Egipto ha tenido vínculos importantes con Reino Unido. El Imperio Británico y el Otomano se enfrentaron durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), fue entonces cuando los británicos instauraron un protectorado entre 1914 y 1922, conocido como el Sultanato de Egipto. A partir de ahí, apareció el Reino de Egipto, que fue el primer Estado moderno egipcio entre 1922 y 1953. El Reino fue creado en 1922 cuando el Reino Unido le concedió la independencia a Egipto, hasta entonces una colonia de facto, con el fin de reprimir el creciente nacionalismo. Con el aumento del sentimiento nacionalista, el Reino Unido reconoció formalmente la independencia de Egipto en 1922, y el sucesor de Husayn, el Sultán Fuad I, sustituyó el título de Sultán a Rey. 

Un siglo después, Egipto se mira en el espejo de Reino Unido, que llevó a cabo un proceso privatizador de grandes dimensiones también para convertirse en la potencia económica que es ahora. Cuando Margaret Thatcher llegó al poder en 1979, la nación británica estaba experimentando condiciones similares a las egipcias y desde el país norteafricano parece que se quiere seguir la misma senda para salir de la crisis y tener un porvenir más próspero. 

Reino Unido padecía problemas de inflación y de fuerte alza de los tipos de interés al tener problemas importantes como el de una alta deuda pública y un sector público desmedido que significaba un gran coste y generaba pocos ingresos para las arcas.  

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El sector público abarcaba muchos ámbitos, desde los servicios básicos hasta las grandes industrias, pasando por la siderurgia y el sector energético. Los sindicatos o “trade unions” tenían un gran poder y significaban un foco de enfrentamiento al Gobierno y de agitación a través de protestas para mantener su estatus y derechos. En ese momento llegó el tijeretazo de Thatcher contra el sector público y ahora Egipto sigue el ejemplo. 

La gestión de Thatcher fue objeto de muchas críticas, pero esta estrategia condujo a Reino Unido a establecerse como una potencia económica. Ahora, con sus limitaciones, el Gobierno egipcio emprende el camino privatizador, aunque de manera más cautelosa que los británicos hace más de 40 años, mediante la venta de “participaciones” en 32 de las empresas públicas del país norteafricano, que no son de las principales que hay. Se trata de compañías secundarias y el procedimiento será de un menor nivel respecto a lo que hizo en su día la Administración Thatcher. 

Egipto quiere seguir en parte el ejemplo de estabilidad económica y progreso que determinó Reino Unido en su momento. 

Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos presentes

El Golfo ha puesto su mirada en Egipto y en la oferta de empresas y activos públicos en los que se puede invertir dentro del proceso privatizador abierto. Aquí, Arabia Saudí, la gran potencia económica de Oriente Medio, y Emiratos Árabes Unidos, con un gran peso financiero también, tienen una gran importancia. Las compras previstas por parte de estos países del Golfo favorecerán el proceso privatizador egipcio. La venta de participaciones en 32 empresas como parte de los planes privatizadores egipcios ha despertado el interés de los países del Golfo que buscan entrar en estas empresas, algo que para diversos expertos es beneficioso para ambas partes. Según los analistas, esta entrada de capital privado en el sector público de Egipto favorecerá la competencia y dará vigor a la estancada economía egipcia. 

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Egipto ve en naciones como Arabia Saudí y Emiratos opciones para tener en cuenta para salir de la crisis económica en la que el país está instalado. “Las inversiones del Golfo en Egipto durante el año pasado ayudaron a aliviar algunas de las preocupaciones financieras inmediatas de Egipto, antes de obtener más del FMI”, señaló James Swanston, economista de Capital Economics, como informó el medio Al-Arab. 

Estos países árabes ya han protagonizado movimientos de adquisición en Egipto con el Fondo Soberano de Abu Dabi (Holding ADQ) y el Fondo de Inversión Pública (PIF) saudí como protagonistas. Estas entidades inversoras han protagonizado ya 40 acuerdos que han significado una inyección de unos 3.100 millones de dólares para las arcas egipcias. 

Entre los acuerdos más destacados de los dos fondos se encuentra la compra conjunta de casi la mitad de las dos empresas de fertilizantes más grandes de Egipto, que son Abu Qir Fertilizers (41,5%) y Misr Fertilizers Production Company (45%).

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El Gobierno egipcio trata de dar facilidades para los inversionistas regionales de cara a que aumente el flujo de divisas y mejorar la situación financiera nacional. Uno de los movimientos recientes más importantes es la negociación del Fondo de Inversión Pública saudí para adquirir completamente The United Bank propiedad del Banco Central de Egipto, una de las tres entidades financieras cuyas acciones están programadas para ser ofrecidas en la Bolsa de Valores.

También, la petrolera estatal ADNOC Distribution anunció que completó la adquisición del 50% en TotalEnergies Marketing Egypt LLC. Esto supuso la entrada oficial del distribuidor petrolero más importante de Emiratos en el mercado egipcio. 

Por otro lado, cabe destacar que Dubái acogió esta semana la Cumbre Mundial de Gobiernos, con la participación del presidente egipcio, Abdel Fattah al-Sisi, quien destacó durante la sesión principal el papel de los países del Golfo para ayudar a Egipto a mejorar su situación económica. 

No se trata de dar ayudas directas. Ahora el objetivo es servir dinero a Egipto, pero a cambio de recibir otros activos y que se lleven a cabo reformas que estabilicen la situación económica egipcia. En esta línea, el ministro de Finanzas de Arabia Saudí, Muhammad al-Jadaan, señaló al medio Al-Arabiya durante el Foro Económico de Davos, que su país ha cambiado la forma de otorgar ayuda. “Solíamos ofrecer subvenciones directas y depósitos incondicionales… Ahora queremos ver reformas”, resaltó.

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