El Gobierno de Londres sufre un revés en su intento de levantar en suelo británico una industria de lanzamientos espaciales

Omán pierde su primer satélite en el fallido despegue inaugural desde el Reino Unido

PHOTO/Virgin Orbit - LauncherOne no ha podido inaugurar la capacidad soberana del Gobierno de Londres para efectuar misiones espaciales desde aeropuertos y pequeñas bases de despegue asentadas en el Reino Unido

El primer satélite del Sultanato de Omán no ha obtenido el empuje necesario para posicionarse en órbita alrededor de la Tierra, se ha quedado a menos de la mitad de camino y se ha precipitado sobre el océano Atlántico, al parecer entre las islas Canarias y la costa de África.

La pérdida del satélite ha frustrado las ilusiones del sultán Haitham bin Tariq ‒jefe del Estado de Omán, ministro de Defensa y comandante supremo de sus Fuerzas Armadas‒ que, con el satélite de observación de nombre Aman y del tamaño de una caja de zapatos, aspiraba a entrar en el reducido club de países árabes que cuentan con plataformas alrededor de la Tierra. Ahora no ha podido ser, pero cerca hay una segunda oportunidad.

En relación con el sector espacial de Omán, la compañía tecnológica española Indra, en el marco del plan Visión 2040 del Gobierno del país árabe, está implantando en la capital, Mascate, un centro de tratamiento e interpretación de imágenes satelitales para prestar servicios a los Ministerios de Defensa, Finanzas y al Instituto Nacional de Topografía (NSA).

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Centro de geointeligencia orientado a apoyar políticas públicas, reforzar la seguridad y la economía de Omán, lo consigue a través de “generar productos y servicios de alto valor añadido procedentes de cualquier satélite de observación, principalmente de los Sentinel de la constelación europea Copernicus”, aclara Domingo Castro, director de Sistemas de Defensa y Espacio de Indra. Los técnicos de Indra también han desarrollado software para recepcionar, tratar y analizar imágenes del satélite Aman, que ahora está en el fondo de las frías aguas atlánticas.

También están sumergidos los restos de otros ochos satélites, compañeros de viaje de Aman, enviados a la órbita terrestre por entidades privadas e instituciones gubernamentales civiles y militares de Estados Unidos y Gran Bretaña. Y también está bajo las aguas lo que queda del sistema de transporte LauncherOne, de 21,3 metros de longitud, el primer cohete lanzado al espacio ultraterrestre desde suelo británico.

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De la mano de Virgin y del británico Richard Branson

La misión espacial era el fruto de la cooperación entre la Agencia Espacial del Reino Unido (UKSA), la Real Fuerza Aérea británica (RAF), las autoridades de Cornualles y Virgin Orbit, una compañía de servicios de lanzamiento copropiedad del excéntrico y multimillonario hombre de negocios británico Richard Branson, de 71 años. 

Combinación de avión y cohete, el sistema LauncherOne pretendía inaugurar la ambición del Gobierno de Londres de tener capacidad soberana para efectuar misiones espaciales desde aeropuertos y pequeñas bases de despegue asentadas en Gran Bretaña. Pero se ha quedado en un intento fallido. No obstante, el director ejecutivo adjunto de la Agencia Espacial del Reino Unido (UKSA), Ian Annett, ha asegurado que “habrá más lanzamientos en los próximos 12 meses”.

No obstante, y pese a la pérdida completa de la misión, el vuelo ha sido calificado por las autoridades británicas como un “importante hito espacial” para el Reino Unido, que supone el nacimiento de una nueva industria espacial doméstica. De conseguirlo, Londres dispondrá de la completa cadena de valor del sector espacial, desde la fabricación de satélites hasta su posicionamiento en órbita desde territorio británico.

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Si el vuelo inaugural hubiese tenido éxito, habría dado credibilidad a las aspiraciones del aeropuerto espacial de Cornualles, que pretende convertirse en el principal centro de Inglaterra desde donde efectuar lanzamientos urgentes y low-cost de pequeños satélites comerciales de hasta 500 kilos. Incluso de satélites militares, para reaccionar ante situaciones de emergencia.

Pero este primer intento desde las islas británicas ha sido un fracaso, cuyas causas todavía son objeto de investigación. El hecho es que, a últimas horas de la noche del 9 de enero, un cuatrimotor Boeing 747 Jumbo modificado y bautizado “Cosmic Girl” de la compañía Virgin Orbit despegaba desde el aeropuerto británico de Cornualles ‒en el extremo sur de Inglaterra‒ para hacer realidad el primer vuelo espacial no tripulado desde las islas británicas.

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Londres lo volverá a intentar

Fijado bajo una de sus alas portaba un lanzador LauncherOne de dos etapas de propulsión, en cuyo interior estaban alojados nueve pequeños satélites, uno de ellos el de Omán, para ser posicionados en órbita a unos 500 kilómetros de altitud. 

Ya el 10 de enero, a las 00:08 hora peninsular española, cuando el 747 Jumbo ya se encontraba en la zona de lanzamiento situada al sur de las costas de Irlanda, los técnicos de Virgin Orbit a bordo del avión recibieron la orden de soltar el LauncherOne desde una altura de 35.000 pies ‒unos 10,7 kilómetros‒y se producía el lanzamiento efectivo.

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El motor de la primera etapa de propulsión ‒N3, de 327 kilo newton de empuje‒ funcionó de manera correcta y su encendido se prolongó durante los tres minutos previstos para describir una trayectoria de ascenso.

Pero algo ocurrió en el motor N4 de la segunda etapa ‒de 22 kilo newton‒, que debía impulsar el cohete durante seis minutos. Sin embargo, el LauncherOne inició una trayectoria de descenso cuando se encontraba a una altura en torno a los 245.000 pies, poco más de 74 kilómetros.

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El accidente de la madrugada del 10 de enero ha venido a representar un serio contratiempo para el Ejecutivo del nuevo primer ministro Rishi Sunak. También para el sultán Haitham bin Tariq y para Richard Branson, que confiaban en el éxito de la misión, porque de los cinco vuelos anteriores del LauncherOne en Estados Unidos, cuatro ‒dos en 2021 y otros dos en 2022‒ se habían saldado con éxito. Una Comisión de Investigación trabaja para determinar las causas del accidente y ponerles remedio.

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