Afganistán continúa colmando las noticias internacionales de todo el mundo. La estrepitosa retirada de los diplomáticos estadounidenses de la capital afgana, así como del resto de fuerzas extranjeras ha puesto en evidencia el rotundo fracaso de Occidente en el país centroasiático, incapaz de predecir la toma de Kabul por parte de los talibanes en un período de tiempo tan reducido. 20 años después de la caída del Emirato Islámico de Afganistán, los fundamentalistas vuelven al poder con mayor territorio bajo su control del que nunca tuvieron durante su anterior mandato entre 1996 - 2001.
Solo una zona resiste a la ofensiva talibán: el valle del Panjshir. Esta región es el bastión de la oposición por excelencia y es que tampoco pudo ser conquistado durante el anterior Emirato, y a día de hoy continúa resistiendo la ocupación de los islamistas. La provincia, situada entre las montañas de Hindu Kush, es conocida por sus defensas naturales. Asimismo, la zona, al igual que el movimiento de resistencia, está liderado por dos conocidas figuras que ya se han convertido en un símbolo contra los talibanes: Amrullah Saleh y Ahmad Massoud, quienes han hecho un llamamiento a los afganos para que tomen las armas y se enfrenten a los fundamentalistas.

Los talibanes, ante este fuerte foco de resistencia, anunciaron el domingo, que los dirigentes de esta provincia tenían aproximadamente tres horas para entregar las armas, informaba el canal Al Arabiya. Los fundamentalistas han adelantado que estarían preparando un ataque contra la provincia, pero un portavoz de los talibanes ha asegurado que antes de llevar a cabo la ofensiva, están negociando con los militantes de Panjshir “para evitar la guerra y el derramamiento de sangre”. "Hemos recuperado todas las áreas en Baghlan que antes estaban controladas por militantes", agregó el portavoz.
Ahmad Massoud, el líder del Frente de Resistencia Nacional, afincado en Panjshir, se ha erigido como la principal figura de la oposición y ha mostrado su determinación de encabezar un enfrentamiento armado contra los talibanes, si no consiguen llegar a un acuerdo que satisfaga a ambas partes. El portavoz de este movimiento, Ali Maysam Nazari, en declaraciones a AFP destacó que el "Frente de Resistencia Nacional está listo para un conflicto a largo plazo", pero aún pretenden negociar con los talibanes para que se establezca un “Gobierno inclusivo”.

“Los requisitos de un acuerdo de paz con los talibanes son la descentralización, un sistema que garantice la justicia social, la igualdad, los derechos y la libertad para todos", aclaró Nazari. Por su parte, el líder por excelencia del movimiento de resistencia, Ahmad Massoud, durante una entrevista al canal Al Arabiya, adelantó que "si los talibanes se niegan al diálogo, la guerra es inevitable". Massoud, insiste en las negociaciones con los talibanes para evitar un “derramamiento de sangre”, y en otra entrevista que concedía a Reuters volvía a hacer hincapié en esta idea: "queremos que los talibanes se den cuenta de que el único camino a seguir son las negociaciones ... No queremos una guerra”, insistía Massoud.
Asimismo, Massoud, hijo de Ahmad Shah Massoud apodado el “león de Panjshir”, uno de los principales líderes de la resistencia afgana antisoviética en la década de 1980, insistió que sus partidarios estaban dispuestos a luchar si los fundamentalistas intentaban invadir su provincia. "Quieren defender, luchar, quieren resistir ante cualquier régimen totalitario”, enfatizó Massoud. Los talibanes, por su parte, continúan las consultas para la formación de un nuevo Gobierno que, han adelantado, se anunciará en las próximas semanas.

Durante la jornada del sábado, el ex presidente afgano Hamid Karzai y Abdullah Abdullah, presidente del Consejo Superior para la Reconciliación Nacional, se reunieron con varios miembros de la oficina política de los talibanes. Según ha hecho público la oficina de Abdullah, ambas partes "intercambiaron puntos de vista sobre la seguridad actual y los desarrollos políticos, y un acuerdo político inclusivo para el futuro del país”, pero no se ofrecieron más detalles sobre el encuentro.
Mientras tanto la evacuación del personal extranjero, así como de todos aquellos afganos que han colaborado con las tropas estadounidenses y de la OTAN continúa a un nivel frenético a estas horas en el aeropuerto internacional de Kabul. La situación en el aeródromo, una semana después de la toma de Kabul por parte de los talibanes, sigue siendo caótica. Al menos 21 personas han muerto al intentar escapar del país, según cifras ofrecidas por la OTAN, como consecuencia de disparos y aplastamientos en estampidas humanas.

Miles de personas continúan agolpándose en la entrada del aeropuerto de Kabul con la única esperanza de abandonar el país. Según estimaciones de la Casa Blanca, todavía quedan en Afganistán entre 10.000 y 15.000 estadounidenses que necesitan ser evacuados, además de entre 50.000 y 65.000 afganos y sus familias. Estos datos hacen prever que la retirada total de las tropas norteamericanas, fijada para el 31 de agosto, tenga que retrasarse, una noticia que no convence a los talibanes y que podría provocar aún más inestabilidad. Tras una semana de intenso trabajo en el aeródromo, al menos 28.000 personas han sido evacuadas de Afganistán, según ha publicado Al Jazeera, pero aún miles de afganos siguen esperando para salir de Kabul.