Perspectivas económicas en África

Redacción Atalayar
 
África podría transformar su economía y presenciar un gran crecimiento en materia de desarrollo mejorando su integración en la producción global de bienes y de servicios, según el informe Perspectivas Económicas en África 2014. Publicado cada año entre el Banco Africano del Desarrollo (BAfD), el Centro de Desarrollo de la OCDE y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el informe de 2014 realza la situación económica de un África resistente tanto a los choques interiores como a los exteriores y a punto de conocer un sólido crecimiento económico.
 
Se estima que el crecimiento del continente alcance el 4,8 % en 2014 y entre un 5 y un 6 % en 2015, niveles que no se han llegado a obtener desde la crisis económica del 2009. El informe alaba un crecimiento económico más diversificado, impulsado por la demanda interior, las infraestructuras y los cada vez más consolidados intercambios de productos manufacturados a través del continente.
 
"Si los países africanos quisieran mantener el crecimiento económico a lo largo del tiempo y asegurarse de que beneficia a la mayor parte de la población, deben continuar sus esfuerzos por restaurar las válvulas del motor económico y continuar gestionando los factores macroeconómicos con precaución. La menor imprudencia por su parte podría dañar las perspectivas de crecimiento. Los países africanos deberían considerar como objetivo a largo plazo la oportunidad de contribuir a las cadenas de valor mundiales como un elemento integral de su estrategia para crecer de forma robusta, sostenible e inclusiva", advierte Mthuli Ncube, economista jefe y vicepresidente del Banco Africano de Desarrollo.
 
Cadena de valor
El informe indica que una participación más eficaz en las cadenas de valor regional y mundial –el conjunto de actividades realizadas en diversos países que engloban el ciclo de vida de un producto, desde su concepción hasta su consumo final– podría servir de trampolín a África para diversificar su economía, movilizar sus recursos interiores e invertir en infraestructuras críticas. Para ello, el continente debe, sobre todo, evitar volver a sumergirse en actividades de bajo valor añadido. Por ejemplo, las exportaciones de África al resto del mundo aumentaron más rápido que las de otras regiones en 2012, pero la mayoría fueron productos de primera necesidad que no suman más que un 3,5 % dentro de las exportaciones mundiales de mercancías de ese mismo año.
Evitar esto implica invertir en los nuevos sectores más productivos, desarrollar las competencias, crear empleo y adquirir nuevas tecnologías, conocimientos e información sobre el mercado. Estas intervenciones exigen políticas públicas sólidas y un empresariado con voluntad y capacidad de contribuir a la obtención de tales beneficios.
 
Ejemplo: Sudáfrica
El informe toma como ejemplo Sudáfrica, que logró enderezar su industria automovilística de manera notable tras eliminar obstáculos y proponer incentivos a los productores de piezas de recambio y de cadenas de montaje. Muestra asimismo que el desarrollo de las cadenas de valor agroalimentarias en países como Ghana, Kenia o Etiopía ha obrado en favor de la creación de empleos y ha sido un motor para el crecimiento económico.
 
"Las economías africanas tienen un gran potencial gracias a la demografía dinámica, la rápida urbanización y su riqueza en recursos naturales. Hoy en día, el desafío consiste en asegurar la mejor inserción posible en las cadenas de valor mundiales y que sus beneficios contribuyan a la mejoría de las condiciones de vida de la población de cada país. Las políticas públicas se deben articular en el cuadro de una estrategia concreta que fomente una transformación económica y social más igualitaria, al mismo tiempo que un desarrollo sensato en el plano ecológico", explica Mario Pezzini, director del Centro de Desarrollo de la OCDE.
 
El informe Perspectivas Económicas en África subraya los notables progresos realizados en el ámbito del desarrollo humano, los cuales se traducen en tasas de pobreza más bajas, un alza en los ingresos y mayores tasas de escolarización y de cobertura médica. Además, afirma que el progreso real en este sentido pasa por el empoderamiento de los ciudadanos y por la sostenibilidad medioambiental con el fin que de toda la población pueda beneficiarse.
 
La integración eficaz de las cadenas de valor en las poblaciones pobres y marginadas, que incluye a menudo a las mujeres, requiere de políticas públicas concretas y de modelos de negocio abiertos que favorezcan el acceso a los recursos productivos, como la tierra y la financiación, un refuerzo de la productividad y una creciente resiliencia por parte de los pequeños productores.
 
"En el momento en que exista una integración con las cadenas globales de valor, deben ponerse en marcha medidas apropiadas para atenuar riesgos potenciales, como la volatilidad de los precios, la competencia desleal y la vulnerabilidad. Mientras que las redes regionales y mundiales ofrecen oportunidades increíbles, las mujeres, los hombres y las comunidades deben poder competir desde una posición justa", precisa Pedro Conceição, economista jefe de la Oficina Regional del PNUD en África.
 
Información extraída del informe Perspectivas Económicas de África 2014, publicado entre el Banco Africano del Desarrollo (BAfD), el Centro de Desarrollo de la OCDE y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

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