El defensa publicó un video donde abre la puerta a volver como presidente en el futuro

Piqué deja el fútbol forzado por el Barcelona

AP PHOTO/MANU FERNÁNDEZ - Gerard Piqué, jugador del FC Barcelona

La vida de los futbolistas es una montaña rusa de situaciones que ni ellos mismos controlan. La fama, los focos, el dinero… todo se descontrola y lo hace a unas edades donde apenas saben gestionar sus emociones. 

Así pasó con Sergio Ramos justo en el mejor momento de su carrera. Tras presentar un documental con Amazon, el sevillano entró en una espiral de lesiones y comportamientos extraños que le llevaron a salir del Real Madrid y a pasar una mala primera temporada en París. 

Ahora es Piqué el que deja su trabajo. Como esa gran renuncia de la que todo el mundo habla y que dice que los trabajadores buenos ya no piden aumentos, abandonan la empresa sin contemplaciones. 

El central del Barça se rompió cuando su relación con la cantante Shakira saltó por los aires y quedó expuesto en todos los medios. A eso hay que unirle la histórica crisis económica de su club, del Barça, de la que él es parte importante porque ha sido uno de los jugadores con el sueldo más alto. Xavi tampoco ha tenido mano izquierda con su rol en el equipo y, por último, Joan Laporta. El presidente tenía ganas de volver a ver a todos menos a Piqué, le dejó vendido ante el soçi y ahora ha conseguido ahorrar mucho dinero con su inminente salida. 

Piqué siempre fue dueño de su vida como futbolista. Y eso es extraño porque los jugadores son esclavos de una vida que les reporta muchos beneficios económicos y sociales, pero les quita su libertad. Es más, el propio Sergio Ramos le ha dedicado un tuit a Piqué donde le dice “Disfruta de la vida” en referencia a esa nueva etapa sin reglas de club que le aten. 

Gerard Piqué dejó la selección española envuelto en una polémica algo injusta. Sus comportamientos con los dedos mientras el himno sonaba o con la bandera de las mangas de la camiseta no ayudaron. Tampoco su ambigüedad con el referéndum de independencia de Cataluña. Siempre apoyó que se celebrara, pero no dejó claro que quisiera la independencia como buen miembro de familia burguesa y nieto de Amador Bernabéu, vicepresidente del Barcelona y delegado de la Real Federación Española de Fútbol. 

Todo eso fue suficiente para poner fin a su etapa como internacional que le coronó como campeón del mundo. El título más importante en la carrera de los jugadores que lo consiguen y que, curiosamente, Piqué nombró en segundo lugar en su video de despedida por detrás de proclamarse campeón de Europa con España y con el Barcelona. 

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Su faceta de empresario era un constante reto al Barça. Viajes, presentaciones, exposición en los medios… un alma libre e incontrolable en un Barça que se desangraba económicamente bajo la presidencia de Bartomeu. El propio Piqué salvó los muebles de su presidente presentado a Rakuten como patrocinador y consiguiendo mucho dinero para las maltrechas arcas del club. Eso le daba capacidad de autogestionar su vida más allá de entrenamientos y partidos sin que nadie levantara la voz. 

Piqué no hubiera dejado el fútbol si fuera titular en el Barcelona. Pero la nueva etapa y la pinza que le han hecho Xavi y Laporta ha sido más fuerte que sus ganas de vestir de azulgrana. 

En el plano deportivo, Xavi también ha mostrado su incompetencia para gestionar al que un día fue su compañero. No ha sido claro con él y le ha sometido a castigos públicos como la suplencia en el Bernabéu tras su grave error ante el Inter que dejó muy tocado al Barça en Champions. 

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Laporta tampoco ha rebajado el tono. El presidente se presentó ante los socios acusando a Piqué y a Busquets de no querer rebajarse el sueldo para dar oxígeno económico al club. Eso fue una puñalada más que ayudó a que Piqué viviera la señal definitiva para dejarlo: pitos en el Camp Nou en el partido ante el Villarreal. 

Su imagen se vio muy dañada el día que la prensa publicó audios en los que se desvelaban los negocios turbios que ha tenido con Luis Rubiales y que han dejado en muy mal lugar a la RFEF. Hablar de dinero, de premios, tratar a Rubiales de ‘Rubi’ o ser llamado ‘Geri’, no han venido bien a ninguna de las dos partes. Piqué se convertía en juez y parte de una competición oficial y Rubiales lo permitía movido por el dinero. 

Ahora Piqué puede dedicarse plenamente a su vida como empresario. Ya no tiene que someterse a los horarios de un futbolista, puede ir en bici por Barcelona y viajar a ver Fórmula 1 con sus hijos a cualquier circuito. Seguirá dominando su escena y la de cualquier futbolista que quiera ponerse en sus manos para tomar decisiones, como un día hizo Griezmann. 

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Si a Piqué le echan, Piqué se va y, como conoce el terreno que pisa, se va en paz porque un día volverá a ocupar el palco del mayor interesado en su marcha y quien sabe si lo hará en unas elecciones. Cara a cara. 

Se va el futbolista, pero se queda el personaje.  

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