Los actos de recuerdo han estado marcados por el tono combativo de los representantes polacos. Numerosos líderes mundiales han asistido a la ceremonia, a la que Rusia no ha estado invitada

Polonia conmemora 80 años del inicio de la Segunda Guerra Mundial

PHOTO/JANEK SKARYNSKI/AGENCJA GAZETA vía REUTERS - Conmemoración del comienzo de la Segunda Guerra Mundial en la plaza Pilsudski de Varsovia, así llamada en honor al mariscal considerado padre de la patria polaca

El 1 de septiembre de 1939, la Wehrmacht invadió Polonia. El Ejército de Hitler desplegó la primera campaña de la guerra relámpago sobre su vecino del este, al tiempo que Stalin invadía su territorio por el flanco opuesto. La campaña suscitó la condena de Reino Unido y Francia (entre otros) y desencadenó una nueva guerra mundial, apenas dos décadas después de la primera. Ochenta años después del inicio de las hostilidades, Polonia ha recordado el inicio de la conflagración, la más letal de todas hasta la fecha. 

Los actos de homenaje más relevantes han tenido lugar en el centro de Varsovia poco después del mediodía. Diversos dirigentes han estado presentes en la ceremonia. No obstante, la conmemoración casi ha destacado más por sus ausencias. No se ha visto en Polonia ni a Donald Trump ni a Vladimir Putin. El presidente de Estados Unidos, criticado recientemente por el presidente polaco del Consejo Europeo Donald Tusk, canceló su asistencia a mediados de la semana pasada debido a la posible llegada del huracán Dorian a los estados del sudeste. En su lugar, el representante de la Casa Blanca ha sido el vicepresidente Mike Pence. El presidente ruso, directamente, no había sido invitado. Entre los que sí han acudido a Varsovia, se encuentran los jefes de Estado y de Gobierno de Alemania y el presidente de Ucrania Volodymir Zelenskiy. Previamente, se había recordado a las víctimas de las primeras acciones alemanas en territorio polaco. 

El tributo ha comenzado a las cinco menos veinte de la madrugada en la ciudad de Wielun, exactamente a la hora y en el lugar donde los bombardeos de la Luftwaffe causaron las primeras víctimas civiles de la guerra. Este primer acto ha estado presidido por Andrzej Duda y Frank-Walter Stienmeier, presidentes de Polonia y Alemania, respectivamente. El día en que comenzó la contienda, la localidad, donde uno de cada tres habitantes era judío, perdió al 10% de su población.

El presidente alemán Frank-Walter Steinmeier (izda.) y el presidente polaco Andrzej Duda (dcha.), durante los actos en Wielun. AFP/ALIK KEPLICZ

Minutos después, poco antes del amanecer, más actos de recuerdo y reconstrucciones bélicas han tenido lugar en la península de Westerplatte, en el extremo del puerto de Gdansk -Danzig para los germanoparlantes-. Se trata de un lugar envuelto en un gran simbolismo para los discursos nacionalistas, tanto el polaco como el alemán. Para los primeros, el enclave representa la salida al mar -y, por ende, la conexión con el resto del mundo- que Polonia ha buscado a lo largo de su historia. Para los segundos, sin embargo, el llamado “corredor de Danzig” no era sino un agravio surgido de los tratados de paz de la Primera Guerra Mundial. Por esta razón, fue bombardeado nada más comenzar la guerra por el acorazado Schleswig-Holstein. A lo largo de septiembre del 39, la ciudad de Gdansk se convirtió en un activo foco de resistencia del Ejército polaco. 

Arropados por decenas de veteranos de la guerra pertenecientes a ambos bandos, el primer ministro Mateusz Morawiecki y la canciller Angela Merkel han sido los máximos representantes públicos en el acto. El jefe de Gobierno polaco, en un aplaudido discurso, ha declarado que la guerra significó “la muerte de la esperanza, el futuro, la ciencia, las universidades y las fábricas de Polonia”. A renglón seguido, Morawiecki ha aprovechado para reclamar el derecho de Polonia a recibir indemnizaciones de guerra de Alemania. A pesar de que el debate de las reparaciones ha sido relanzado por los gobiernos nacionalistas de Polonia, Berlín lo considera asunto zanjado.

Mapa que muestra el inicio de la invasión alemana de Polonia en 1939. El país sucumbió al blitzkrieg en pocas semanas.

El tono del discurso ha subido varios grados más en el acto principal del día en la plaza Pilsudski de Varsovia. El presidente Duda, cercano al partido nacionalista Ley y Justicia, ha expuesto un mensaje claro en su intervención. Ha instado a los mandatarios presentes a no ignorar las tendencias imperialistas que, en el mundo actual, pretenden “cambiar fronteras por la fuerza, con agresión hacia otros estados, apropiación de tierras y secuestro de la población”. Duda no ha hecho referencia explícita a Rusia, pero ha citado los casos de Georgia, en 2008, y de la anexión de Crimea, en 2014. Blanco y en botella. “Mirar para otro lado no es la receta para mantener la paz; es simplemente una manera, de facto, de consentir futuros ataques”, ha rematado. Por alusiones, el ministro ruso de Asuntos Exteriores ha respondido vía Twitter. Sergey Lavrov ha recordado el papel de la Unión Soviética “en la derrota de la Alemania nazi, la liberación de Europa y la salvaguarda de la democracia en el continente”.

La Canciller alemana Angela Merkel llega con el primer ministro polaco Mateusz Morawiecki a los actos conmemorativos de Varsovia. Ambos mantienen posturas discrepantes en lo relativo a las reparaciones de guerra.

Después del contundente discurso de Duda, ha llegado los turnos de Steinmeier y de Mike Pence. El jefe de Estado de Alemania ha optado por una retórica más conciliadora. Ha reconocido la agresión de septiembre de 1939 como “un crimen alemán que la nación nunca olvidará”. Pence, por su parte, ha recalcado la fe y el heroísmo del pueblo polaco durante los seis años de guerra. “Sus opresores intentaron destruirles, pero Polonia no podía ser destruida”, ha sentenciado el político de Indiana. 

Finalizadas todas las intervenciones, Duda ha hecho sonar una campana que ha sido bautizada como de “Recuerdo y advertencia”; todo un aviso a navegantes del doble propósito de que los dirigentes polacos han querido imbuir al acontecimiento. La ceremonia ha concluido con un desfile militar. En el curso de la parada, 21 cañones de la artillería del Ejército polaco han disparado varias salvas conmemorativas.

Steinmeier, Duda y Pence han sido los rostros más relevantes de los actos de Varsovia. La dureza del discurso del presidente de Polonia ha contrastado con el tono más apaciguador del alemán y el estadounidense
Cooperación con la OTAN

Los roces de Varsovia con Moscú no son nuevos. El Ejecutivo de Morawiecki se ha alineado en repetidas ocasiones en contra de la influencia rusa en los asuntos de la Unión Europea. En la mente de muchos polacos, aún está muy vivo el casi medio siglo de dominación soviética que sobrevino a la guerra. Hoy, Polonia limita directamente con el enclave de Kaliningrado. Desde la instauración de la democracia con Lech Walesa, Estados Unidos ha sido un aliado tradicional de Varsovia. A pesar de la ausencia del presidente Trump en los actos de recuerdo, las relaciones entre los dos Estados, que cristalizan en la implicación del país eslavo en la OTAN, gozan de buena salud.

Esta cooperación creciente se ha materializado en un nuevo acuerdo de defensa. El ministro de Defensa polaco Mariusz Blaszczak ha anunciado que se ha llegado a un acuerdo entre las dos administraciones para que el Ejército estadounidense se establezca en seis nuevas posiciones en territorio polaco. La elección de los enclaves, que, según el ministro, podrían llegar a ser eventualmente siete, ha sido comunicada después de una reunión de alto nivel con el consejero de Seguridad Nacional estadounidense John Bolton. La decisión se encuadra en el pacto firmado en junio por los dos países, según el cual Polonia permite a Estados Unidos incrementar su presencia en su territorio en respuesta a las actividades rusas en las cercanías de la frontera occidental.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg (dcha.), saluda al presidente polaco Andrzej Duda (izda.) antes de una reunión bilateral en la sede de la OTAN en Bruselas el 4 de junio de 2019

Actualmente, Washington tiene ya 4.500 efectivos establecidos en suelo polaco. Los acuerdos le permitirán enviar mil más a las nuevas bases. Las tropas se encuentran desplegadas en el marco de los acuerdos de la OTAN. Polonia, que ingresó en la organización en 1999 bajo la presidencia de Aleksander Kwasniewski, aporta al conglomerado de defensa más de un 2% de su Producto Interior Bruto (PIB), un hecho que ha sido celebrado por Bolton al término de la reunión: “Polonia es un magnífico socio de Estados Unidos en Europa; la visita del presidente Trump será reprogramada lo antes posible”. Fuentes de la Presidencia de Polonia han apuntado en la misma dirección en declaraciones a Reuters.  

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