Portugueses y españoles, unidos contra el fuego

Carlos García/EFE

Pie de foto: Bomberos de la Unidad Militar de Emergencia (UME) trabajan para apagar un incendio forestal cerca de As Nieves, en el norte de España. Ministerio de DEFENSA ESPAÑOL/UME/LUISMI ORTIZ via REUTERS 

El fuego no respeta fronteras y la lucha contra los incendios tampoco. Al menos así es en la Raya que comparten España y Portugal, donde bomberos de ambos países colaboran estrechamente y se preparan para reducir riesgos ante un verano difícil. Aprieta el calor en la antesala del verano y los bomberos de Almeida, en el norte de Portugal, se movilizan ante una densa columna de humo. Procede de La Alameda de Gardón, en el lado español de la frontera, pero el equipo luso avanza y se apresta a trabajar para combatir un incendio que amenaza el casco urbano avivado por el viento. No hay fronteras en la lucha contra el fuego, en virtud de un protocolo ratificado en la XXX Cumbre Hispano-Lusa del año pasado, por el que los operativos de ambos países pueden actuar en un perímetro fronterizo de 25 kilómetros sin pedir permiso.

En el caso de Almeida y La Alameda de Gardón, la colaboración fue "perfecta", resume Marco Neves, uno de los jefes del equipo luso. No obstante, la cooperación se dificulta en esta comarca, que abarca el distrito luso de Guarda y la española Ciudad Rodrigo, en Salamanca, porque la interlocución es "cara a cara" y no hay un sistema de comunicación compartido entre España y Portugal, admite Neves.

No ocurre lo mismo en la zona fronteriza del sur, donde ambos países han creado una red de puestos de vigilancia intercomunicados en el norte de Huelva, el sur de Badajoz y la región lusa del Alentejo. "Una persona que esté vigilando una torre portuguesa puede coger una emisora española y hablar con una torre de vigilancia española o con un puesto de coordinación español", explica a EFE Carlos Alberto Elvira Pica, coordinador de Protección Civil de Barrancos (Portugal), durante unas jornadas hispanolusas de prevención de incendios celebradas en Herdade da Coitadinha. El idioma no es una barrera ya que todos "hablamos el españolé o el portugueñol", bromea.

Pie de foto: Bomberos intentan apagar un incendio forestal en Fornelo do Monte, cerca de Vouzela, en el centro de Portugal. AFP/ FRANCISCO LEONG 

Alejandro Anarte Romero, técnico de operaciones de incendios forestales del Plan INFOCA de Andalucía, también tiene claro que la colaboración entre ambos países es muy importante. Con base en la Sierra de Huelva, en su puesto de vigilancia de La Atalaya comparte frecuencia con la base lusa de Barrancos. Para él, "la colaboración tiene que ser mutua, porque si podemos atajar el fuego cuanto antes, mejor para que no se haga un gran incendio".

En la Herdade da Coitadinha, cuatro personas se turnan para vigilar posibles incendios desde una torre, habilitada con sistemas de comunicación para entrar en contacto con España o Portugal. César Pica, uno de los cuatro vigilantes, detalla que cuando ve una columna de humo puede avisar por la emisora lusa a su puesto de coordinación, en Beja, y por la emisora española a sus compañeros, bien de Extremadura o de Andalucía.

Este sistema de comunicación hispanoluso fue establecido en 2015, ya que "el fuego de uno es el incendio de todos, no hay fronteras en los fuegos", insistió Carlos Pica. Este año, los equipos de ambos países extremarán su atención porque, como anuncian los expertos, el verano traerá olas de calor que, con la maleza crecida debido a las últimas lluvias, multiplicará el riesgo de incendios. El objetivo, actuar con celeridad, y evitar desgracias como la de hace dos años en Pedrógão Grande (Centro de Portugal), donde fallecieron 66 personas, 250 resultaron heridas, medio millar de viviendas fueron asoladas y se calcinaron más de 46.000 hectáreas.

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