La cumbre Rusia - África es una constatación del peso que Moscú ya tiene en el continente y un aviso del poder que puede alcanzar

Presente y futuro de la ambición rusa en África

PHOTO/SPUTNIK/MIKHAIL METZEL/KREMLIN - El presidente ruso Vladimir Putin, con el presidente egipcio Abdel Fattah al-Sisi en la Cumbre Rusia-África en Sochi, Rusia, el 23 de octubre de 2019

No debe engañarnos el hecho de que estemos ante la primera Cumbre Rusia-África y pensemos que, por tanto, la decisión de Moscú de disputar el tablero africano sea algo reciente. A pesar de que el protagonismo en África se lo lleva mayoritariamente China, lo cierto es que el papel ruso en el continente está ganando importancia gracias, precisamente, a que es el país asiático el que acapara los titulares. Aunque esta creciente presencia en el continente se remonta a algo más de una década, este se ha disparado en los últimos años. La anexión de Crimea en 2014 – hecho que casi una treintena de países africanos se abstuvieron de condenar en la Asamblea General de Naciones Unidas – y las sanciones que se aplicaron a Rusia, obligaron a Moscú a buscar una diversificación en sus relaciones. Vladimir Putin encontró entonces en el continente africano, el contexto ideal para ello. Con Estados Unidos en pleno repliegue de la esfera internacional, Moscú, aunque lejos de las cifras de Pekín, está tratando de retomar el peso que ya tuvo durante la época soviética. 

El presidente ruso Vladimir Putin, el presidente egipcio Abdel Fattah el-Sisi y el presidente de Níger Mahamadou Issoufou asisten a un almuerzo de trabajo al que asisten los jefes de las organizaciones regionales africanas al margen de la Cumbre Rusia-África y del Foro Económico en el complejo turístico del Mar Negro de Sochi

Es precisamente la presencia durante la época soviética, en plena etapa de descolonización, el principal elemento diferenciador respecto al potencial de China en el continente. Ambos países, Rusia y China, comparten además, el escaso interés por el proceso democratizador y de desarrollo político de los países africanos. Eso les convierte en unos candidatos más atractivos para muchos regímenes contrarios a las trabas y condicionamientos a los que obligan generalmente los socios europeos. Para ello, Rusia ejerce también una importante presión mediática que estimulen retóricas anticolonialistas que favorezcan su relación con el país en cuestión. Algo que es, especialmente, visible en países como Madagascar, Sudán o la República Centroafricana. 

En el ámbito estrictamente comercial y económico, Rusia ha triplicado sus intercambios comerciales con el continente en apenas una década pero, principalmente en los últimos tres años, según cifras del Fondo Monetario Internacional. Entre sus principales socios destaca sobre todo el Magreb – Egipto, Marruecos, Argelia y Túnez – pero también otros países subsaharianos como Nigeria.

Aunque estos datos son muy reveladores, Rusia sostiene las relaciones con África sobre otros dos pilares. Estos son, en primer lugar, la cooperación en materia de seguridad y, en segundo lugar, la explotación de recursos y el desarrollo nuclear. De forma no tan visible, Rusia ha participado también en campañas políticas y ha sido acusada de injerencia en algunos procesos electorales como en la RDC, Guinea, Madagascar o Zimbabue. Nada que no haya hecho, no obstante, en otros países occidentales. Para todo ello, Moscú ha movilizado toda su maquinaria empresarial estatal y a un gran número de expertos en seguridad que se integran, en algunos casos, en la esfera gubernamental.

Exportaciones rusas en África

No es de extrañar, por tanto, que en materia de seguridad se hayan firmado una veintena de acuerdos bilaterales de cooperación militar en los últimos dos años, de los cuales la mitad se han firmado por primera vez. Destaca entre esos acuerdos primerizos el de la República Centroafricana, ya que la presencia sobre el terreno de la empresa privada de seguridad Wagner – presente ya en el este de Ucrania y en Siria –, ha supuesto un importante sostén del presidente Touadéra. Wagner se está encargando, al igual que la EUTM – RCA de la formación del ejército centroafricano y su presencia se extiende a países como Sudán, Ruanda y próximamente, la República Democrática del Congo. En esos acuerdos de cooperación militar, no sólo entran labores de seguridad y formación militar, también tienen espacio labores de asesoría política, venta de armamento – Rusia ocupa el 28% de la cuota de mercado del África subsahariana y el 49% del mercado del Magreb – y aperturas de puertos a la armada rusa como en el caso de Mozambique.

Principales países suministradores de armas a los países del Magreb y del África Subsahariana

A nivel empresarial, los abundantes recursos del continente africano, tanto minerales como energéticos, y la escasa industrialización de algunos de los países, abre la puerta a la presencia de entidades extranjeras. Proyectos de desarrollo nuclear en Zambia, Sudán o Ruanda. Minería de níquel en Sudáfrica, de platino y diamantes en Zimbabue, de Bauxita en Guinea. Explotaciones petrolíferas en Ghana, Nigeria o Mozambique. En definitiva, empresas como ROSATOM, LUKoil, Rosneft, Alrosa o RUSAL, compiten por la explotación de algunos de estos recursos con otras potencias como China o Francia, con una presencia tampoco desdeñable en algunos países africanos. 

De esta forma se pone de relieve que la presencia rusa en África se debe analizar en presente y no solo a un futuro que, con iniciativas como la cumbre que ha comenzado este martes, deja entrever un mayor protagonismo de Moscú. La multipolaridad actual del mundo y la actitud anti rusa iniciada por Washington y seguida, como casi siempre, por Bruselas, han obligado a Vladimir Putin a ampliar su esfera de influencia al continente africano ante el avance de la Unión Europea y la OTAN en su entorno más próximo. Como consecuencia de este contexto, las relaciones bilaterales pueden salir muy reforzadas después de esta ambiciosa cumbre en Sochi que ha comenzado con una plantación de árboles, un gesto que se enmarca en la campaña “Save the Forest”, y que sirve de metáfora de lo que Moscú ambiciona con estas jornadas. No está habiendo espacio en toda la cumbre para tratar cuestiones de ámbito político y tampoco se le está dando demasiado protagonismo al ámbito social.
En este primer día, los paneles evidencian obviamente el peso económico de la cumbre, con importantes paneles sobre industria, energía y recursos naturales.

El presidente ruso Vladimir Putin (2-L) asiste a las conversaciones con el presidente centroafricano Faustin Archangel Touadera (3-R) al margen de la Cumbre Rusia-África y del Foro Económico en la localidad de Sochi, en el Mar Negro, el 23 de octubre de 2019

Se deben destacar varios ámbitos donde se ponen de manifiesto los intereses de Rusia en África. Uno de ellos, es la colaboración ruso-africana en la industria del diamante, donde ha participado, entre otros, Sergey Ivanov, CEO de Alrosa, una de las empresas rusas presentes en la región. También es destacable el panel sobre la contribución de la energía nuclear al desarrollo de África, en la que ha intervenido el director general de ROSATOM, Alexey Likhachev, otra de las empresas que está llevando a cabo proyectos en varios países como es el caso de Egipto, donde se está desarrollando la primera central nuclear. Por último subrayar también el panel sobre los medios de comunicación, donde se ha incidido en el cambio de retórica necesario para que los países africanos dejen de lado el papel de víctima permanente en los medios de comunicación internacionales de origen tradicionalmente occidental.

Han completado el día otros paneles importantes sobre colaboración industrial o inversiones en África y otros quizás no tan realistas a corto plazo, relacionados con la digitalización o el peso de la agenda verde en el desarrollo africano. A pesar de que los paneles no han invitado demasiado a la concreción de proyectos, dada la cantidad de participantes y el escaso tiempo, la cumbre está permitiendo gran número de encuentros bilaterales y multilaterales. En ellos sí se podrán ir concretando medidas y tejiendo nuevas alianzas que permitan a Rusia ir fortaleciendo su peso en el continente africano y posicionando a Moscú como un actor imprescindible en el futuro de África.

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