Se contemplan penas de cárcel para las mujeres que se quiten el velo y lo difundan en redes sociales

Protestar contra el uso del velo en Irán puede salir muy caro

SHUTTERSTOCK - Imagen de mujeres con velo islámico

Irán es uno de los países con las leyes más restrictivas para las mujeres, de hecho, se encuentra en el top 10 de los peores países para las mujeres según el último informe del Foro Económico Mundial, realizado a finales del pasado 2018. En este país, las mujeres están sujetas a un código de conducta moral y de vestimenta muy estricto. Las leyes iraníes obligan a que toda mujer tiene que llevar el hiyab (pañuelo que cubre la cabeza) en público, de lo contrario, pueden ser detenidas, multadas, condenadas a prisión e incluso sentenciadas a recibir latigazos, según explican desde Amnistía Internacional.

Pero los excesos de las leyes iraníes van mucho más allá y prohíben también el cante y baile público femeninos, que vayan maquilladas o simplemente muestren sus uñas pintadas en público, las ropas coloridas… Incluso se prohibieron las discotecas y las cintas de música extranjera. Tras la revolución de 1979 se vivieron años de mucha represión, y pese a que en 2019 el ambiente se puede calificar como algo más laxo, todavía las mujeres viven en un clima de gran represión. Ahora, con las redes sociales, es más fácil recalcar y difundir algo a nivel mundial, y cada vez son más habituales las protestas llevadas a cabo en estas plataformas. Una de estas últimas es la de los ‘Miércoles blancos’, una iniciativa que anima a las mujeres iraníes a desprenderse del velo en espacios públicos, grabarse o hacerse una foto para después subirlo a las redes sociales. Con esto se busca que las mujeres persigan su libertad y ejerzan libremente sus derechos, pero les puede salir muy caro. 

Tal y como señalan desde Amnistía Internacional, las activistas que se animan a quitarse el hiyab y compartirlo con el mundo se arriesgan no solo a recibir palizas, sino también a desapariciones forzadas por parte de las autoridades y hasta torturas para que renieguen públicamente de la campaña de los ‘Miércoles blancos’. Además, el Régimen de los ayatolás ha anunciado que esas acciones pueden suponer hasta 10 años de prisión. Una condena que muchas organizaciones de defensa de los Derechos Humanos ya han criticado duramente, pero que, por el momento, no ha impedido que las autoridades de Irán realicen persecuciones y detenciones por esta iniciativa. 

Según los datos que maneja Amnistía Internacional, a fecha de julio, unas ocho mujeres permanecen detenidas por quitarse el velo en público y grabarlo para las redes sociales. Los delitos que se les imputan por este activismo son “incitar a la prostitución”, “atentar contra la seguridad nacional” o “propaganda contra el sistema”, entre otros. Además, las persecuciones no se quedan solo en las activistas, sino que (según informa también Amnistía Internacional) la Policía de Irán también acecha al entorno familiar o de amistades de estas mujeres para obligarles a confesar “de manera forzada”. En total, se tiene constancia de que unas 19 mujeres han sido detenidas y/o condenadas por renunciar al velo en público en lo que va de año.

Las redes sociales sacan los colores a Irán en repetidas ocasiones

Las nuevas tecnologías han llegado para quedarse, incluso en los países más conservadores y contrarios a su uso, como en Irán. La campaña de los ‘Miércoles blancos’ no es la única que ha levantado ampollas en las autoridades iraníes, especialmente en el sector religioso. Cada vez son más las que muestran el descontento de la población con las leyes islámicas que se siguen en el país. 

Por ejemplo, hace pocos meses, se volvió viral también una iniciativa en las redes sociales en la que las adolescentes iraníes desafiaban la prohibición de bailar y cantar en público. Lo hacían grabándose y colgándolo en sus redes sociales después para que se compartieran los vídeos. Numerosas jóvenes se sumaron a la campaña, en la que bailaban y cantaban en sitios públicos e incluso en las escuelas, como símbolo de protesta ante la ley. Para más ‘inri’, las coreografías se hacían al ritmo de la canción ‘Gentleman’, interpretada por Sasy Mankan, un cantante de origen iraní que se encuentra actualmente exiliado en Estados Unidos. Esta campaña retorció a todos los sectores del país, especialmente a los más conservadores y se llegó a pedir responsabilidades al ministro de Educación. Incluso, en el Parlamento, se planteó que los directores de las escuelas donde se habían grabado algunos vídeos fuesen despedidos. La tensión y el enfado por estas coreografías, compartidas en todo el mundo, no hizo más que animar a más adolescentes a desafiar la prohibición y a seguir subiendo vídeos. De hecho, a este movimiento se sumaron también chicos para apoyar a sus compañeras. 

Iniciar este tipo de campañas a veces tiene un coste alto, como por ejemplo el caso de los jóvenes que hace unos pocos años subieron un vídeo en YouTube en el que se les veía cantando y bailando la famosa canción ‘Happy’ de Pharrell Williams. Un vídeo muy compartido y aplaudido, pero que a los cinco jóvenes iraníes les costó una condena de varios meses de prisión y latigazos.

Libertad para las mujeres hasta la puerta de su casa

En pleno 2019 hay lugares, como Irán, donde a las mujeres se les mira con lupa cuando cruzan la puerta de su domicilio y salen a la calle. En Irán se aplica la ‘Sharía’ o ley islámica, que se trata de un código de conducta moral muy restrictivo, sobre todo con las mujeres. La Sharía se aplica en diversos países del mundo, pero no en todos se interpreta de la misma forma.

En Irán, como se ha comentado, este código de conducta impide a las mujeres salir con el cabello descubierto fuera de casa, salir maquilladas, con ropas coloridas y atuendos ajustados o bailar y cantar delante de otras personas si no es en su domicilio. Se ha llegado incluso a limitar su acceso a determinadas carreras universitarias pese a que más de la mitad de los estudiantes universitarios en Irán son mujeres. La ley da poder al marido sobre la mujer y puede prohibirle que realice cualquier trabajo, denegarle un visado para viajar… en definitiva, para la mayoría de los trámites, necesita el “sí” de un hombre, ya sea su marido, padre o hermano. 

En la actualidad, cada vez más mujeres están mostrando en público su desacuerdo con estas leyes y protestan a su manera: pintarse los labios o las uñas de un color llamativo, llevar ropa ajustada o quitándose el velo en público. Pequeños gestos que en Occidente no nos llamarían la atención, pero que en Oriente tienen un peso importantísimo en la lucha por los derechos y libertades de las mujeres. 

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