La violencia empleada por las autoridades no consigue silenciar las voces de los iraníes, que siguen exigiendo justicia e igualdad a la vez que solicitan respaldo por parte de los gobiernos internacionales

Protestas Irán: aumenta la represión mientras los iraníes piden más apoyo internacional

AFP/JULIEN DE ROSA - Una manifestante en una concentración de apoyo a las protestas iraníes en París

La ola de protestas que recorre Irán desde la muerte de Mahsa Amini el pasado mes de septiembre no cesa. A pesar de la violenta represión por parte de las autoridades iraníes, los jóvenes y estudiantes continúan pidiendo el fin del régimen y exigiendo libertad e igualdad. De hecho, después de que se hiciesen virales varios vídeos que muestran a las fuerzas de seguridad golpeando brutalmente a manifestantes, las protestas se han acentuado en varios puntos del país, como Sanandaj, Dehloran o en la propia capital, Teherán.

Cada día aumenta la ira contra el régimen, que se enfrenta a uno de sus principales desafíos desde la Revolución Islámica de 1979. El asesinato de la joven kurda de 22 años a manos de la policía de la moral por llevar mal colocado el velo ha desembocado en fuertes manifestaciones que están tambaleando los cimientos de la teocracia iraní.

Los gritos pidiendo la muerte del líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, son recurrentes en las protestas, así como los carteles en llamas de figuras destacadas del Gobierno, como Qasem Soleimani, exjefe de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria asesinado por Estados Unidos en 2020.

“La gente esta protestando con mucha fuerza, estoy segura de que obtendremos el resultado deseado”, señala Helen, una iraní residente en el extranjero. Para Nilufar Saberi, activista iraní en España estas protestas representan lo que siempre han anhelado la inmensa mayoría de los iraníes. “Por fin lo estamos haciendo. Esta revolución no tiene marcha atrás”, señala.

De estas protestas, calificadas por algunos como una revolución, están naciendo símbolos, lemas, líderes en el extranjero e incluso himnos, como la famosa canción ‘Baraye’, prohibida por el régimen de Teherán. ‘Baraye’, interpretada por el cantautor Shervin Hajipour, está compuesta por tuits publicados poco después de la muerte de Amini. “Por bailar en las calles”, “por las mujeres, la vida y la libertad”, son algunas de las estrofas de la canción. Hajipour se enfrenta a dos cargos de propaganda contra el Gobierno e incitación a la violencia; igualmente, tiene prohibido salir del país durante seis meses por interpretar y difundir la canción.

Las manifestaciones, que están marcando un punto de inflexión en Irán y que pueden traer consigo cambios en el país, también están dejando cientos de muertos. De acuerdo con datos de Iran Human Rights, al menos 277 personas, incluidos 40 menores, han fallecido durante las manifestaciones. Sin embargo, estas cifras son “un mínimo absoluto”, por lo que el número real de fallecidos “es ciertamente mayor”. Asimismo, la organización con sede en Noruega advierte de la situación de los detenidos y “las duras sentencias, incluida la pena de muerte”. “Los cargos y las sentencias no tienen validez legal y su único propósito es cometer más violencia y generar miedo en la sociedad”, declara Mahmood Amiry-Moghaddam, director de Iran Human Rights.

Sistán y Baluchistán, Mazandaran, Teherán y Kurdistán encabezan la lista de provincias con más fallecidos durante las protestas, mientras que las universidades y centros educativos se han convertido en el punto de mira de las autoridades. En el campus universitario de la ciudad kurda de Sanandaj, por ejemplo, las fuerzas de seguridad utilizaron gases lacrimógenos y munición real contra los estudiantes.

Las autoridades, por su parte, continúan culpando a países como Estados Unidos o Israel, así como a “algunas potencias europeas malas”, de organizar las protestas, calificadas por Teherán como “guerra híbrida” y “disturbios callejeros”.

Más apoyo internacional

Los iraníes no se amedrentan ante la violencia policial. Cada día salen a las calles para exigir cambios, reformas y libertad conscientes de lo que eso puede provocar: detenciones, torturas e incluso la muerte. Tal y como señala la activista Masih Alinejad, “el pueblo de Irán es lo suficientemente valiente como para conseguir la democracia por sí solo”.

Sin embargo, debido a las opresoras medidas del régimen, los iraníes necesitan respaldo internacional para que se escuchen sus demandas. “Sigue habiendo problemas con Internet y cortes”, recuerda Helen. Por ello, es necesario que desde el extranjero se de visibilidad a las protestas y se difundan los vídeos e imágenes publicados por los iraníes. “Sería útil si la comunidad internacional hace esto por nosotros. Nuestra voz será escuchada”, añade.

En varios países se están organizando manifestaciones en apoyo al pueblo iraní. El mes pasado, Berlín albergó la manifestación más grande realizada hasta ahora por la diáspora iraní. Se calcula que 80.000 personas -iraníes y simpatizantes con la causa- asistieron a la protesta.

“Percibo las manifestaciones como un apoyo a la gente de mi país”, afirma Paria, iraní residente en España, donde también se han producido protestas. En esto coincide Nilufar Saberi, quien destaca que las protestas fuera de Irán transmiten “apoyo a los iraníes que están dentro de las fronteras de la teocracia islamista y que arriesgan a diario su vida”. “Nuestro apoyo desde el exterior les da muchísimo respaldo”, reitera. Saberi destaca también que cuanto más apoyo reciban, antes llegarán a “la victoria”.

“Vosotros podéis ayudar a que nuestra voz sea escuchada en el mundo. Nuestra gente debe ser apoyada internacionalmente como ocurre con Ucrania”, añade Paria, que también pide medidas gubernamentales, “decisiones que puedan mejorar nuestra situación”.

En este sentido, Saberi admite que a nivel institucional -tanto en España como en Europa- los iraníes se sienten “más que abandonados”. Respecto al Gobierno español, Saberi señala que la ministra de Igualdad, Irene Montero, los ha decepcionado con su silencio. No obstante, esta falta de apoyo por parte de las autoridades españolas no les sorprende. “Hay muchos intereses económicos y políticos de por medio”, explica.

Los iraníes piden a los gobiernos occidentales que rompan todos los lazos con Teherán. Saberi solicita el cierre de embajadas, la expulsión de los embajadores iraníes y la congelación de bienes de las autoridades y la élite. “Estos bienes pertenecen al pueblo iraní”, asegura. Saberi considera que los comunicados que lanzan los gobiernos “no evitan el derramamiento de sangre”. Lo que deberían hacer, por el contrario, es “dejar de reconocer este régimen como un gobierno legítimo” e imponer las mismas sanciones que a Rusia, uno de sus aliados.

Tras el asesinato de Amini, Estados Unidos impuso sanciones a la policía de la moral y a varios jefes de organizaciones de seguridad. Igualmente, Washington ha anunciado que trabajará para sacar a Irán de la Comisión de Naciones Unidas sobre los Derechos de la Mujer. Canadá ha tomado medidas similares prohibiendo el ingreso “para siempre” de 10.000 funcionarios iraníes al país.

A pesar del poco apoyo por parte de las instituciones españolas, Saberi señala la participación de ciudadanos españoles en las manifestaciones organizadas por iraníes, así como la difusión en redes sociales de vídeos e imágenes de las protestas en Irán. “Los medios de comunicación son fundamentales en estos momentos, es imprescindible que sean nuestro eco, nuestro altavoz, para que no haya ni una sola persona que no sepa lo que está ocurriendo en Irán”, indica.

La activista iraní apunta que un cambio en Irán sería beneficioso para toda la región de Oriente Medio. “Cuando se derroque al régimen fascista e islamista que nos lleva gobernando desde hace 43 años y llegue un nuevo gobierno democrático al poder será una garantía de paz, desarrollo y prosperidad no solo para Irán, sino también para toda la región, el mundo musulmán y el mundo entero”. En este punto, Saberi resalta la importancia de Irán a nivel político y energético y advierte sobre un posible ataque contra Arabia Saudí para desviar la atención de las protestas, tal y como ha señalado la inteligencia saudí recientemente. 

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