La monarca recibe el último adiós acompañada por medio millar de jefes y exjefes de Estado y de Gobierno en un funeral de Estado sin precedentes

Reino Unido y el mundo despiden por última vez a la reina Isabel II

photo_camera PHOTO/@RoyalFamily - Los marines de la Royal Navy trasladan el féretro de la Reina

Reino Unido da el adiós definitivo a su figura más icónica, la reina Isabel II. Fallecida el pasado 8 de septiembre a la edad de 96 años en su residencia estival de Balmoral, en Escocia, la monarca más longeva del país y la segunda que durante más tiempo ha reinado a lo largo de la historia, tan solo por detrás de Luis XIV de Francia, es despedida después de 10 días de luto nacional con un funeral de Estado solemne y chocante a partes iguales. Acaba así la segunda era isabelina, cuyo final, junto al también reciente fallecimiento del último presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, disuelve la herencia histórica del siglo XX en el XXI. Fin de época. 

Estaba previsto que culminara este lunes el incierto periodo abierto tras la muerte de la Reina. Hasta el más mínimo detalle estaba preparado, no había espacio para la improvisación en un acontecimiento de esta magnitud. En total, han sido 10 días de luto hasta este 19 de septiembre, declarado fiesta nacional por las autoridades. 10 días en los que no han cesado los protocolos, rituales, liturgias y demás ceremonias que conforman la idiosincrasia y dotan de autenticidad a la Corona británica. Para algunos, detalles anacrónicos; para otros, originales.

Funeral Estado Isabel II

Han tenido que pasar 65 años para que Reino Unido celebrara un nuevo funeral de Estado. El último en recibir tal honor no fue otro que sir Winston Churchill, el histórico primer ministro conservador que bregó al frente del Gobierno británico durante los meses más aciagos de la Segunda Guerra Mundial. Esta vez, sin embargo, el evento contaba con un barniz real solo comparable en tamaño con el del padre de la Reina, Jorge VI, que concentró en Londres a más de 500 jefes y exjefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo. Antes, había congregado en el céntrico Palacio de Westminster a cerca de un millón de personas. 

La capilla ardiente de Isabel II llevaba instalada en el edificio neogótico que acoge a las dos sedes del parlamentarismo británico desde hace cinco días. Allí asistieron centenares de miles de ciudadanos anónimos, y no tan anónimos, para rendir tributo y despedirse por última vez de la monarca. A primera hora de la mañana, concretamente a las 06.30 hora local (07.30 GMT), la estancia del féretro de la Reina en ese emplazamiento tocaba a su fin, comenzaba el funeral de Estado. 

A las 08.00 hora local, las puertas de la Abadía de Westminster se abrían para recibir, casi tres horas después, el féretro de la Reina, fabricado de roble inglés, forrado de plomo y cubierto con el estandarte real, la corona imperial, el orbe real y el cetro de oro. Venía de ser transportado por 142 marineros de la Royal Navy, cumpliendo la tradición, y escoltado por el rey Carlos III y el resto de los miembros de la familia real. A las 11.00 hora local comenzaba el ritual en un emplazamiento copado por líderes políticos, religiosos y miembros de otras familias reales.

Más de 2.000 invitados aguardaban en el interior de la Abadía en riguroso silencio. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el de Francia, Emmanuel Macron, el de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan, o el de Brasil, Jair Bolsonaro. El emperador de Japón, Naruhito, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, de Australia, Anthony Albanese, de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, así como de otros países de la Commonwealth. En representación de España acudieron los reyes Felipe VI y Letizia, sentados junto al rey Emérito, Juan Carlos I y su esposa, doña Sofía. Asistieron incluso la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo, Charles Michel, representando a la Unión Europea. 

Cómo no, hicieron acto de presencia los miembros de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial británico. Destacaron los ex primeros ministros John Major, Gordon Brown, Tony Blair, David Cameron, Theresa May —quien esperó religiosamente su turno hasta llegar a la capilla ardiente a pesar de las colas que superaban las 14 horas de duración— o Boris Johnson. Pero fue la recién nombrada premier, Liz Truss, decimoquinta jefa de Gobierno en ser nombrada por la reina Isabel II —apenas dos días antes de su muerte—, la encargada de participar en la homilía. 

Funeral Estado Isabel II

Una vez finalizado el primer alto en el camino, se puso en marcha la procesión del féretro hasta el Arco de Wellington. Desde allí, un grupo de portadores introdujo el ataúd en el coche fúnebre para que partiera con dirección al Castillo de Windsor, la residencia donde Isabel II atravesó los meses más duros de pandemia y convivió con su marido Felipe de Edimburgo, fallecido en febrero de 2021. El vehículo se unió antes a la procesión que sube por Long Walk para llegar al palacio. 

En torno a las 16.00 hora local dio comienzo el entierro en la capilla de San Jorge, donde estaban reunidas 800 personas, entre ellas el rey Carlos III y el resto de su familia, los representantes de la Commonwealth y los gobernadores generales. El broche final estaba fijado para las 19.30 hora local, las 20.30 horas GMT. Para entonces se celebrará una ceremonia privada, de carácter reservado, a la que solo pueden asistir el rey y la familia real. El féretro de la Reina será depositado en la capilla de San Jorge, junto al príncipe Felipe y sus padres. 

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