Sin renunciar a ser una empresa con origen y presencia en las energías ligadas a los hidrocarburos, Repsol reorienta su estrategia y prioridades

Repsol intenta atraer al inversor a largo plazo con negocios de fuerte recorrido

REUTERS/SERGIO PÉREZ - Logotipo de la empresa petrolera española Repsol

Junto a la innegable inmersión en la conciencia de defensa del medio ambiente, la estrategia de Repsol (la primera petrolera-gasista que asume el reto) tiene como foco la adaptación de sus activos y la inversión en negocios que no cuenten con una cercana fecha de caducidad. En esta línea ha presentado un plan para sumergirse en el mundo energético -con objetivos de eliminación de las emisiones de carbono- que está llegando y parece que para quedarse.

Y los pasos que esta línea tiene dos contenidos básicos: por un lado, un ajuste del valor contable de activos que afectará, fundamentalmente, a exploración y producción de hidrocarburos en Estados Unidos y Canadá, “como consecuencia de la reducción en las expectativas de precios futuros del gas”. El cálculo actual del conjunto de la reducción estará en el entorno de los 4.800 millones, que tendrá un carácter contable (se reflejará en los resultados), pero sin efecto en la generación de caja ni en el reparto de dividendos.

La otra actuación estratégica se centra en las áreas por las que ha optado pare crecer: y la generación limpia de carbono es la elegida para impulsar proyectos asociados a la transición energética. En este sentido, la compañía incrementa en 3.000 megavatios su objetivo de capacidad de generación de electricidad baja en carbono, hasta los 7.500 megas en 2025, al tiempo que inicia su expansión en otros mercados “para convertirse en un actor internacional relevante en energías renovables”.

Repsol cuenta en la actualidad con 2.952 megavatios en operación y 1.083 megas en desarrollo, y el consejo de administración ha aprobado inversiones adicionales para construir dos plantas fotovoltaicas y una de energía eólica por suman 1.600 megavatios adicionales.

En el ‘upstream’, para alcanzar los objetivos previstos, Repsol afirma que orientará su cartera de activos al cumplimiento del Acuerdo de París, “lo que implica priorizar la generación de valor sobre el crecimiento de la producción”. La compañía mantiene como eje estratégico “el equilibrio de las reservas de gas y petróleo, con una visión del gas como energía para la transición energética”.

Además, duplicará la producción de biocombustibles, hasta las 600.000 toneladas en el 2030.

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