La última eliminación en la Eurocopa y la guerra abierta contra la LNFS dejan muy tocado el futuro de este deporte

Rubiales y Venancio acaban con el reinado de España en el fútbol sala

AFP/GABRIEL BOUYS - El presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales

La soledad de Fede Vidal se entendió mejor cuando Portugal eliminó a España en las semifinales de la última Eurocopa de Países Bajos. Un entorno de 18 personas formó el cuerpo técnico para intentar conquistar el octavo europeo de la historia. 

Ninguno de ellos fue capaz de desbloquear la toma de decisiones de Vidal cuando Portugal pisaba el acelerador para remontar el partido. Del 0-2 al 2-2 y al 4-2 definitivo mientras la selección española se mostraba impotente. 

Una situación muy parecida a la del Mundial de Lituania el pasado mes de septiembre de 2021. Otra vez Portugal aceleró el partido y acabó remontando, aunque, en aquella ocasión, tuvo que recurrir a la prórroga para apear a España del sueño de su tercera estrella en los cuartos de final. Esa eliminación fue la segunda peor de la historia de España en los Mundiales tras la anterior cita de Colombia en 2016 donde España cayó en la misma ronda. 

La ruina que vive la selección española de fútbol sala es consecuencia de que la inercia de aquella España de los Mundiales y las Eurocopas se terminó hace años. Que Portugal haya sido el verdugo de la roja en fútbol sala no es casualidad. Es fruto del trabajo que hace su competición desde la base y con todos los equipos de la liga. Un modelo exportado por la Liga Nacional de Fútbol Sala (LNFS) desde hace años y que ha permitido crecer al futsal luso. 

Sin embargo, España vive una nueva guerra civil en este deporte como ya ocurrió hace 30 años. Si en aquella época Ángel María Villar y Aurelio Gómez Araújo, junto a otros protagonistas, llevaron la paz al fútbol sala; ahora no hay intención de remar en la misma dirección. Una situación muy grave que afecta a los clubes y, por supuesto, a la selección española. 

La llegada de Luis Rubiales a la presidencia de la RFEF destrozó al fútbol sala. La gestión de la LNFS culminó con la venta de derechos a LaLiga presidida por Javier Tebas y eso fue suficiente para que desde Las Rozas tomarán medidas y se arrogasen el derecho de gestionar este deporte sin contar con la LNFS. No podían soportar la idea de que un producto que ellos también gestionaban acabase en manos del “enemigo” aunque este pagase varios millones de euros que repercutían directamente en los clubes. 

José Venancio es el protagonista que mueve los hilos del fútbol sala en la RFEF. El que fuera seleccionador de 2007 a 2020 ha levantado cuatro Eurocopas con España, pero no ha sabido coser la tercera estrella mundialista a la camiseta. En 2020 decidió dejar el cargo y pasar a gestionar el fútbol sala desde los despachos de la Federación. Es un tipo importante para Rubiales porque dirige los votos de este deporte cuando hay elecciones. 

Desde su llegada al cargo, España ha caído a la cuarta posición del ranking mundial, superada por Argentina, Portugal y Brasil. Una involución donde el gran señalado es José Venancio que veía venir la situación y decidió apartarse, pero no del todo. Su sistema de cursos y de diplomas oficiales obliga a todos los entrenadores en formación a pasar por el aro y las tasas federativas para cumplir el sueño de sentarse en un banquillo. 

La llegada de Fede Vidal a España nunca fue una solución. Fue el segundo de Venancio durante ocho años, pero su periplo de fracasos hará que sea destituido para cubrir los descalabros del resto de protagonistas. 

Expertos del fútbol sala señalan que la persona que debe tomar las riendas de este deporte en la Federación es Pablo Lozano, presidente del Comité Nacional de Futsal RFEF. Una limpieza profunda de los altos cargos y, sobre todo, un modelo deportivo que cale en los clubes para evitar el cambio de estilo y de jugadores tan clamoroso de Vidal en apenas unos meses. 

Barcelona fútbol sala

Las dos estrellas que levantó Javier Lozano como entrenador son gestionadas por la Federación a su antojo. Por un lado, ocultan las imágenes de los Mundiales de Taiwán y Guatemala siempre que pueden, mientras que, por otro, son capaces de vender la imagen de Venancio en conferencias internacionales como el seleccionador que consiguió esos trofeos a principios de siglo. 

Hace meses Ángel María Villar pedía públicamente en Atalayar que la LNFS y la RFEF recondujeran sus relaciones por el bien de este deporte. La política de sanciones de la Federación ahoga a muchos clubes que ven mermados sus ingresos y eso afecta a sus fichajes y a la calidad del producto. En medio de esta situación, la LNFS sigue difundiendo la marca con la que ha conseguido dar valor al futsal patrio, aunque sin los clubes que decidieron traicionar este sistema y huyeron al calor de las fábulas roceñas. 

Hasta los parches de Pablo Lozano pueden resucitar al paciente que ahora agoniza. Si aquel deporte que un día lideró España no vuelve, al menos que los responsables queden señalados.

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