Las facciones lideradas por el ayatolá chiita iraquí, Al-Sistani, se han desvinculado de las Fuerzas de Movilización Popular (PMF, por sus siglas en inglés)

Ruptura definitiva entre las milicias iraquíes

photo_camera AP/HADI MIZBAN - Los miembros de las Fuerzas de Movilización Popular Iraquíes desfilan durante una marcha del Día de Quds en Bagdad, Irak, el viernes 1 de julio de 2016

El nombramiento de Abdul Aziz al-Mohammedawi como líder de las Fuerzas de Movilización Popular (PMF, por sus siglas en inglés), a principios del mes de abril, supuso una grieta insalvable para las milicias iraquíes. La lucha por el liderazgo de las PMF abrió la veda de las confrontaciones y la fractura en el movimiento se produjo de manera oficial en los primeros días de mayo.

Así, las milicias alienadas con el gran ayatola Ali Al-Sistani, que ya habían rechazado públicamente que Mohammedawi se erigiera como líder, han decidido separarse respecto a los grupos más proiraníes. El intento del gran ayatolá por arrebatar el control de las fuerzas a Mohammedawi ha terminado en la separación de la Autoridad de Movilización Popular, la rama que supervisa a las PMF en su conjunto.

Mujeres iraquíes se reúnen

Es sabido que Al-Sistani es un firme defensor de la separación entre islam y Estado y, por lo tanto, contrario a la visión del líder iraní Alí Jamenei. Además, facciones cercanas a él también han rechazado la hegemonía de Irán sobre las milicias iraquíes. Han sido cuatro, la División de Combate Abbas, la División de Combate Imán Alí, la Brigada Alí Akbar y la Brigada Ansar al-Marja, las que anunciaron su escisión de las PMF y se han puesto bajo la autoridad directa del Gobierno iraquí. Por su parte, cabe destacar que las PMF están formadas por alrededor de 40 organizaciones, compuestas por voluntarios, entre las que se encuentran la Organización Badr, Asaib Ahl al-Haq y unidades kurdas pertenecientes al Gobierno regional de Kurdistán.

Las facciones pro-Sistani estarían a favor de acordar una unión entre el Ejército iraquí y las milicias, una medida que conllevaría la limitación considerable de lazos con la República Islámica de Irán.

las Fuerzas de Movilización Popular Iraquíes
Enero, el inicio del caos

El ataque con aviones no tripulados estadounidenses a principios de 2020, que acabó con la vida del comandante y vicepresidente de las PMF, Abu Mahdi al-Muhandis, junto con el militar iraní, Qassem Soleimani, cabeza de las Fuerzas Quds iraníes, dejó un vacío de poder en las milicias iraquíes.

Combatientes de las Fuerzas de Movilización Popular

Este hueco fue ocupado por Abdul Aziz al-Mohammedawi, comandante de la PMF con fuertes lazos iraníes, ya que fue entrenado en la capital de la República, Teherán. Muchos milicianos proiraníes esperaban que esta fuera la solución, ya que Al-Mohammedawi, conocido por su nombre de guerra como Abu Fadak, reemplazaba a Al-Muhandis como líder general de los grupos paramilitares de Irak. Pero las otras milicias que se han rebelado en la actualidad ya mostraron su descontento y se negaron a reconocer a Abu Fadak como comandante de las PMF.

El origen de estas fuerzas de movilización está en 2014, cuando el clérigo chiita iraquí, el gran ayatola Al-Sistani, anunció una fatwa para que todos los hombres capaces de tomar las armas se unieran en un conjunto de milicias para hacer frente a la ofensiva de Daesh sobre la capital iraquí, Bagdad. Fueron establecidas durante el mandato de Nouri al-Maliki (2006-2014). La mayor parte de las milicias son chiíes, pero también hay facciones cristianas y suníes.

las Fuerzas de Movilización Popular Iraquíes marchan en Bagdad

Estas milicias, auspiciadas por el Gobierno iraquí, son decisivas para la defensa de la capital, pero el apoyo iraní también ha sido fundamental en el desarrollo y mantenimiento de estos grupos, sobre todo, a la hora de proveer de equipamiento, formación y apoyo logístico.

Las PMF también están financiadas por el Estado iraquí y comprende docenas de milicias que, a pesar de guardar diferentes lealtades, están dominadas por facciones con estrechos lazos en Irán, incluidas Kataib Hizbulá, de Al-Muhandis.

Desfile de las Fuerzas de Movilización Popular en Basora

La fatwa de Sistani dejó claro que aquellos que luchaban contra Daesh debían hacerlo solo bajo el mandato de las fuerzas de seguridad iraquíes, pero el entonces primer ministro Al-Maliki entregó el liderazgo a dos aliados clave para Irán: Faleh al-Fayyad, su asesor de seguridad nacional, y Al-Muhandis, fundador de la mayoría de las facciones iraquíes asociadas con Irán.

Luchas de poder

Al Sistani y el sucesor de Maliki como primer ministro, Haider al-Abadi, intentaron sin éxito recuperar el control de las PMF. Sin embargo, el vacío de poder generado por los asesinatos de Soleimani y Muhandis el 3 de enero de este año reabrieron las puertas para recuperar este control.

Marcha durante el funeral del general de mayor rango de Irán Qassem Soleimani

Las tensiones entre los que defienden una independencia con Irán y los que se apoyan en la República Islámica alcanzaron su punto álgido en octubre del año pasado cuando Soleimani, Muhandis y otros comandantes de alto rango estuvieron directamente involucrados en una brutal represión contra manifestantes antigubernamentales, en las que cientos de personas fueron asesinadas y hubo miles de heridos.

Ahora, aunque en un primer momento el grupo disidente de las milicias estaba esperando a la formación de un nuevo gobierno -como así ha sucedido con el reciente nombramiento de Mustafa al-Kadhimi como primer ministro- los acontecimientos se han precipitado y las facciones de Al-Sistani ya han jurado lealtad al Ejército iraquí.

El nuevo primer ministro de Irak, Mustafa al-Kadhimi

Cabe recordar, en este punto, que en febrero el presidente Barham Saleh designó para primer ministro a Adnan al-Zurfi, un nombramiento que no gustó a los líderes proiraníes de las milicias, ya que Al-Zurfi siempre ha mostrado cierta complacencia hacia Estados Unidos. De hecho, esto fue una de las razones por las que no tuvo éxito al formar gobierno.

Según las propias milicias, el número de combatientes supera en estos momentos los 150.000, mientras que la cantidad de milicianos que ya han abandonado las PMF no llega a los 12.000, aunque se espera que ese número se incremente considerablemente próximamente. 

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