El ministro de Relaciones Exteriores, Sergey Lavrov, se ha referido a la Primavera Árabe como “experimento geopolítico de Occidente”

Rusia advierte a Haftar sobre la reanudación de hostilidades en Libia

photo_camera AFP/FILIPPO MONTEFORTE   - Mariscal Khalifa Haftar

El ministro de Relaciones Exteriores, Sergey Lavrov, en una conferencia de prensa en Moscú tras una entrevista con su homólogo libio, Mohamed Siala, prometió otorgarles el máximo apoyo a los esfuerzos de paz en curso en Libia.

Durante esta rueda de prensa hizo referencia a un llamamiento de guerra reciente de Khalifa Haftar, mariscal libio, para continuar una guerra civil que había cesado en octubre tras un pacto de tregua con el gobierno internacionalmente reconocido del país. Lavrov apeló a ambas a dialogar y poder detener la lucha armada.

Asimismo, destacó que la cooperación entre Rusia y Turquía propicio el alto el fuego en Libia y contribuyó a la organización de la conferencia de paz de Berlín sobre el país. Las recomendaciones aprobadas fueron posteriormente aceptadas por el Consejo de Seguridad de la ONU.

Libia ha sido gobernada desde 2015 por dos autoridades rivales, la GNA que ha sido reconocida por la ONU y apoyada por Turquía y por un poder encarnado por el mariscal Khalifa Haflar. Esto fue consecuencia de la caída de Libia en el caos con la declive del régimen de Muamar El Gadafi.

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En 2015 fue fundado el gobierno legítimo con sede en Trípoli en base a un acuerdo auspiciado por la ONU. Los esfuerzos por un acuerdo a largo plazo no tuvieron éxito debido a la ofensiva militar de las fuerzas leales a Haftar. En abril de 2019 lanzaron un ataque contra la capital, que fue rechazado.

A finales de octubre se acordó un alto el fuego y a día de hoy continúan las negociaciones para una configuración provisional antes de las elecciones presidenciales y parlamentarias que tendrán lugar el próximo 24 de diciembre de 2021.

Lavrov responsabiliza a Occidente del conflicto en Oriente  Medio y norte de África. Así como de intentar aprovechar los procesos de la Primavera Árabe, catalogándolo de “experimento geopolítico de Occidente”.

Por último, destacó que el proceso de encontrar una solución política al conflicto israelí-palestino enfrenta riesgos reales de fracaso y demostró una gran preocupación por los esfuerzos para un arreglo a este enfrentamiento.

Dijo el ministro que "la situación es muy grave. Aquí, como en otros casos, se necesita un papel protagónico y responsable de la ONU para reiniciar las negociaciones directas entre palestinos e israelíes” y añadió que además se necesitaba “el apoyo del cuarteto de mediadores internacionales y los Estados árabes”. 

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