La rapidez con la que Moscú ha dado con la cura para la COVID-19 crea escepticismo en la comunidad internacional, aunque hay algunos países que ya se han interesado por ella

Rusia anuncia vacuna, pero el mundo no le cree

photo_camera PHOTO/ALEXEI DRUZHINIM - El presidente ruso Vladimir Putin

Que la supuesta nueva vacuna contra la COVID-19 creada por rusos se llame Sputnik V no es extraño.  El significado político de este anuncio es claro: a finales de los años 50, y en plena carrera espacial entre Estados Unidos y la Unión Soviética, el primer satélite artificial lanzado por la URSS se llamó Sputnik. Con esto, Vladimir Putin quiere mandar un mensaje claro: Rusia, como la URSS, está ahí y encabeza la carrera de la vacuna.
Porque quien tenga la vacuna no solo supondrá un avance médico, sino también un golpe tremendo en la gobernanza mundial. Convertirse en el primer país del mundo en desarrollar una vacuna es una cuestión de prestigio nacional para el Kremlin y mostrar al mundo que Rusia es una potencia mundial.

Vacunas

A comienzos de semana, el presidente ruso anunció que el Centro Nacional de Investigaciones Epidemiológicas y Microbiológicas Gamaleya en Moscú, había desarrollado una vacuna contra la COVID-19 y que había recibido la aprobación regulatoria después de menos de dos meses de ensayos clínicos en humanos. Las autoridades rusas dijeron que planeaban comenzar la vacunación masiva en octubre. El ministro de Salud, Mikhail Murasshko señaló que la vacuna “ha demostrado ser altamente efectiva y segura”. El propio Putin anunció que su hija la había probado. Pero el mundo científico más allá de los Urales no posee tanta confianza en esta vacuna y han mostrado su preocupación por la velocidad del desarrollo del medicamento. La mayoría de los expertos creen que conseguir una vacuna eficaz y con 100% de garantías no será posible hasta mediados de 2021.

Poca confianza desde la OMS

Tarik Jasarevic, portavoz de la Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo durante una conferencia de la ONU en Ginebra que “la precalificación de cualquier vacuna incluye la revisión y evaluación rigurosa de todos los datos de seguridad y eficacia requeridos”. Algo que la vacuna rusa no ha hecho todavía. Según los investigadores, para que una vacuna sea aprobada debe pasar tres fases: la primera, que conlleva aplicar dosis altas a pocas personas para comprobar la inocuidad; una segunda en la cual se inyecta el suero a varios cientos de voluntarios y una final donde las pruebas necesitan a miles de personas.

Laboratorio

Esto supone tiempo, y aunque conseguir la cura para poner fin a la pandemia que desde inicios de 2020 golpea a todo el globo sea a contrarreloj, es necesario, señalan los investigadores, que se cumplan con los pasos. Según datos de la OMS, están siendo desarrolladas más de 150 vacunas, pero solo 28 están siendo sometidas a ensayos clínicos, y entre ellas seis ya se encuentran en la última fase. Ninguna de ellas es Spuntik V.

Trump quiere ganar la carrera por la vacuna

Las reacciones ante las declaraciones de Putin de otros líderes mundiales no se hicieron esperar. El presidente norteamericano, Donald Trump anunció el mismo día que lo hizo Putin que Estados Unidos “estaba muy cerca de aprobar una vacuna”. “Estamos invirtiendo en el desarrollo y fabricación de las seis principales candidatas para asegurar su rápida distribución, y las Fuerzas Armas están listas, listas para entregar la vacuna a los estadounidenses tan pronto como la primera esté del todo aprobada”, dijo el presidente estadounidense en una rueda de prensa en la Casa Blanca. Ya el mes pasado, según señala la revista Times, Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá acusaron a Moscú de utilizar piratas informáticos para robar las investigaciones en los laboratorios occidentales.

Israel ya ha dicho que comenzará negociaciones con Rusia si se comprueba que el “producto es serio” y el presidente filipino, Ricardo Duterte ha anunciado que será él mismo quien pruebe la vacuna. Según Reuters, los científicos filipinos se reunieron con representantes de la investigación rusa para discutir una posible participación en ensayos clínicos. Brasil y Kazajstán también han mostrado interés por esta vacuna. Por su parte, los países europeos han sido más cautos con este anuncio. El ministro de Salud alemán, Jens Spahn, dijo que la vacuna no se había probado lo suficiente y agregó que el objetivo era tener un producto seguro en lugar de ser el primero.

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