Varsovia ya había anunciado previamente sus planes para dejar de depender del gas ruso a finales de año. Sofía, por su parte, afirma que no es necesario limitar el consumo de gas “por el momento”

Rusia cierra el grifo del gas a Polonia y Bulgaria

photo_camera REUTERS/VASILY FEDOSENKO - Estación de compresión de gas en el gasoducto Yamal-Europa cerca de Nesvizh, a unos 130 km (81 millas) al suroeste de Minsk

La empresa estatal rusa Gazprom ha anunciado la suspensión del abastecimiento de gas a Polonia y Bulgaria ante la negativa de ambos países de pagar el suministro en rublos, tal y como exigió Moscú el mes pasado. De acuerdo la compañía energética, el flujo de gas se suspenderá hasta que se realicen los pagos en rublos.

Varsovia, que lleva recibiendo gas ruso desde 1996 a través del gasoducto Yamal-Europa, ha señalado que la suspensión de gas es “un incumplimiento del contrato”. La empresa polaca Polskie Górnictwo Naftowe i Gazownictwo (PGNiG) ha advertido que se reserva el derecho de presentar reclamaciones en relación con la suspensión de gas y “hará uso de todos los derechos contractuales conferidos a la empresa y los derechos en virtud de la ley”, según informa el canal polaco TVN24. No obstante, a pesar de la decisión de Gazprom, PGNiG ha asegurado que sus clientes “reciben gas de acuerdo con su demanda”.

Mateusz Morawieck, primer ministro de Polonia REUTERS/WOLFGANG RATTAY

La compañía energética estatal ha explicado que existen opciones para comprar gas de la Unión Europea “gracias a las conexiones con Alemania y República Checa”. PGNiG también ha señalado el mercado internacional de gas natural licuado, destacando en este aspecto la terminal de Świnoujście, “cuya capacidad de regasficación se ha incrementado este año”.

De acuerdo con Forum Energii, algunas de las importaciones de gas a Polonia para sustituir el gas ruso provienen Alemania (21%), Qatar (13%), con quien Varsovia ha estrechado sus lazos energéticos en los últimos años, Estados Unidos (6%) y Noruega (2%). El suministro de gas noruego aumentará notablemente una vez que finalicen las obras del gasoducto Baltic Pipe, que conectará Polonia con yacimientos de gas en el país nórdico.

Funcionarios de Polonia y Bulgaria afirman que Rusia suspende el suministro de gas natural a sus países a partir del miércoles. Los gobiernos de los dos países europeos dijeron el martes 26 de abril de 2022 que el gigante energético ruso Gazprom les informó de que interrumpía el suministro de gas AP/SEGEI GRITS

El Gobierno polaco lleva tiempo trabajando para disminuir la dependencia hacia la energía rusa. Con la invasión de Ucrania, Varsovia ha intensificado sus esfuerzos para lograr este objetivo. En este sentido, las autoridades polacas ya planeaban dejar de importar gas ruso a finales de este año, cuando vencía el contrato con Gazprom.

Asimismo, Polonia ya había expresado anteriormente su negativa de pagar el gas ruso en rublos, a pesar de las amenazas desde Moscú. “Todas las posibilidades y riesgos están bajo consideración. Estamos preparados para ello”, indicó Piotr Naimski, secretario de Estado Plenipotenciario del Gobierno para Infraestructuras Energéticas Estratégicas, un día antes del anuncio de Gazprom.

Naimski también ha anunciado que Gaz-System, una empresa dependiente de PGNiG, lanzará el 1 de mayo una conexión con la regasificadora lituana de Klaipeda. Igualmente, señaló que el gasoducto Baltic Pipe entrará en funcionamiento en octubre.

La ministra francesa de Transición Ecológica, Barbara Pompili, interactúa con la ministra polaca de Clima y Medio Ambiente, Anna Moskwa, durante una reunión de emergencia para discutir la situación energética en Europa en medio de la invasión rusa de Ucrania, en Bruselas, Bélgica, el 28 de febrero de 2022 REUTERS/YVES HEMAN

Varsovia se muestra segura ante la suspensión de gas ruso. “No habrá escasez de gas en los hogares polacos”, escribió Anna Moskwa, ministra de Clima y Medio Ambiente, en su cuenta de Twitter. Moskwa también ha aclarado que el país cuenta con “las reservas de gas y las fuentes de suministro necesarias”. De acuerdo con la ministra, las existencias de gas almacenado rondan el 80% y, por el momento, “no hay necesidad de utilizar las existencias”.

Bulgaria, por el contrario, depende casi por completo del gas ruso. Sofia, al igual que Varsovia, acusa a Gazprom de violar el contrato actual. De acuerdo con la empresa Bulgargaz, se ha cumplido “plenamente con las obligaciones y se han realizado todos los pagos requeridos en virtud de su contrato actual de manera oportuna, estricta y de acuerdo con sus términos”. A pesar de la gravedad de la decisión rusa, el Ministerio de Energía de Bulgaria afirmado que no es necesario limitar el consumo del gas “por el momento”. Igualmente, el Ejecutivo comenzará a plantear nuevas alternativas para el suministro del gas.

Kiril Petkov, primer ministro de Bulgaria AFP/LUDOVIC MARIN

Sofía fue un importante aliado de Moscú, aunque con la invasión rusa de Ucrania la situación ha cambiado radicalmente. Bulgaria ha respaldado las sanciones económicas contra Rusia y ha enviado ayuda humanitaria a Ucrania. En este sentido, Kiril Petkov, primer ministro búlgaro, ha estrechado sus lazos con el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky.

Gazprom podría tomar la misma medida contra Eslovaquia, ya que el primer ministro Eduard Heger ha subrayado que la industria de gas nacional seguirá pagando el gas en euros, según la agencia de noticias TASR. El mandatario eslovaco ha declaro que el país está “listo para resistir posibles restricciones al suministro de gas ruso”.

Tanques de almacenamiento de combustible de Lukoil en la terminal del puerto de Rosenets, cerca de la ciudad de Burgas, en la costa del mar Negro PHOTO/AFP

Tanto Ucrania como la Unión Europea han respondido a la decisión de Gazprom, tildándola de “chantaje”. Para Kiev, este movimiento demuestra que Rusia usa la energía como un arma, algo de lo que ha advertido desde hace años. Por ello, la presidencia ucraniana pide un embargo a la energía rusa por parte de la UE. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, coincide con las autoridades ucranianas y califica la medida como “otro intento más de Rusia de utilizar el gas como instrumento de chantaje”, algo que, de acuerdo con Von der Leyen, es “injustificado e inaceptable”. 

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