Tras un ataque contra la Armada rusa apostada en Sebastopol, y a la espera de posibles represalias del Kremlin, el Gobierno de Zelensky asegura que “Ucrania tiene rutas logísticas alternativas para continuar exportando productos agrícolas”

Rusia reanuda sus "juegos del hambre" y suspende el corredor para exportar grano desde Ucrania

ATALAYAR/MARÍA SENOVILLA - Dos soldados ucranianos protegiendo sus posiciones en puerto de Odesa, desde donde se enviaba la mayor parte del grano que exportaba Ucrania

Una serie de explosiones acontecidas durante la madrugada del sábado en Sebastopol han vuelto a agitar el avispero del Kremlin, que, como respuesta, ha suspendido unilateralmente el acuerdo que permitía las exportaciones de grano desde los puertos ucranianos del Mar Negro. 

Según Rusia, el Ejército de Zelenski –ayudado por la inteligencia británica– es el autor del ataque con drones que ha dañado tres barcos rusos atracados en la bahía de Sebastopol. Según Ucrania, las explosiones se produjeron por una negligencia de la propia tripulación de uno de los barcos de la Armada de Putin, que habría manipulado mal los sistemas lanza cohetes.

El resultado es que los países de Europa –incluido España–, África y Oriente Medio van a dejar de recibir al menos una parte del grano ucraniano. Si bien las cantidades que se estaban enviando eran menos de la mitad de lo que se importaba antes de la guerra, este cereal cubría parte de la demanda y servía para frenar la escalada de los precios a nivel mundial.

Ahora es imposible saber cuánto grano se va a poder exportar y qué rutas seguirá para llegar a los países que lo están esperando en mitad de una crisis energética y, en algunos casos, también alimentaria.  

LA POCA CINTURA DE RUSIA

Desde el Ministerio de Infraestructura de Ucrania  –del que dependen los envíos de grano– intentan distraer la atención sobre la autoría de los ataques con un comunicado en el que instan a Rusia a reconsiderar su decisión.

ATALAYAR/MARÍA SENOVILLA – Vista del puerto de Odesa desde el casco histórico de la ciudad

Una de las portavoces de ese Ministerio, en declaraciones para Atalayar, argumentaba que “ese tema no es competencia del Ministerio de Infraestructura”, en relación con los ataques. Y a la pregunta de si se iban a detener las exportaciones hasta alcanzar un nuevo acuerdo, respondía que “Ucrania tiene rutas logísticas alternativas para seguir con los envíos”, sin precisar más detalles.

Dejando al margen la posible implicación del Ejército ucraniano en las explosiones, en el comunicado acusan a Rusia de tener muy poca cintura, teniendo en cuenta que el Kremlin fue el primero en atacar reiteradamente las posiciones ucranianas en el Mar Negro, y eso no ocasionó que Gobierno de Zelenski suspendiera el acuerdo de exportación: 

“Nos gustaría enfatizar que la implementación de la ‘Iniciativa de Cereales’ en el Mar Negro es de naturaleza humanitaria. Esta es la razón por la cual la parte ucraniana no cerró el corredor de cereales, incluso tras los ataques rusos del 23 de julio (el día después de la firma de la Iniciativa), del 23 de septiembre en el puerto de Odesa, y de los recientes ataques a  la infraestructura energética, que obligaron a suspender la actividad de la infraestructura portuaria.

Desde el primero de agosto, cuando el primer barco partió del puerto ucraniano de Odesa, hasta el día de hoy, logramos exportar más de 9 millones de toneladas de alimentos, de los cuales más de 5 millones de toneladas se enviaron a los países de África y Asia. Bajo el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, se exportaron 190.000 toneladas de trigo ucraniano a países necesitados, que están al borde de la hambruna.

Al mismo tiempo, debemos señalar que Ucrania sigue siendo un socio confiable para el mundo civilizado y está lista para continuar recolectando y enviando productos agrícolas para garantizar la seguridad alimentaria mundial”.

ATALAYAR/MARÍA SENOVILLA – Dos soldados ucranianos apostados junto a la estatua de Potemkin, en uno de los accesos al puerto de Odesa, durante los primeros días de la invasión rusa a Ucrania

RUSIA RETRASABA LAS EXPORTACIONES DESDE HACE UNA SEMANA

Lo cierto es que después de uno de los ataques a los que hace referencia el comunicado del Ministerio de Infraestructura, Rusia alegó que no había dañado ningún buque de carga y que los puertos de Odesa seguían siendo objetivos perfectamente legítimos en el transcurso de la guerra. 

Pero más allá de las acciones bélicas, precisamente desde el Ministerio de Infraestructura ya habían advertido –hace una semana– que el Kremlin estaba poniendo palos en la rueda de las exportaciones. “Rusia está retrasando artificialmente la inspección de los barcos en el Bósforo, y esto ha provocado una cola de más de 170 cargueros, por lo que los puertos ucranianos se ven obligados a trabajar solo al 25-30 por ciento de su capacidad”, denunciaban.

Tras los acontecimientos de este sábado, el presidente Zelenski ha añadido que “Rusia no tiene lugar en el G-20 mientras busque deliberadamente provocar hambrunas”. Desde Kiev acusan a Putin, además, de emplear el chantaje nuclear, el frío y ahora el hambre como armas de guerra. 

“Putin está librando una guerra híbrida contra Europa, tomando como rehenes a África y Asia, demostrando que las negociaciones con el Kremlin son una pérdida de tiempo”, afirmaban desde la Oficina del Presidente. 

CRONOLOGÍA DE LAS EXPORTACIONES

Desde que se reanudaron las exportaciones de cereales, el pasado 1 de agosto, más de 400 cargueros habrían partido de los tres puertos de la provincia de Odesa con destino a países europeos, africanos y asiáticos. En total, se habrían enviado 9,1 millones de toneladas de productos agrícolas. 

La ruptura del acuerdo de exportación se produce justo cuando Ucrania había incrementado el volumen de envíos. Sólo la semana pasada, se enviaron 335.000 toneladas de grano a Europa, más de 25.000 a Egipto, 30.000 a Túnez y otras tantas a Yemen.

ATALAYAR/MARÍA SENOVILLA – Soldados ucranianos de patrulla en uno de los accesos al puerto de Odesa

Los últimos seis barcos partieron el viernes del puerto de Odesa, con otras 180.000 toneladas de cereal, mientras se notificaba la llegada del granelero BC CALLISTO a Argelia, con 30.500 toneladas más de trigo alimentario que habían salido del puerto de Chornomorsk. Este barco fue uno de los que estuvieron retenidos en el Bósforo –durante 14 días– a espera de la inspección del Centro de Coordinación Conjunta que gestiona Rusia.

La ONU y Turquía ya habían manifestado la necesidad de aumentar el número de inspectores en este Centro de Coordinación, ya que “el retraso estaba afectando tanto a la seguridad alimentaria, como a la seguridad del tráfico en el Bósforo", tal y como declaró la semana pasada Yury Vaskov, Viceministro de Infraestructura de Ucrania.

Ayer, el ministro de Exteriores ucraniano, Dimitri Kuleba, fue un paso más allá en la escalada verbal y pidió a todos los países que exijan a Rusia “que detenga sus juegos de hambre y vuelva a reiniciar sus obligaciones”. 

CONVOCADO EL CONSEJO DE SEGURIDAD DE LA ONU

Los servicios de inteligencia ucranianos han apuntado que, entre los barcos rusos dañados por las explosiones en Sebastopol, estaría la fragata Almirante Makarov –que portaba misiles Kalibr y sustituía al Moskva al frente de la flora del Kremlin– y el dragaminas Iván Golubets.

Sebastopol es la ciudad más importante de Crimea, la península que el Kremlin anexionó en 2014 tras la revuelta de Maidán. Y después de las explosiones del sábado, Rusia ha paralizado todas las actividades de su puerto y ha prohibido difundir cualquier imagen o vídeo del lugar. Además, ha convocado al Consejo de Seguridad de la ONU a reunirse.  

El Ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, no ha dudado en señalar desde su canal de Telegram que "la preparación de este acto terrorista y la formación del personal militar del 73º Centro de Operaciones Marítimas Especiales de Ucrania fue llevado a cabo por especialistas navales británicos". 

ATALAYAR/MARÍA SENOVILLA – Una de las calles que desemboca en el puerto de Odesa, fuertemente blindada durante los primeros días de la invasión de Rusia a Ucrania

Desde el Kremlin también se han referido a las explosiones de Sebastopol como un "ataque masivo” por parte de Ucrania, utilizando el mismo término que la prensa internacional empleó para referirse al bombardeo que Rusia lanzó el pasado 10 de octubre contra una veintena de ciudades ucranianas de forma casi simultánea.  

En aquella ocasión, también hubo de por medio un ataque en territorio ruso, cuya autoría no ha sido aún dilucidada: una explosión en el puente de Kerch, que une Crimea con Rusia, y que fue utilizada como excusa para atacar la infraestructura eléctrica ucraniana de una forma absolutamente desproporcionada.

POSIBLES REPRESALIAS EN FORMA DE NUEVOS BOMBARDEOS

Con estos antecedentes, cabe esperar que en los próximos días Putin devuelva el golpe. Tal vez contra Kiev, puede que contra Odesa, quizás contra varias ciudades a la vez. El caso es que ante la humillación que está sufriendo en el campo de batalla –donde el Ejército de Zelenski ya ha reconquistado prácticamente toda la provincia de Járkiv, y avanza con paso firme por la de Jersón– cualquier argumento es válido para castigar a la población civil de Ucrania.

Los bombardeos sistemáticos del Ejército ruso contra zonas residenciales, mercados, hospitales, escuelas, etc. han sido constantes desde el principio de la invasión. Pero los ataques a gran escala que está perpetrando en las últimas semanas, y que pueden dejar a Ucrania sin electricidad ni calefacción a las puertas del invierno, necesitan al menos de una justificación frente a la comunidad internacional. Aunque ésta no haya dado ninguna respuesta contundente –de momento– ante las violaciones del Derecho Internacional Humanitario cometidas por el Kremlin.

ATALAYAR/MARÍA SENOVILLA – Una soldado ucrania vigila su posición en los alrededores del puerto de Odesa

De momento, en la ciudad de Járkiv y al cierre de esta crónica, las alarmas antiaéreas se han disparado hasta en cinco ocasiones a lo largo de la tarde-noche del sábado. No se han producido bombardeos aún, pero la defensa antiaérea ucraniana está trabajando con mayor intensidad de lo habitual. Nos aguarda un domingo tenso y un lunes, quizás, más negro de lo habitual en mitad de la guerra.

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