Ambos países están rotando sus buques de guerra con la esperanza de fortalecer su influencia en la región de Sudán

Rusia y Estados Unidos pugnan por afianzarse en la costa del mar Rojo

REUTERS / YORUK ISIK - Buque de carga de la armada rusa cruzando el estrecho del Bósforo

El Puerto de Sudán está siendo testigo del tira y afloja entre rusos y estadounidenses por ganar importancia en la costa del mar Rojo. Tan sólo unas horas evitaron que la fragata rusa Almirante Grigorovich y el destructor norteamericano Winston Churchill se cruzasen en el puerto que vive estos días una situación de tensión con la presencia de las fuerzas navales de las dos superpotencias.

Desde fuentes locales creen que la intención de Washington no va mucho más allá de bloquear la estrategia de Rusia, intentando evitar situaciones como las que se produjeron en Siria y Libia, donde Moscú consiguió imponer su control. Y es que se trata de la segunda vez en algo más de una semana que un buque de guerra estadounidense alcanza la costa del mar Rojo, después de que lo hiciera el acorazado “Carson City” del Comando de Transporte Marítimo de Estados Unidos, que llegó a puerto el pasado 24 de febrero. Una muestra más del paulatino acercamiento que está llevando a cabo la Administración Biden para mejorar sus relaciones con Sudán tras varios años de estancamiento. La embajada estadounidense en Jartum – capital del país sudanés – emitió un comunicado en el que señalaba que “la visita del buque militar destaca el apoyo de Estados Unidos a la transición democrática en Sudán y el fortalecimiento de la alianza con este”.

Atalayar_Buque estados unidos

En enero, el AFRICOM – Mando estadounidense para el continente africano – a través del diplomático Andrew Young, y la directora de Inteligencia, la almirante Hedi Berg, visitaron Jartum para continuar progresando en la mejora de las relaciones entre ambos países. No obstante, Sudán y Estados Unidos ya venían estando más en consonancia desde la destitución del presidente Omar al-Bashir hace casi dos años, en abril de 2019. Desde Washington esperan también poder establecer unas buenas relaciones comerciales y económicas para así aumentar su influencia tanto geográfica como financiera.

La eliminación por parte del expresidente Donald Trump de Sudán de la lista de países de apoyo al terrorismo ya allanó el terreno justo antes de la llegada de Biden al poder. Gracias a ello, se levantaron las restricciones entre ambos países. Ahora, con la colaboración militar como una opción, se abre la puerta a una nueva fase de colaboración y lucha contra el terrorismo y los grupos extremistas del Cuerno de África. Desde ese momento, también se permite la utilización de instalaciones de Sudán por parte de las fuerzas militares de Estados Unidos. También a través de su embajada en Jartum, expresaron ese deseo de mantener una estrecha cooperación militar y explicaron que “su agregado militar, Jacob Day, está trabajando con el ejército sudanés para fortalecer las relaciones bilaterales”.

Atalayar_Destructor mísiles EEUU

Por la parte soviética, la llegada del buque Grigorovich al Puerto de Sudán es una acción sin precedentes en la historia moderna del país liderado por Vladimir Putin. Según la oficina de prensa de la Flota Rusa del Mar Negro, la fragata repostará durante su estancia y sus tripulantes tendrán un descanso tras su participación en los ejercicios navales multinacionales que contaron con la presencia de 45 países, llevado a cabo en el mar Arábigo los días 15 y 16 de febrero. Aunque, la verdadera intención rusa en tierras sudanesas se encuentra en torno al establecimiento de su primera base naval en África. En noviembre, el presidente ruso anunció un acuerdo sobre la creación de un centro de apoyo logístico capaz de amarrar embarcaciones de superficie de propulsión nuclear en Sudán.

La aceleración del movimiento estadounidense se produce unos meses después del anuncio por parte de Rusia del establecimiento de un centro logístico en el Puerto de Sudán. La base contará con una capacidad para 300 soldados y civiles, y cuatro barcos, incluidos barcos de propulsión nuclear, según el acuerdo para los próximos 25 años y renovable por otros diez. A cambio, las fuerzas sudanesas recibirán armas y equipos militares rusos. 
 

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