Los ministros de Exteriores ruso y turco escenifican en Ankara la voluntad de sus países de reanudar las exportaciones de grano desde los puertos ucranianos

Rusia y Turquía respaldan el plan de exportación de grano ante la desconfianza de Ucrania

photo_camera PHOTO/Turkish government - El ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Mevlüt Çavuşoğlu, recibe en Ankara a su homólogo ruso, el veterano Serguéi Lavrov

Rusia y Turquía escenificaron el miércoles su aprobación al establecimiento de un corredor seguro en el mar Negro que permita reanudar las exportaciones de grano ucraniano. Planteada por la ONU con el objetivo de dejar atrás la crisis de suministro alimentario, la propuesta ha sido considerada como “razonable” por parte del ministro turco de Asuntos Exteriores, Mevlüt Çavuşoğlu, que discute con su homólogo ruso la fijación de una serie de condiciones para llevar a cabo el plan.

El jefe de la diplomacia turca recibió en Ankara al veterano ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, para estudiar fórmulas capaces de desbloquear los puertos ucranianos varados desde finales de febrero como consecuencia de la invasión de Rusia. El temor al estallido de nuevas crisis humanitarias a nivel global ha vuelto a acercar las agendas de Moscú y Ankara, que negocian un plan conjunto a instancias de Naciones Unidas.

Antes de la invasión, Ucrania era el quinto mayor exportador mundial de trigo, maíz y aceite de girasol, concentrando en sus puertos el 90% del comercio global. La agresión de Putin paralizó gran parte de las exportaciones. Las amenazas contra la seguridad y, sobre todo, los temores a un ataque anfibio por el mar Negro obligaron a las fuerzas ucranianas a minar los puertos, impidiendo de esta forma las actividades comerciales.

El escenario crítico que atraviesa el continente africano, principal afectado por el conflicto, empujó a la ONU a buscar soluciones. El organismo hizo un llamado a las partes, Rusia y Ucrania, para desatascar la situación con la participación de Turquía, un miembro destacado de la OTAN con autoridad sobre el tráfico marítimo del mar Negro a través del estrecho del Bósforo. Naciones Unidas puso sobre la mesa la fijación de un pasillo seguro para el envío de unos 22 millones de toneladas de grano almacenadas en silos en Ucrania.

Cavusoglu Lavrov

El plan comprendería que Turquía escoltara a las embarcaciones ucranianas que exportan el trigo con la garantía de que Rusia no ataque a cambio, en principio, de una serie de condiciones. Esta es la propuesta que negocian Ankara y Moscú, de momento sin resultados concluyentes a la espera de que intervenga en las próximas horas una delegación ucraniana en las conversaciones. Se trata, por lo tanto, de la primera salida factible a la crisis de suministros.

“Hasta ahora Ucrania no ha entrado en la negociación, aunque no sabemos si ha habido comunicación con Kiev”, señala desde Estambul el periodista de M’Sur, Ilya U. Topper. No han trascendido contactos directos con el Gobierno de Volodímir Zelenski, que rechazó públicamente la propuesta por “no resultar creíble” el compromiso de que Rusia se abstendría de atacar contra objetivos ucranianos. La Unión Europea, por su parte, acusó a Rusia de “militarizar” los suministros alimentarios para ganar ventaja en la guerra.

La presencia de Turquía en las negociaciones indicaría que el corredor seguro para la exportación de grano comprendido en el acuerdo se establecería en la ciudad de Odesa, así como en el resto de puertos aún en manos de la resistencia ucraniana. Las embarcaciones ucranianas estarían flanqueadas por la escolta naval turca antes de poner rumbo a los mercados internacionales sin que Putin ordenase el ataque. “Estas son garantías del presidente de Rusia”, subrayó Lavrov.

“Lo que Turquía propone es desminar los puertos y que los barcos turcos puedan escoltar a las embarcaciones ucranianas”, explica Topper. El problema es que el desminado inquieta a Ucrania, que podría ser testigo de una nueva ofensiva anfibia por parte de Rusia si Putin decide violar de nuevo sus compromisos. “Se necesitan garantías formales –apunta Topper–, pero el problema es que nadie cree a Rusia a estas alturas. Kiev tendría que hacerlo”.

“Turquía es fiable, pero debemos ver si tiene la capacidad para garantizar las condiciones de seguridad”, apunta Topper. El coautor de La democracia es un tranvía sostiene que Ankara no podría impedir un ataque, porque Erdoğan “no tiene una posición de poder sobre la que negociar” con el presidente ruso Vladímir Putin. Además, el conflicto le ha supuesto a Turquía “un fuerte golpe económico” y necesita una resolución a toda costa.

Entre las peticiones del Kremlin, según las declaraciones de Lavrov, está el desminado de los puertos del mar Negro, pero la prioridad de Moscú pasa por aliviar las sanciones impuestas por los aliados occidentales. Çavuşoğlu expresó el respaldo de Turquía, que aboga también por suavizar las restricciones económicas occidentales. Aunque las exportaciones de alimentos están técnicamente exentas, Rusia alega que las sanciones impuestas a sus barcos y bancos imposibilitan la entrega de cereales a los mercados mundiales.

Cavusoglu Lavrov

El jefe de la diplomacia rusa trasladó además que los envíos de grano se reanudarán en los próximos días desde el puerto ucraniano de Berdiansk, ocupado por las fuerzas rusas una vez finalizadas las labores de desminado de la zona. Sin embargo, su homólogo turco se mostró más prudente y matizó que sería necesario que las partes negociaran antes con Ucrania la seguridad de los buques que transportan las exportaciones.

El encuentro entre Çavuşoğlu y Lavrov ha coincidido con la campaña de Turquía en Siria y en un momento determinante para la OTAN, una alianza “en muerte cerebral” que, con sus acciones, Putin no solo ha unido, sino que ha reforzado. Las candidaturas de dos Estados “neutrales” hasta la fecha como Suecia y Finlandia solo se han topado con la negativa de Turquía, una negativa que impide su ingreso definitivo en la organización por su política de consenso.

La baza de Turquía en el seno de la OTAN podría servir en el tablero sirio, o incluso como catalizador del acuerdo de exportación alimentaria o moneda de cambio para una estrategia más amplia que contenga un hipotético alto el fuego. “Turquía no está utilizando el tema de la OTAN como baza negociadora, al menos públicamente”, sostiene Topper. “El presidente Erdoğan usa su opción de veto dentro de la Alianza Atlántica para forzar un cambio en la política de seguridad europea, nada más”.

Ankara se ha valido de sus buenas relaciones con Kiev y Moscú para ejercer como actor moderador desde el inicio de la invasión. Condenó la invasión de Rusia, pero no se sumó a las sanciones. Mientras tanto, la diplomacia turca consiguió sentar a las partes involucradas en la mesa de negociación de Estambul a finales de marzo, pero las conversaciones para establecer un alto el fuego se rompieron tras el descubrimiento de la masacre de Bucha. Turquía mantiene desde entonces el interés de tomar el control del mar Negro y, con este acuerdo, espera conseguirlo.

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