La periodista cuenta a Atalayar todo lo relacionado con su trabajo sobre Menores Extranjeros No Acompañados que viven en las calles de Melilla

Sabela González: “Cuando hablamos de supervivencia, al final el ser humano por instinto natural tiene que sobrevivir”

Sabela González: “Cuando hablamos de supervivencia, al final el ser humano por instinto natural tiene que sobrevivir”

‘Buscar la vida: crónica de los niños migrantes atrapados en Melilla’ es el relato de los Menores Extranjeros No Acompañados que entran a España desde Marruecos a través de la frontera melillense. El trabajo de investigación de Sabela González y José Bautista ha sido realizado a pie de calle conociendo la vida de estos niños y adolescentes que viven en las calles de la Ciudad Autónoma española. 

En esta lectura se recoge el trabajo de los dos autores que han vivido durante el verano de 2018 junto con los mal llamados “MENAS” para mostrar que detrás de este acrónimo encontramos niños. La desesperación y la frustración definen a los menores que no reciben el trato debido por parte del centro de menores melillense, la Purísima. Es por todo esto por lo que la periodista y experta en comunicación especializada en Derechos Humanos se ha visto motivada a investigar sobre estos menores y nos ha contado en primera persona en una entrevista para Atalayar todo lo relacionado con este tema: Hay mucha gente que no tiene información sobre este y además parece que hay tanta información que al final está distorsionada.Sabela González: “Cuando hablamos de supervivencia, al final el ser humano por instinto natural tiene que sobrevivir”

¿Qué es lo que opinas de eso?

El tema sobre información o desinformación es evidentemente uno de los ‘challenge’ de los periodistas y de los medios de comunicación, sobre todo desde que nos metimos en la burbuja de internet. Tememos tanto a los consumidores que no sabemos lo que leer y al final pasamos de no querer leer nada a leer únicamente lo que nos interesa, lo que nos gusta y nos hace sentir parte de un grupo y con lo que por lo tanto estamos cómodos. Pero, por ejemplo, con el tema de los MENA yo empecé la investigación en 2018 y para entonces en los medios nacionales no se trataba el tema, se hablaba un poco de la migración. Estábamos en 2018 con la “resaca” de la mal llamada “crisis de los refugiados” 2015, se hablaba de Siria, se empezó a hablar un poquito a lo mejor de Afganistán… Pero sobre los niños era algo que todavía en los medios comunicación no se daba mucho; sin embargo, había un montón de ONGs y de organizaciones en terreno internacionales y nacionales que ya estaban denunciando esto. Fue con lo que me encontré yo cuando empecé la investigación: informes en los que se demostraba o se justificaba cómo la Policía en el puerto de Melilla pegaba a los niños, les quitaba las zapatillas para burlarse de ellos y que no se colaron en los barcos… 

Menores no acompañados que cruzaron a España se reúnen fuera de un almacén utilizado como refugio temporal mientras esperan ser examinados para el COVID-19  AP/BERNAT ARMANGUE

¿Cuándo empezaste la investigación entonces?

Yo cuando empecé un poco la investigación fue porque conocí a José Palazón, que vino a dar una charla a Madrid y justamente contaba esto. Había incluso fotografías de cómo la Policía había estado pegándole en los dedos a los niños y cómo tenían todas las uñas que habían sido arrancadas y demás. Y yo me quedé sumamente horrorizada porque estaba pasando en España y yo no era consciente de eso, e igual que yo no lo era, mucha población, tampoco. Y, pues claro, si formamos parte del mundo del periodismo, se supone que tenemos que estar más informados que el resto de la población. Pero si yo ya ni siquiera lo estaba, es que algo estaba saliendo mal entonces. Pues al final ‘Buscar la vida’, este libro y esa investigación se sumó un poco a la ola de enfocarse en el tema de los menores y sobre todo también de criticar y denunciar lo que estaba pasando en Melilla, porque es una burbuja que está completamente aislada de las leyes nacionales e internacionales y sobre lo que hay una vulneración de derechos constante.

Niños que cruzaron a España esperan dentro de un refugio temporal para menores no acompañados en el enclave de Ceuta, junto a la frontera de Marruecos y España, el jueves 20 de mayo de 2021.  AP/BERNAT ARMANGUE

Además, no sólo hay desinformación, sino que también manipulación, ¿sufren los menores las consecuencias de esto?

Sí, totalmente. Cuando yo estaba en el terreno había veces que sentía que visitar Melilla podía ser como visitar un zoo. Entonces que la gente venía, sacaba cuatro fotos y se iba o venía. Que no digo que todos los periodistas hagan eso, porque es más, en Melilla había un montón de periodistas, grandes periodistas que estaban ahí durante años cubriendo todo, vivían allí y luego enviaban la información nacional. Pero sí que había muchos otros que iban y venían. Y es lo mismo que pasa, por ejemplo, cuando hay corresponsales o personas visitando los campos de refugiados, por ejemplo en Calais o en Lesbos, que son como los más mediáticos, y que a veces vas, haces tu trabajito durante dos, tres horas y te vas. Pero es que al final es solo eso, generas esa desinformación y, al mismo tiempo, como no has hecho un buen trabajo, generas desconocimiento también para la gente que te está leyendo. Esa misma ciudadanía que vive en una situación como saliendo ahora de crisis o la crisis de 2008, de 2007, pero ahora también con la pandemia y demás, al final está claro que se va todo marcar en un discurso del odio y tenemos que echarle la culpa a alguien. Y como ya parece que nos hemos cansado de echar la culpa al Gobierno, decimos, bueno, pues vamos a buscar a alguien al que podamos culpar.

AFP/FADEL SENNA

Por lo tanto, somos responsables de formar y educar a la ciudadanía para que también generen sus propias opiniones. Y yo creo que con esta manipulación, al final lo que hacemos es un poco de deshumanización. Yo por ejemplo estuve meses en Melilla, pero el día que me fui a mí se me rompió el corazón y sobre todo porque me crucé con unos chicos de camino al puerto y me vieron. Me dijeron, “tú vas y vienes, pero nosotros estamos aquí atrapados. O sea, aunque tú cuentes nuestra historia, aunque tú te hayas dado cuenta de lo que pasa, nosotros seguimos aquí”. Esto me ha traído a Bruselas y puedo seguir apoyando o tratando de visibilizar lo que está pasando. Pero ellos siguen atrapados allí y su realidad sigue siendo la misma. Entonces creo si queremos hacer periodismo de calidad, visibilizando los derechos humanos y criticando situaciones en las que se vulneran estos derechos humanos. Hace falta contar eso. Muchas historias reales y sobre todo entenderles.

Hasta el martes por la tarde, casi 8.000 personas habían cruzado la frontera hacia la ciudad desde la madrugada del lunes, según el gobierno español, entre ellas unas 2.000 que se cree que son adolescentes AP/MOSA’AB ELSAMY

¿Crees que los niños tienen una imagen un poco distorsionada de Europa? ¿De dónde crees que sacan la información de que aquí pueden tener mejor vida?

La verdad es que también es un tema súper delicado y a ver si al principio hablábamos de la importancia que tiene el periodismo y las redes sociales, yo creo que para esta cuestión es clave. Por ejemplo, yo pienso en mí cuando yo era adolescente o más joven, yo crecí en una ciudad más o menos bien, ni muy grande ni muy pequeña y mis referentes eran la gente guay que podía conocer en el colegio, o que veías que podía estar mejor vestida, o que era más popular. Luego en la televisión y demás, aquellas series o películas que pudiera ver y con las que me pudiera comparar, para bien o para mal. Yo crecí con ‘Gossip Girl’ y los cánones que te presentan y el estilo de vida que te presentan es muy alejado de la realidad o por lo menos la real que podíamos estar viviendo en España. Al final las niñas pues queríamos ser un poco como Serena y queríamos vestir bien. Si podías te ponías tacones o cuando salías con tus amigas pues te ponías una falda ajustada. 

Evidentemente cambiando la cultura y las expectativas que se pueden tener, pues pasa lo mismo. Y, por ejemplo, ahora que las redes sociales están tan estandarizadas, al final con quien te identificas es con la gente que ves en Facebook, con la gente que ves en Instagram. Tiktok y demás. Y si tú, por ejemplo, ves que tu vecino en Facebook por se fue hace 5 años y que ahora las fotos que sube es en una ciudad europea como París, como Madrid, con lo que sea junto a un coche o con unas chicas guapas en la playa, entiendes que eso puede ser tu modelo de referencia y que si eso es la idea de éxito, ¿por qué tú no vas a tenerlo y entonces te comparas? El problema también está que en la investigación de las redes sociales, como siempre, hablamos de una realidad ficticia.

Y eso me pasa con los niños no acompañados, por ejemplo, de Melilla. Cuando estuve allí en verano. Entonces estaba en la playa la mayor parte del tiempo con ellos y bueno, porque estábamos todos en bañador y disfrutando de la playa, jugando a la pelota, en el agua no sé qué, etcétera. Y cada vez que me veían al teléfono, pues me pedían usar mi teléfono ya fuera para utilizar el Facebook o para sacarse fotos. Entonces yo me di cuenta de que en menos de una semana yo estaba en todas sus redes sociales, yo creo que fui la novia de más de 40 chicos tranquilamente e incluso alguno me lo decía. Entonces claro, al final también se crea esa realidad imaginaria de que si tú vas por la calle y ves un coche que te gusta, pues te sacas una foto y dices “imagínate que este es mi coche” aunque al final no lo sea. Y eso es un poco lo que también lo estoy viendo ahora cuando estoy en Bruselas.

Jóvenes marroquíes esperan una oportunidad para entrar en el puerto de Tanger Med, para intentar cruzar a España el 14 de marzo de 2020, en la ciudad norteña de Tánger AFP/FADEL SENNA

¿Cuál es el papel que tiene la Policía en todo esto?

Es súper complicado y eso también es algo que intenté entender en Melilla, porque Melilla es una ciudad de 12 kilómetros cuadrados, es una burbujita en la que tienes el mar Mediterráneo de un lado y tienes la frontera con la valla en el otro. No hay mucho más de media hora de un lado al otro de Melilla. Pero tienes Policía Local Nacional y Guardia Civil. Y luego tienes la Gendarmería marroquí en la frontera también. O sea, hay demasiados agentes para el espacio que hay para la población que hay allí también. Entonces, una de las cosas que a mí me llamó la atención fue ver esas pequeñas disputas de quién tiene competencia en qué porque estás en la frontera y entonces ahí debería encargarse la Guardia Civil, la que se encarga de la parte de fronteras. Pero claro, si la frontera es en parte española, también es de la Policía Nacional. Se solapan y se pelean y a ver quién hace qué. Y luego tienes por el medio la Policía local. Y si un menor, por ejemplo, se cuela dentro de Melilla por la frontera, por donde sea, y llega ya a Melilla, ¿quién se tienen que encargar: la Policía local, la Nacional o la Guardia Civil? Es como un pequeño problema. 

Pero después, lo que he visto en Melilla, sobre todo, es que hay mucha crispación en el caso de los menores, porque esto no es algo nuevo. Esto lleva pasando desde hace más de 30 años, un tiempo en el que han llegado niños en busca de algo mejor, en el que no quieren quedarse Melilla, simplemente quieren utilizarlo como puente para Europa y lo que quieren es cuanto más rápido me vaya y consiga una vida, mejor. Esto significa que estás viendo que en tu ciudad están entrando un montón de niños, que tienen que ir mal vestidos o están sucios por haber estado en la calle, niños que tienen hambre y piden por favor si les puedes coger un bocadillo o lo que sea. O niños que consumen drogas, sobre todo el tema del pegamento que genera mucha atención. Entonces claro, estos niños que están sumamente colocados y que en parte lo peor de todo es que consumen drogas en gran parte para olvidarse de la realidad en la que están viviendo. Muchos me decían “yo es que antes de ir al puerto para colarme en el barco fumo lo que sea para no sentir los golpes que van a venir después de la Policía”.

Porque, por ejemplo, si tú encuentras a un niño en el puerto, en este caso e indocumentado, que está solo a las cuatro de la mañana y que no habla tu idioma, lo que tienes que hacer es directamente llevarlo a la comisaría para luego llevarlo al centro de menores para protegerle. Sin embargo, en uno de los casos, por ejemplo, uno de los chicos que estaba subiendo por el cabo del ferry, cuando llegó a la parte de arriba le vio el ‘segurata’ del barco. Lo que hizo fue cogerlo por los hombros y de una patada lo tiró por la borda. Otros casos en los que los niños se cuelan entre los coches que hay en el puerto para conseguir llegar al barco. Pero si lo encuentra la Policía lo que hace es quitarle las zapatillas para que puedan correr más despacio y se mofan de ellos o en el peor de los casos, les golpean o lo que sea. No estoy diciendo que todos los policías agredan a los menores ni les condenen, pero sí que es verdad que hay un montón de casos que no podrían estar pasando. No deberían estar pasando mucho menos en España ni en Europa.AFP/FADEL SENNA

¿Tú qué solución creerías que se podría aplicar en esta situación?

Porque por mucho que les pillen en el barco, van a seguir haciéndolo. Por mucho que malvivan aquí van a seguir viniendo. Es que cuando hablamos de supervivencia, al final el ser humano por instinto natural tiene que sobrevivir. O sea, yo si tengo que comer todos los días, al final voy a comer de la forma que sea, ya sea mordiendo los árboles que encuentre, o robando o pidiendo o lo que sea. Entonces yo creo que a corto plazo lo que se debería hacer es bueno. Primero de todo, a todos los menores que se encuentren, sean nacionales o extranjeros, hay que darles una protección de asistencia inmediata. Es decir, tienen que pasar por un centro médico, se tiene que ver que están sanos, que están en unas buenas condiciones físicas y mentales. Tienen que ser acogidos inmediatamente por el centro de menores para que no haya ningún niño durmiendo en la calle y no haya ningún niño viviendo en la calle.

El problema es que en el Centro de Acogida de Menores de la Purísima hay demasiados niños para el espacio que hay, lo que hay que hacer es que inmediatamente se tiene que tramitar esta persona. Y decir, como no hay espacio en Melilla, pues lo vamos a distribuir a diferentes centros que haya en la Península, lo que no se puede hacer es que se acumulen a todos los niños de Melilla para frenar este tema y decir bueno, “pues ya que vivís tan mal aquí, niños, decidles a vuestros amigos que no vengan porque vivís fatal, entonces así ya no me van a querer venir”.  

También Marruecos tiene un papel sumamente importante para cambiar esto, pero como estos niños están en España y en Melilla, están en España y por lo tanto en la Unión Europea, la cual tiene que proteger y tiene que apoyar siempre a los menores, porque al final tenemos la Convención de Derechos del Niño, que siempre tiene que velar por la seguridad y la protección de los menores. No hablamos de emigración, sino de niños.

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