116 diputados tunecinos desafiaron ayer las advertencias de Kais Saied sobre la celebración de una sesión plenaria, y, unánimemente, votaron en contra de las medidas que suspendieron el Parlamento en julio de 2021

Saied disuelve el Parlamento de Túnez tras una “histórica sesión plenaria”

photo_camera AP/FETHI BELAID - El presidente de Túnez, Kais Saied

Pese ser considerado como el único país árabe que ha experimentado las revoluciones populares de la ‘Primavera árabe’ y ha conseguido llevar a cabo una transición democrática; Túnez se encuentra sumido, desde el pasado 25 de julio, en una fuerte crisis política. La destitución del equipo de Gobierno y la suspensión del Parlamento por parte del presidente, Kais Saied, provocaron que el mandatario concentrase toda la autoridad ejecutiva en sus manos con el fin de “recuperar la paz social”. Algo que sus opositores calificaron de “golpe de Estado”, o, como es el caso del partido islamista Ennahda, de “monopolio de los poderes” del Estado. 

Desde ese momento, el presidente tunecí se ha encontrado trabajando en la redacción de reformas constitucionales, que, según la hoja de ruta, serán sometidas a referéndum popular el 25 de julio de este 2022. Y, posteriormente, la celebración de unas elecciones legislativas anticipadas –el 17 de diciembre de este mismo año– pondrán fin a la suspensión del Parlamento. Este proceso, en palabras de Saied, habría de conseguir que la ciudadanía “recupere su soberanía”. 

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Pero, como si este controvertido escenario no fuese suficiente, en febrero de 2022 un comunicado de la Presidencia tunecina hacía público, a través de Facebook, el nombramiento de un nuevo Consejo Superior de la Magistratura. Mediante un decreto, Kais Saied interfería también en la justicia del país, justo después de la polémica desatada por la disolución del anterior Consejo Superior. 

Ahora, tras más de ocho meses sin actividad parlamentaria, Rachid Ghanuchi, líder del principal partido opositor –el partido Ennahda –, ha hecho un llamamiento a la celebración de dos sesiones plenarias del hemiciclo. Una este pasado miércoles, y otra el sábado, desafiando la autoridad de Saeid. 

“En el orden del día figuran las graves condiciones financieras, económicas y sociales a las Túnez hace frente”, informaba ayer la Oficina del Parlamento. “Todas las acciones del presidente del Parlamento y de los miembros del mismo relacionadas con sus funciones parlamentarias están sujetas al Artículo 80 de la Constitución tunecina, que estipula que el Parlamento puede permanecer en sesión permanente”, apuntaba parlamentario a cargo de la información y la comunicación de la Asamblea de Representantes del Pueblo (ARP), Maher Madhioub, para el medio Al Arab. 

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Ya hace unos días, Rachid Ghanuchi manifestó las intenciones de “considerar la eliminación de las medidas excepcionales” que suspendieron el Parlamento en julio. Ayer, durante una sesión plenaria a distancia en la que participaron 116 de los 217 parlamentarios, los resultados de las votaciones evidenciaron la unánime postura del hemiciclo:  los 116 representantes votaron a favor de cancelar las medidas de Kais Saied. Según Maher Madhioub, la ley habría de entrar en vigor inmediatamente después de la votación.

“Estoy participando hoy en una sesión plenaria histórica, con mucha convicción, para transmitir tres mensajes”, subrayaba el diputado islamista Samir Dilou, miembro de Ennahda. “Salvar a Túnez, sacarlo de la crisis y evitar la catástrofe económica y la quiebra”.

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“Ahora la Asamblea puede ser parte de la solución si los diputados ejercen plenamente sus funciones, centrándose en la legitimidad para proteger la democracia, y poniéndose a disposición de un diálogo nacional que incluya a todos los actores y abra una nueva página”, decía Dilou. Y, en este escenario, el presidente es “la parte más importante del problema”, pero Saied “también puede convertirse en parte de la solución si prioriza el interés general sobre su deseo de poner en marcha su programa personal”, concluyó el diputado.

Pocas horas más tarde, en el seno del Consejo de Seguridad Nacional, el mandatario tunecino disolvía oficialmente el Parlamento. “Quienes traten de atentar contra el Estado o llevar a cabo combates internos deberán enfrentarse a las instituciones y poderes que les desviarán de sus objetivos”, advertía Kais Saied. Mientras que, en la misma línea, la ministra de Justicia, Leïla Jaffel, calificaba la sesión de "conspiración" contra la seguridad del Estado, y ordenaba la apertura de una investigación contra los implicados.

Algunos observadores han criticado que las intenciones de Rachid Ghanuchi y de su iniciativa parlamentaria poco tendrían que ver con la reactivación del hemiciclo, si no, más bien, con la creación de una imagen disidente alrededor de Kais Saied. Algo que ejercería presión externa sobre el mandatario, y que complicaría la llegada de ayudas y préstamos económicos para salir de la crisis financiera que ahoga al país. 

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Otras voces, como la de Zuhair Al-Magzawi, secretario general del Movimiento Popular, han acusado al líder de Ennahda de intentar crear dos autoridades paralelas en Túnez, de manera similar a lo que sucede en Libia: dos Gobiernos y dos Parlamentos para dirigir un país dividido en dos. 

Organismos como la central sindical Unión General Tunecina de Trabajadores (UGTT) han evidenciado que, dentro del país, existen tendencias polarizadas ante esta situación. Así, el secretario general del sindicato UGTT, Noureddine Taboubi, se pronunció a favor de las medidas de Saied, rechazando la reunión y acusando a los parlamentarios de "llevar al país al conflicto y a la división política". “La reconstrucción de un país tiene que hacerse en colaboración con la sociedad civil y todas las fuerzas nacionales”, dijo para la emisora Mosaïque FM. 

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