Al Farouki nos abre las puertas de La Casa Andalusí, un espacio que recupera el brillante legado cultural del Al-Andalus

Salma Al Taji Al Farouki considera a Córdoba esencial en el legado andalusí

Salma Al Taji Al Farouki

En la Calle Judíos, muy cerca de la Sinagoga de Córdoba, existe un lugar donde es posible viajar en el tiempo. En concreto, este sitio nos transporta a la Córdoba del siglo XII, uno de los principales centros culturales de la época y un crisol de culturas.

Por este motivo, la Casa Andalusí no es tan solo un museo que muestra el estilo de vida de entonces, con objetivos únicos y simbólicos, sino que también busca recuperar esa esencia cultural que una vez hizo de Córdoba un referente a nivel mundial.

Este espacio, que refleja el estilo de vida del Al-Andalus con toques de las diferentes culturas que convivieron en la ciudad, no sería posible sin Salma Al Taji Al Farouki

Al Farouki nació en Jerusalén, pero en territorio palestino, ya que cuando nació todavía no existía el Estado de Israel, un dato que matiza. En el año 1987 llegó a Córdoba junto con su marido, el filósofo francés Roger Garaudy, después de vivir en Egipto y Suiza.

​  ​Salma Al Taji Al Farouki  ​

Antes de nada, la propulsora de este proyecto da la bienvenida en árabe, idioma que se hablaba en la época. "Salam Aleikum", pronuncia. “Me gusta dar la bienvenida porque la palabra tiene su importancia, es como una piedrecita que se echa al agua, crea círculos”. Salam quiere decir paz, entonces al decir salam es como si estuviéramos expandiendo la paz alrededor de nosotros”, añade.

Al Farouki, junto con su esposo, fundó el Museo de las Tres Culturas en la Torre de la Calahorra, y posteriormente abrió su casa al público con el objetivo de concienciar sobre esta etapa histórica. Al Faouki también ha abierto el Museo de la Alquimia, próximo a La Casa Andalusí.

Además de los patios, las fuentes, el aroma y la música, La Casa Andalusí también cuenta con un museo del papel, donde se explica, paso a paso, su fabricación. “Córdoba fue la primera ciudad en Europa en fabricar papel”, afirma Al Farouki.

El papel se popularizó en el mundo islámico a partir del siglo VIII, tal y como explica el museo. En el año 794 se crea en Bagdad el primer molino de papel, y en 900 este invento llega a Europa; aunque es en Al-Andalus donde se instala la industria papelera más importante del continente y de la época. La Casa Andalusí muestra el proceso de elaboración, desde la preparación de la pasta de papel hasta el satinado de las hojas.

Asimismo, en el museo se puede admirar también una colección de monedas de Al-Andalus y un mosaico en la parte subterránea de la casa.

¿Qué le impulsó a crear este museo?

La Casa Andalusí para mí es un símbolo, un núcleo de la Córdoba califal. Hemos intentado poner todos nuestros esfuerzos para restaurar esta casa, que es del siglo XII. Nuestro primer proyecto en la ciudad ha sido la Torre de la Calahorra. Cuando iba caminando hacia allí, pasando por la ciudad antigua, la gente me dejaba pasar a ver sus casas. Para mí, entrar en estas casas era como un secreto, algo íntimo, era una experiencia muy bonita. Pero, poco a poco estas casas van cerrando sus puertas y se van convirtiendo en pisos modernos, algo que ha causado dolor en mi corazón. Yo le dije a mi marido que necesitábamos reaccionar ante esto, por lo que decidimos abrir nuestra casa al público. La Casa Andalusí fue la primera casa privada abierta al público.

Esta casa tiene todos los elementos vivos. Además de recuperar todo un legado importante, ya que la parte antigua de la ciudad está considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, esta arquitectura refleja todo un arte de vivir. En las casas de esta época siempre les gustaba crear belleza, porque Dios es bello y le gusta que creemos belleza porque nos acercamos al creador. Cuando uno está rodeado de belleza no puede estar mal.

Córdoba, además de ser la capital de la cultura, también fue la primera ciudad de Europa en fabricar papel. El papel ayudó en gran medida a la expansión de la cultura. La fabricación de papel tuvo su apogeo con el califa Alhakén II. Se dice que la biblioteca de este califa había superado los 500.000 manuscritos, mientras que en otros lugares de Europa no superaban los 200.

​Salma Al Taji Al Farouki

Córdoba era el centro de la cultura.

Los musulmanes que vinieron aquí, lo primero que hicieron fue beneficiarse de toda la cultura autóctona. Después introducen su cultura árabe-musulmana. El Corán aquí juega un papel importante ya que uno de los deberes que presenta es buscar la sabiduría. A parte de esto, para unificar las comunidades, en el Corán se repite muchas veces que “todos los Profetas han sido mensajeros del mismo Dios”, por lo que todas las personas se reconocían en este denominador común y se daban la mano para ayudar al bienestar del hombre.

Entonces, además de introducir su cultura, están abiertos a otras. Todo lo que puede ser como levadura al bienestar del hombre, a que crezca culturalmente, espiritualmente, todo esto era bienvenido.

Entonces, ¿el objetivo de La Casa Andalusí es recuperar el legado del Al-Andalus?

Sí. No todo el mundo sabe donde está Córdoba, aunque cualquier persona sabe donde está Dubái, esto me entristece. No se puede hablar de Córdoba como una coma en la historia, tenemos que dar a Córdoba lo que merece. Tenemos que cuidar más esta ciudad. Yo estuve viviendo en Ginebra, y ahí a los niños, desde pequeños, se les enseña que no deben tirar ningún papel al suelo, que deben respetar todo como si fuera su casa. Aquí no es así, no están cuidando la ciudad como deben.

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¿Cómo ha conseguido todos los objetos del museo?

A mí siempre me ha gustado todo lo que es histórico, como los manuscritos o las piedras antiguas. Respecto a los objetos antiguos, siento que los artesanos los trabajaban con todo su ser. Ahora, como hay muchas facilidades para fabricar, como las máquinas, los objetos no tienen alma, mientras que con las cosas antiguas siempre siento que tienen alma. También, como viajo a menudo, cada vez que encuentro algo lo compro.

Además de La Casa Andalusí, también tiene el Museo de la Alquimia, ¿en qué consiste la alquimia?

La alquimia aquí también fue una ciencia muy importante porque es una cadena de conocimiento. Uno no puede ser alquimista sin ser por ejemplo filósofo, teólogo, médico, botanista, astrólogo. Esto es una cadena de conocimiento. Pero el verdadero sentido de la alquimia es que el hombre tiene que descubrir su origen divino. En todos los libros sagrados se dice que Dios creó al hombre a su imagen. En Corán se dice que Dios creó a los hombres como califa. Califa es una persona responsable, tiene que ser educado, sabio, ético. Cuando Dios crea este califa en la Tierra le da como misión, además de llegar al conocimiento verdadero, descubrir en cada cosa creada el secreto que esconde. Cuanto más conocimiento tienes, más responsable te sientes. En la alquimia uno de los elementos clave es el rocío. El rocío tiene unos componentes bastante desconocidos.

 Salma Al Taji Al Farouki

¿Alguien le ayuda con estos museos?, ¿recibe apoyo por parte de las instituciones?

Todo ha sido iniciativa privada. Pude realizar mi primer proyecto en Córdoba gracias a instituciones árabes-musulmanas de varios países. La Torre de la Calahorra, donde hemos abierto un museo, fue cedida a mi esposo durante la época de Julio Anguita. Ahí la visita puede realizarse en varios idiomas, con luz y sonido.

Se explica la historia de Córdoba del siglo VIII al XIII, entonces se pueden aprender sobre los filósofos de la época, tanto judíos como musulmanes que tenían como denominador común la enseñanza. Por este motivo, cuando hemos restaurado la casa he decidido añadir una oración en árabe, “Dios acrecienta en mí la ciencia”.

El deber primero del hombre es buscar la ciencia. Y en esta época eran más responsables porque siempre ligaban cualquier búsqueda científica con la sabiduría y la fe. También había una ciencia de las letras, de los números, de los planetas. Hoy en día, antes de que nazca un niño los padres están buscando un nombre bonito. Pero en esa época, a través de cálculos para saber qué día y a qué hora va a nacer, se le ponía un nombre que le ayudara a su crecimiento.

Usted nació en Palestina.

Yo nací en Jerusalén, Palestina. Y digo Palestina porque cuando yo nací todavía no existía el Estado de Israel, que se crea en 1948. Recuerdo muy bien que cuando yo era niña Palestina era como Córdoba, es decir, no se distinguía el judío, del cristiano o del musulmán. Todos hablaban árabe y todos eran gente del Libro, por lo que a veces también había matrimonios mixtos. No había problemas.

Además de Palestina, ha vivido en Suiza y en Egipto. ¿En qué momento decide venir a Córdoba?

Fue a raíz de la invitación de Julio Anguita a mi esposo. Mi marido propuso abrir el museo de la Calahorra. Es bonito ver el fruto de un amor, y esto fue un fruto de amor a Córdoba. Desde 1987 hemos logrado mantener la Torre de la Calahorra, un museo que visita todo tipo de gente, independientemente de su religión y fe. Cuando las personas salen de ahí, salen con su corazón abierto y con su mente abierta. Además, conocen una nueva realidad, porque esta cultura ha existido aquí en el Al-Andalus, aunque durante mucho tiempo estuvo enterrada. No puede haber futuro en Córdoba si no se vuelve a la raíz. La historia es como un árbol, sino se vuelve a la raíz no crece el árbol.

​Salma Al Taji Al Farouki

La gente tiene que ser consciente del brillante pasado de Córdoba.

En esta época todas las calles de Córdoba estaban iluminadas por lámparas de aceite, hasta Medina Azahara, cuando la gente en otros lugares no sabía ni leer ni escribir. Dicen que el rey de Inglaterra de esta época mandó al califa de Córdoba una carta pidiendo con mucha honradez que permitiese que sus hijas estudiasen en la ciudad. Quería lo mejor para sus hijas, y lo mejor era Córdoba.

Para finalizar, me gustaría abordar un poco la situación política de Oriente Medio. Recientemente se ha cumplido un año de los Acuerdos de Abraham, la paz entre Israel y Emiratos Árabes Unidos. Desde Emiratos se ha presentado este acuerdo como un proyecto que puede beneficiar a los palestinos. Usted como palestina, ¿qué balance puede hacer de esto?, ¿cree que este acuerdo puede ayudar de alguna manera a los palestinos?

A mí esto no me convence mucho. En el Corán se dice una cosa muy importante: “Dios nunca cambia la condición de un pueblo hasta que ellos mismos cambian”. Los palestinos aceptaron otorgar la mitad a los judíos después de 1948, aunque ellos siguieron adquiriendo territorios, hasta ahora, que casi no hay Palestina. Por esto, hasta que no reconozcan los derechos de los palestinos nunca se podrá llegar a la paz y a convivir.

Siempre hay que recordar que el planeta es uno, y debemos obrar por la verdadera unidad de querer a los demás como nos queremos a nosotros mismos. Lo más importante es que cada uno comience a trabajar su corazón. En vez de ver las faltas de los demás o criticar, cada uno debe trabajar su corazón para que brille en todos los aspectos. Porque el corazón es como un diamante en bruto y tenemos que pulirlo. De esta manera no solo habrá paz en Palestina y en Israel, habrá paz en todo el mundo. Esto es lo que quiere Dios de nosotros: obrar siempre por la unión.

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