La imagen de Sarabia en el Bernabéu no ha gustado al Barça. LaLiga ya perfila los nuevos derechos del fútbol, pero no deben imponer la censura.

Sarabia, el dedo y la censura

AFP/MIGUEL MEDINA - Éder Sarabia (izq.) y Quique Setién (der.), segundo entrenador y entrenador del FC Barcelona
#ManuSarabia

Eder Sarabia es hijo de Manu Sarabia. Exquisito jugador del Athletic de Bilbao y comentarista de los que no hacen amigos de los partidos de Segunda de Movistar+ desde hace años. Sarabia y Setién coincidieron en el Logroñés después del terremoto que asoló al Athletic en 1985. Un grave conflicto con Javier Clemente por un motivo que ambos llevarán a tumba y que dividió a una ciudad más que la ría. 

#ClementeVSSarabia

Conflictos que sufren los padres y forjan la personalidad de los hijos. Javier Clemente era el entrenador que había subido al Athletic a la gabarra para celebrar dos Ligas. Un entrenador de moda con un pupilo que ponía de moda el otro fútbol. Calidad y toque frente al patadón con el que se habían ganado títulos. Sarabia era suplente por esa cabezonería tan típica de Clemente. Y cuanto más le preguntaban por el jugador, más le maltrataba. Hasta que el incendio quemó al de Barakaldo y fue destituido en enero de 1986.

#Setién&Sarabia

Eder Sarabia es ese tipo inquieto que siempre aparece detrás de Setién. En Las Palmas, en el Betis y ahora en el Barça. Ya sabemos que es el poli malo, el vehemente, el duro… pero también el estratega y el que susurra al oído de su jefe para que no se escapen los partidos. El escaparate del Clásico sirvió para ver en su hábitat natural a Sarabia. Un partido mirado con lupa por medio mundo que sacó los colores al Barça. 

#SarabiaYLaCensura

No he encontrado el manual del segundo entrenador perfecto. Pregunto por sus modales y tengo las mismas respuestas a favor y en contra. Algo no encaja. Ya se rumorea que los jugadores del Barça no están contentos con su actitud. Se le da por despedido en junio. Y hasta se piensa que va a rebajar su intensidad en el futuro. Los ilusionistas del fútbol nos quieren hacer creer que ese es el debate, pero mientras miramos a Sarabia, con la otra mano, aparecen las tijeras de la censura. 

#PataletaAzulGrana

Las imágenes del comportamiento del segundo entrenador del Barcelona en el Bernabéu tienen millones de visualizaciones. En Twitter, Facebook, YouTube, Instagram… El video que puso en marcha Movistar+ se ve y se ve mucho. Tanto, que al Barça no le ha hecho demasiada gracia que su imagen siga tocando fondo. Tienen derecho al pataleo igual que Movistar+ tiene derecho a contar historias de lo que pasa en los campos de fútbol de los que paga a buen precio los derechos. 

#CuartoPoder

La radiografía del fútbol en televisión nos enseña una lucha de poder entre el periodismo y la competición. Nada se sabe del periodista que osó preguntarle a Griezmann por su futuro en el Atlético de Madrid. No tocaba hablar de eso y el redactor fue purgado. El mismo Tebas ha afirmado públicamente que los periodistas tienen un manual de estilo sobre lo que deben preguntar. LaLiga llega a todo el planeta y quieren que el producto exportado huya de cualquier polémica. Pero deben tener cuidado con la exportación porque la imagen internacional y la nacional muchas veces no es la misma y en el siglo XXI todo se sabe. 

#ElDedoDeMou

Aceptado ese manual por las partes, llega el momento de decidir qué hacemos con las imágenes que se emiten. Ya no hay cámaras de televisiones sin derechos a pie de campo para seguir a los jugadores. La realización cambia el plano cuando salta un espontáneo. Las pancartas con reivindicaciones políticas o con insultos (casi) no salen en la tele. Cada vez se enfoca menos a los palcos para encuadrar más al público en la grada. Piensen si la famosa pelea entre Luis Fabiano y Diogo tendría ahora un plano tan largo. O el dedo de Mourinho en el ojo de Vilanova. No lo creo. Esto pasa aquí y pasa en la Premier donde las lesiones graves no se repiten en televisión para evitar el morbo. 

#VAR

Y la tuerca se puede girar más si en todo este entramado por vender un fútbol impoluto metemos al VAR. Esta temporada ya hemos asistido a la polémica por una repetición de un fuera de juego que Mediapro emitió con sus propias líneas porque desde Las Rozas alguien no envió la toma a tiempo. La guerra RFEF vs. LaLiga puede tener daños colaterales imprevisibles. Que se lo digan al fútbol sala. 


#PrensaVSLaLiga

Las imágenes de Sarabia son otra gota malaya sobre los dos grandes clubes que tiran del fútbol español. En un lado de las trincheras tenemos a los equipos hartos de que los medios focalicen su información en sus derrotas. En el otro lado los medios que se saben amparados por su derecho a informar y que justifican ciertas informaciones por el hermetismo de los clubes a la hora de conceder entrevistas. Hermetismo derivado de que las preguntas que hacen los medios no gustan al club. Un bucle infinito de justificaciones. 

#MásCensura

La próxima venta de derechos será en 2022. LaLiga ya trabaja en mejorar aún más la imagen del fútbol español. Una labor que ha conseguido que la competición tenga sus propias señas de identidad y sea reconocible. Es aquí donde la censura tiene que darse la mano con el morbo futbolero de sobremesa y entrevela. Y no será fácil. 
 

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