La sociedad civil argelina escandalizada por las afirmaciones de Nicolas Sarkozy sobre las virtudes de la colonización Pedro Canales

Sarkozy escandaliza en Argelia

photo_camera AFP/JOEL SAGET - El expresidente de Francia, Nicolas Sarkozy

Con la publicación de su último libro “Tiempo de tempestades”, el expresidente francés Nicolas Sarkozy ha vuelto a incendiar las redes sociales alimentando la eterna polémica entre Francia y sus antiguas colonias. La sociedad civil de los países que sufrieron la colonización de la patria de Robespierre y Napoleón ha reaccionado indignada ante el intento de trivializar las atrocidades cometidas en el proceso colonizador. En particular en Argelia, donde las heridas dejadas por 130 años de colonización francesa, de ellos 7 de una insurrección popular extremadamente cruenta que culminó en la Independencia del país norteafricano en 1962, aún permanecen abiertas. 

Nicolas Sarkozy ha querido responder directamente a la iniciativa lanzada por el actual presidente francés Enmanuel Macron quien, de acuerdo con su homologo argelino Abdelmayid Tebboun, ha decidido poner en marcha una Comisión bilateral para examinar las causas, el modo, la forma y los efectos de la colonización. La parte argelina dirigida por el director del Centro Nacional de Archivos, Abdelmayid Chikhi, es sin embargo pesimista ya que según él “el fenómeno colonial ha dado lugar a dos nacionalismos enfrentados, el imperial y el liberador”; dos nacionalismos incompatibles. 

Mientras que Macron ha admitido que durante la colonización se llevaron a cabo atrocidades, calificadas por todos los organismos defensores de los Derechos Humanos como “crímenes contra la humanidad”, Sarkozy los descalifica como tales. El expresidente francés se autojustifica alegando que “hubo mujeres y hombres que enseñaron, curaron y amaron África”, pero olvidando de recordar las ejecuciones masivas, la aniquilación de pueblos enteros, la práctica generalizada y oficial de la tortura física, y el desprecio administrativo de segregación racista del Código del Indígena y las leyes de expoliación de tierras. 

Basándose en estadísticas y gráficos demográficos oficiales, la doctora Menouba Benmati Hamani, autora de diversos trabajos académicos sobre “El impacto de las leyes coloniales sobre el territorio”, responde sin rodeos al exmandatario francés: “¿Cómo explica usted que la población argelina pasó de 4 millones de habitantes en 1830 a 2 millones cien mil habitantes en 1847, es decir una disminución de un 50% de su número? Sólo 70 años después, en 1906, la población argelina volvió a ser de 4 millones.  A eso yo le llamo genocidio, señor Sarkozy”. Alto y claro. 

Por parte oficial, el Estado argelino por voz del presidente Abdelmayid Tebboun ha sido explícito: “Francia infringió con crueldad al pueblo argelino crímenes contra la humanidad. Estos crímenes odiosos muestran la falsedad de la misión civilizadora de la colonización”. La respuesta presidencial ha sido contundente, pero esta vez no ha ido acompañada como en el pasado reciente de una verdadera campaña mediática oficial en contra de la antigua metrópoli exigiendo excusas y reparación

Voces tan autorizadas como la de la abogada Gisele Halimi, recientemente fallecida, y que destacó por su defensa de los presos políticos argelinos y de los miembros de la guerrilla anticolonial juzgados por tribunales franceses, abundan en la condena de la barbarie colonial. Para Halimi “la Justicia – uno de los tres pilares fundamentales del Estado de derecho inaugurado por la Revolución francesa – se convirtió en un instrumento de la dominación colonial y, a mi parecer, fue el medio paroxístico de la represión colonial”. Con lo que la supuesta “misión civilizadora” se desmorona. 

Durante muchos años se pensó que las visiones recíprocas de la colonización vistas desde Paris y las capitales de las excolonias, Argel, Rabat, Túnez o Bamako, acabarían con el cambio generacional; sin embargo, la herencia es de tal profundidad que es inevitable abordarla en común sin dejar de lado ninguno de los flecos colaterales: los harkis argelinos que se posicionaron del lado francés durante la guerra de independencia, el millón de europeos pieds-noirs que vivían en Argelia y que en su inmensa mayoría tuvieron que abandonar el país, la emigración argelina en Francia, los residuos de las expropiaciones y de los viernes muebles e inmuebles coloniales en Argelia, y los innumerables tratados y convenciones, muchos de ellos aun hoy secretos, que vincularon Francia con la ex colonia después de la Independencia en 1962. Las palabras de Sarkozy, lejos de abrir el camino del entendimiento, arriesgan con provocar reacciones virulentas que escapen al control de las autoridades de ambos países. 

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