Damasco considera que este acuerdo es “una agresión a la soberanía” de su país

Siria denuncia un supuesto acuerdo petrolero entre Estados Unidos y las milicias kurdas

photo_camera AFP/ DELIL SOULEIMAN - Un vehículo militar estadounidense patrulla los campos petrolíferos de la ciudad de Qahtaniyah, en la provincia de Hasakeh, al noreste de Siria

El petróleo es y ha sido siempre la codiciada riqueza de Oriente Medio. El tan apreciado oro negro, recurso relativamente escaso en Siria en comparación con otros países de la región, ha marcado la evolución de algunos de los conflictos más sangrientos del siglo XXI. En esta espiral de inestabilidad se han comenzado a forjar una serie de alianzas que podrían marcar el porvenir de la región. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Siria ha condenado este domingo el acuerdo firmado entre las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), lideradas por los kurdos, y una compañía petrolera estadounidense. 

Este acuerdo que ha contado con el apoyo de la Administración Trump – según ha informado la propia cartera de Exteriores siria – constituye “una agresión a la soberanía” de este país. Asimismo, las autoridades leales al régimen de Bachar al-Asad consideran que esta alianza es “una continuación del enfoque hostil estadounidense hacia Siria en el robo de las riquezas del pueblo sirio” y que su principal objetivo es “obstaculizar los esfuerzos del Estado encaminados a la reconstrucción de lo destruido por el terrorismo apoyado principalmente por la propia administración estadounidense”, denuncian en un comunicado oficial. 

Siria considera este acuerdo “nulo y sin efecto legal” y ha advertido de que estos actos que ha definido como “despreciables” reflejan “el enfoque de esas milicias lacayas” – refiriéndose a las FDS— que, según han señalado, “aceptaron ser marionetas del ocupante estadounidense”. “Esas milicias mercenarias deben percatarse que la brutal ocupación estadounidense terminará inevitablemente y será derrotada como fueron derrotados los grupos terroristas a manos del Estado sirio”, han afirmado antes de asegurar que solo los “auténticos sirios podrán proteger sus riquezas y preservar la unidad del territorio y del pueblo de su país”. 

Siria producía alrededor de 380,000 barriles de petróleo por día antes de que estallara la guerra civil en 2011. Sin embargo, la pérdida del control de algunos campos productores de petróleo por parte de Damasco y las sanciones impuestas por Occidente han afectado de manera muy drástica a la industria energética. En octubre de 2019, el jefe del Pentágono, Mark Esper, en una entrevista televisiva en el programa Face the Nation de la cadena CBS anunció que se retiraba definitivamente del norte de Siria. Aun así, en los últimos meses ha intensificado su presencia militar en el noroeste del país, sobre todo para el control de bases en la zona de Al-Hasaka, especialmente instalaciones cercanas a los yacimientos petrolíferos. La mayoría de las tropas estadounidenses en Siria se han reorganizado en la región oriental de la nación árabe desde enero de 2020, donde actualmente controlan una amplia zona petrolera.

El Gobierno de Turquía también ha reaccionado a esta alianza que ha definido como “ilegal” e inaceptable”. En un comunicado oficial al que ha tenido acceso la agencia de noticias EFE, el Ministerio de Exteriores turco asegura que “un acuerdo para extraer, procesar y comercializar petróleo en territorio del noroeste de Siria ha sido firmado entre las Fuerzas de Siria Democrática (FSD) y la compañía ubicada en Estados Unidos Delta Crescent Energy LLC, según informes de prensa”.

Turquía considera que las FDS – quienes colaboraron hace más de un año para derrotar al grupo terrorista Daesh en su último reducto de Al-Baghouz—están controladas por las milicias kurdas denominadas de Protección del Pueblo (YPG), a las que califica de terroristas. En este mismo comunicado critica la decisión de Estados Unidos, alegando que va en contra de la legalidad internacional y que “afecta a la integridad territorial, la unidad y la soberanía de Siria, y cae en el marco de la financiación del terrorismo”.  En este escenario, el país liderado por Recep Tayyip Erdogan ha acusado al YPG de continuar “con su agenda separatista” a través de la “apropiación de los recursos del pueblo sirio”.  Así, en el conflicto sirio, que se lleva desarrollando desde 2011, Turquía se enfrenta a las milicias kurdas que viven en el norte de Siria, mientras la nación norteamericana las apoya al considerarlas fundamentales en la lucha contra Daesh.

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