El representante especial de Naciones Unidas para Siria, Geir Pedersen, afirma que el país sigue sumido en una “crisis inimaginable” e insta a la aplicación de la resolución 2254 como “única solución política”

Siria: el temor a una paz inalcanzable

photo_camera PHOTO/AP - Los residentes caminan a través de la destrucción del barrio de Salaheddine, antes controlado por los rebeldes, en el este de Alepo, Siria

El Ejecutivo de Bashar al Assad se suma 12 años de guerra en Siria y un horizonte languidecido. La parálisis negociadora entre el Gobierno, la oposición y la sociedad civil sigue estando presente tras la sombra de la resolución 2254 de la ONU como la única solución política. Ésa es de nuevo la insistencia de Occidente.

“A medida que avanzamos hacia 2023, el pueblo sirio sigue atrapado en una crisis humanitaria, política, militar, de seguridad, económica y de Derechos Humanos de gran complejidad y escala casi inimaginable”, afirmaba el representante especial de Naciones Unidas para Siria, Geir Pedersen, ante el Consejo de Seguridad de la ONU. El mensaje es contundente: Siria sigue atrapada en una crisis constante mientras casi el 70% de personas necesitan ayuda humanitaria.

Pedersen, junto a representantes de Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Alemania pidieron al resto de países socios que apoyen la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU como la única vía política de conseguir estabilidad en Damasco. Adoptada en 2015, la resolución propone un alto el fuego en el país, la liberación de todas las personas detenidas arbitrariamente, la celebración de unas elecciones democráticas y las garantías de un retorno seguro para los casi 7 millones de refugiados sirios.

La realidad no traiciona a la delegación. Pedersen afirma que la aplicación de esta resolución no será inminente y que tardará tiempo en dar resultados, pero “nada más puede funcionar”, y el primer paso lo debe dar el Comité Constitucional, que lleva sin reunirse desde mayo de 2022.

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Sin embargo, la posición en el conflicto es un arma de doble filo. El director adjunto de la oficina de Naciones para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), Eltahir Mudawim, insta al apoyo de la comunidad global a esta resolución, enfatizando que el pueblo sirio “espera legítimamente” su apoyo, pero el representante permanente de Siria ante la ONU, Bassam Sabbagh, acusa a Estados Unidos y sus aliados de la OTAN de inventar pretextos para intervenir directamente en Siria.

Según Sabbagh, estos países también manipularon los textos de derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas para justificar su presencia militar legal en el país, algo que amenazó “la integridad y la unidad de las tierras sirias”. La solución para Sabbagh dista la resolución 2254 y viene dada por el fin de la presencia extranjera ilegal, de las organizaciones terroristas y separatistas y del fin de los ataques israelíes.

Y mientras se pide retirada extranjera, Bashar al Assad abre la puerta a potencias que rondan sus intereses en las cercanías de Damasco. Cuando la administración de Donald Trump ordenó la retirada de las tropas estadounidense del norte de Siria, Irán, Rusia y Turquía aprovecharon para afianzar un poco más su influencia en el país, la misma influencia que ahora presume de esplendor. Ankara aprovechaba entonces su despliegue para hacer frente a los kurdo-sirios y a finales de 2022 tenía su primera reunión a nivel intergubernamental con Damasco desde que comenzó la guerra en 2011.

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Una situación aliciente a la ya inestabilidad que sufre la propia población siria, especialmente los kurdos. Amnistía Internacional pedía a las fuerzas gubernamentales sirias levantar el bloqueo que afecta a la población civil de las zonas predominantemente kurdas del norte de la región de Alepo y que dificulta el acceso de estas personas a combustible y otros suministros.

A pesar de que el Consejo de Seguridad de la ONU renovara por seis meses más el mecanismo transfronterizo que permite el suministro de ayuda humanitaria, la situación en el norte del país sigue siendo preocupante. El país atestigua cómo se desvanecen las esperanzas de un alto el fuego total y una reconstrucción política de Siria. La inestabilidad se juega de nuevo en Oriente Medio. 

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