El Consejo Soberano de Sudán expulsa del Ministerio de Asuntos Exteriores a 109 miembros de la organización islamista, que se ha destacado como un factor de inestabilidad

Sudán se decide a erradicar a los Hermanos Musulmanes

photo_camera AFP/ ASHRAF SHAZLY - Manifestaciones masivas contra el dictador Omar Al-Bashir, recientemente entregado a la Corte Penal Internacional

En la medida de lo posible, el nuevo régimen de Sudán está decidido a romper con su pasado y a empezar a construir desde el principio una nueva cultura política. El Consejo Soberano de Sudán, que detenta la Jefatura del Estado de forma interina, ha dado un nuevo paso para dejar atrás el rastro de la dictadura de Omar al-Bashir.

A finales de esta semana, este órgano ha expulsado de sus puestos a 109 funcionarios del Ministerio de Exteriores por su pertenencia a los Hermanos Musulmanes. Según el portal de noticias emiratí Al-Ain, la mayor parte de los trabajadores cesados son administrativos o pertenecen al cuerpo diplomático. 

“El régimen desaparecido se ocupó de los trabajos en el Ministerio de Asuntos Exteriores como si fueran un botín, lo que excluyó a personas de otras regiones”, ha declarado Mohamed al-Faki Suleiman, vicepresidente y portavoz del Consejo Soberano de Sudán. Ha añadido que el Ministerio convocará nuevas plazas para reemplazar a los funcionarios destituidos.

La decisión ha sido tomada tras la deliberación de un comité creado expresamente por el nuevo Gobierno para luchar contra la corrupción y contra el empoderamiento de los Hermanos Musulmanes patrocinado en tiempos de la dictadura. La purga en la diplomacia no ha sido la única medida anunciada por Suleiman. El comité también ha dispuesto disolver las organizaciones juveniles y deportivas asociadas a la Hermandad establecidas en el estado de Jartum, la capital.

Igualmente, se ha nombrado una comisión que se encargará de gestionar los diarios locales Al-Rai y Al-Awam, así como la cadena de televisión Al-Shorouk, considerados por el nuevo Gobierno como canales de propaganda de los islamistas más radicales del país. 

Debe entenderse que, durante el mandato autoritario de Al-Bashir, que se prolongó durante tres décadas, su Administración y los Hermanos Musulmanes fueron prácticamente uña y carne. De hecho, Sudán está considerado uno de los pocos países donde, efectivamente, la revolución islamista de corte suní triunfó. El gran ideólogo del Gobierno por aquel entonces era Hassan al-Turabi, el líder de la Hermandad en el país. Al-Turabi fue un clérigo que coqueteó con el salafismo y que tuvo mucho que ver en que el país ofreciera una base de operaciones a Osama bin Laden y Al-Qaeda a mediados de los años 90.

El expresidente de Sudán, Omar al-Bashir, durante un juicio en su país
Boicot a la transición

Desde que el régimen transicional llegó al poder, está tratando de eliminar esa herencia. El pasado mes de noviembre, el Parlamento de Sudán ya asestó un golpe crítico a los Hermanos Musulmanes con la aprobación de la ley que ilegalizaba el Partido del Congreso Nacional (NCP, por sus siglas en inglés). De facto, esta organización política era sucesora del Frente Islámico Nacional, el partido desde el que habían detentado el poder Al-Bashir y los suyos. 

Desde entonces, el Estado ha ido disolviendo numerosas agrupaciones de carácter político, social e, incluso, paramilitar que buscaban la vuelta al régimen anterior. De hecho, los nostálgicos de Al-Bashir han representado uno de los obstáculos más complicados de sortear en el proceso hacia un panorama político democrático. Los grupúsculos asociados a la Hermandad han tratado por todos los medios de torpedear la transición, con llamamientos continuos a la población a levantarse contra las instituciones.

No obstante, el tránsito de Sudán hacia un régimen democrático continúa avanzando a buen ritmo. Este mismo ha sábado, el Gobierno de Abdalla Hamdok ha sido alabado por Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Cooperación, que se encuentra en el país de visita oficial. Tras una reunión con el primer ministro, Borrell anunció una partida presupuestaria de la UE para contribuir a acelerar el proceso.

El primer ministro de Sudán, Abdalla Hamdok
La influencia de los Hermanos Musulmanes aumenta

Los Hermanos Musulmanes, considerados una organización terrorista por muchos Estados, aparecieron en Egipto en los años 20 del siglo pasado de la mano de Hassan al-Bana. Tuvieron un papel muy importante a partir de los años 70 en el resurgimiento del islamismo como ideología política, y se vieron obligados a soportar una fuerte represión en bastantes países, incluso los representantes de la corriente menos extremista. Aunque su presencia ha sido minada en muchos frentes, a lo largo de los últimos años su influencia ha vuelto a crecer notablemente al amparo de Qatar y de Turquía.

Libia y Siria son dos lugares donde esta alianza se está plasmando de forma clara en el presente. En Libia, una de las razones principales por las que tanto Ankara como Doha están prestando asistencia logística y militar al Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA, por sus siglas en inglés) de Fayez Sarraj es el gran peso que la Hermandad tiene en el Ejecutivo de Trípoli. Más allá de los recursos y los contratos que hay en juego, el papel de las ideologías continúa siendo una vertiente importante en el conflicto libio.

Del mismo modo, Siria es otro escenario donde se refleja la ecuación formada por Turquía, Qatar y el islamismo político. Los Gobiernos de Recep Tayip Erdogan y del jeque Al-Thani han estado financiando a grupos armados vinculados a ramas de Al-Qaeda en el país frente al avance del régimen secularista de Damasco. 

Además, los líderes de los Hermanos en Libia y Siria han sido de los pocos rostros reconocibles del mundo árabe que han expresado sus condolencias a Recep Tayyip Erdogan por el bombardeo sufrido el jueves en Idlib (Siria), en el que murieron 33 soldados turcos. Del mismo modo, a nivel estatal, Qatar ha sido el único país en ofrecer su apoyo explícito a Erdogan tras el ataque del Ejército de Bachar al-Asad. El resto de los países árabes se han mantenido en la línea de condenar la invasión turca del territorio sirio.

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