La renuncia del primer ministro Abdalla Hamdok deshace el proceso de transición y ahonda en la crisis política sudanesa

Sudán se prepara para una nueva oleada de protestas contra el Ejército

PHOTO/AFP - Miles de manifestantes sudaneses a favor de la democracia se concentraron frente al palacio presidencial en Jartum, desafiando los gases lacrimógenos, un despliegue masivo de soldados armados y un apagón de las telecomunicaciones

El pueblo sudanés recibió un nuevo llamado para tomar las calles horas después de la dimisión del hasta ahora primer ministro Abdalla Hamdok. El jefe de Gobierno renunció el domingo ante la parálisis crónica de la transición política, obstaculizada por el Ejército. Las escenas de violencia en las calles, que han provocado la muerte de más de 60 personas desde el estallido de las protestas y de las que el propio Hamdok se siente responsable, reforzaron su decisión de abandonar el Ejecutivo. Un nuevo golpe de efecto en el tablero político de Sudán.

Las Fuerzas de Seguridad sudanesas han iniciado este lunes los preparativos para blindar la capital, Jartum, ante lo que puede ser una nueva oleada de protestas masivas contra el Gobierno. Con el paso atrás de Hamdok, quien había sido la cara visible del aperturismo democrático, las esperanzas de que Sudán deje atrás un régimen militar se diluyen. Y la sociedad civil exige tomar las riendas del país para expulsar al Ejército del poder después de tres décadas de dominio castrense.

Abdalla Hamdok

Cierre de puentes y carreteras, refuerzo de efectivos y perímetros de seguridad para los edificios públicos y el Palacio Presidencial de Jartum. Estas son algunas de las medidas que pretenden sofocar el alud de protestas convocadas el martes por la Asociación de Profesionales Sudaneses y los Comités de Resistencia, organizaciones que resultaron determinantes para el derrocamiento del expresidente Omar Hassan al-Bashir en 2019. Una deposición facilitada por el Ejército, que dio el envite definitivo al líder islamista.

La dura represión contra los manifestantes ejercida por las Fuerzas de Seguridad ha marcado el desarrollo de las movilizaciones, a pesar de las continuas peticiones de Hamdok para que fuera respetado el derecho a la manifestación pacífica. Las cotas de violencia se han materializado en forma de detenciones arbitrarias, agresiones a periodistas y medios de comunicación y violaciones de mujeres durante las concentraciones, según reportó Naciones Unidas. Un balance demoledor.

Manifestaciones Sudán
Ruptura definitiva

En julio de 2019, las Fuerzas de Libertad y Cambio y el Consejo Militar unieron fuerzas después de firmar el acuerdo de transición. Sobre el papel, las facciones civil y militar pasarían a compartir el poder hasta el proceso electoral previsto para 2023, cuando los sudaneses escogieran nuevos representantes civiles. En la práctica, el poder no dejó de estar en manos del Ejército, cuya cabeza visible es el general Abdel Fattah al-Burhan, aunque el Gobierno promovió algunos cambios determinantes.

El gabinete de Hamdok derogó algunas de las leyes más agresivas del período de al-Bashir e impulsó su agenda de recuperación, con escasos resultados. El país africano se mantiene sumido en una profunda crisis económica, a lo que se suma la crisis sanitaria y las divisiones intercomunitarias. Un horizonte difícil para el optimismo que envalentonó a una sección del Ejército leal al expresidente para acometer un golpe de Estado en septiembre. La asonada fallida no sería la última; tan sólo un mes después llegaría la segunda.

Abdalla Hamdok y Abdel Fattah al-Burhan

El golpe de Estado del pasado 25 de octubre depuso de su cargo al propio Hamdok y le mantuvo bajo arresto domiciliario. La acción respondió a las ambiciones del ala militar del Gobierno por desacreditar al ala civil y monopolizar el poder. Sin embargo, las presiones de la comunidad internacional, que amenazó con cortar los fondos destinados al Estado sudanés si persistía el golpe, hicieron dar marcha atrás al Ejército y forzar la vuelta del líder civil a la jefatura del Ejecutivo con el fin de remodelarlo y coparlo de perfiles tecnócratas.

La vuelta de Hamdok a la jefatura del Gobierno desacreditó su imagen de cara a la opinión pública. Una gran parte de los manifestantes percibe ahora al economista de 65 años como uno de los principales culpables del fracaso de la transición no sólo por haber permitido, sino también por haber colaborado con la acción del Ejército. Una situación que dificultaba su continuidad al frente del Ejecutivo, agravada por su incapacidad para crear un consenso entre los militares y la oposición civil.

Abdel Fattah al-Burhan

Después de conocer la dimisión de Hamdok, el autoproclamado presidente del Consejo Soberano, Abdel Fattah al-Burhan, pidió cohesión al pueblo sudanés dejando de lado los intereses partidistas para concluir la transición política hacia unas elecciones democráticas. Los planes del Ejército pasarían por formar un nuevo Gobierno copado por perfiles tecnócratas, similar al dirigido por Hamdok, según las palabras de al-Burhan. Sin embargo, el Ejército sería el único involucrado en este proceso, y no cuenta con la legitimidad de la sociedad civil.

Para sustituir al dimisionario Hamdok suena el nombre del también economista Ibrahim Elbadawi, quien estuvo al frente del Ministerio de Finanzas hasta 2020, según recoge Associated Press. Aunque la elección de un nuevo representante que encabece el ala civil del Gobierno se antoja complicada sin la connivencia de las bases sociales y plataformas políticas. El proceso transicional debería empezar de nuevo, pues la ruptura entre ambas facciones es más acusada que nunca. Una vuelta turbulenta a la casilla de inicio.

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