Las Fuerzas Armadas sudanesas avanzan en la región fronteriza de Al-Fashaga, históricamente habitada por ciudadanos etíopes, mientras crecen las tensiones por el presunto asesinato de 8 sudaneses por las tropas de Addis Abeba

Sudán lanza una ofensiva contra Etiopía en respuesta a la ejecución de 8 personas

AFP/ASHRAF SHAZLY - Fotografía de archivo. Fuerzas de seguridad sudanesas hacen guardia en la capital de Sudán, Jartum

La amenaza de un nuevo estallido del conflicto entre Etiopía y Sudán –por el control de la región fronteriza de Al-Fashaga– parece haber resurgido de nuevo tras el presunto asesinato de siete soldados y un civil sudaneses a manos de las tropas etíopes. En respuesta, las fuerzas de Jartum han anunciado este martes el lanzamiento de una ofensiva contra los cuerpos de Addis Abeba a lo largo la región fronteriza en liza.

Las tropas sudanesas están “avanzando hacia el último punto de la frontera internacional entre Sudán y Etiopía”, afirmaron fuentes militares de Jartum para el medio especializado Al-Sharq, “y han recuperado la zona de Qala’ al-Labban, dentro del propio territorio sudanés”. 

Esta línea de acción quedaba ya dibujada tras la visita de este lunes del presidente del Consejo Soberano de Sudán, el general Abdel Fattah al-Burhan, a diversos puntos de Al-Fashaga, donde advirtió a sus tropas de que no permitiesen “nuevos movimientos o invasiones de los territorios sudaneses o contra los ciudadanos sudaneses hasta la línea fronteriza internacional”, después de haber presentado sus condolencias a los militares desplegados en la región. 

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“Las milicias etíopes, respaldadas por el Ejército, han secuestrado repetidamente a ciudadanos para exigir su rescate en áreas de Al-Osra y Wood Cole durante los últimos meses”, denunciaban algunas fuentes locales. Pero Fattah al-Burhan trató de apaciguar los ánimos, comprometiendo la determinación de los militares, “que apoyarán a las Fuerzas Armadas para permitirles cumplir con su deber de proteger la tierra y el honor”, e insistiendo en que “la sangre de las víctimas no habrá corrido en vano”. 

“La respuesta será una realidad tangible sobre el terreno”, apuntó el presidente del Consejo Soberano sudanés. Una advertencia que se hizo evidente, poco después, con bombardeos y enfrentamientos etíope-sudaneses en Al-Fashaga, alcanzando las regiones colindantes de Al-Asira Galia al-Uban, Birkar Nourain y Gumaiza, donde se concentran importantes grupos militares etíopes, tal como recoge el medio Middle East Eye. “Las batallas son continuas, mientras las fuerzas (sudaneses) siguen avanzando hacia las fronteras de Etiopía”, decían fuentes militares para el medio Al-Sharq. 

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Esta reciente escalada militar, política y diplomática de las tensiones entre Jartum y Addis Abeba –cuyas raíces se remontan a un conflicto de más de dos décadas – se desencadenó con el asesinato de siete militares y un civil sudaneses, presuntamente, a manos de soldados etíopes

Mientras, las autoridades de Sudán condenaron el suceso rápidamente, llamaron a consultas “de manera inmediata” a su embajador en Etiopía, convocaron al representante de la diplomacia etíope en Jartum y elevaron la causa al Consejo de Seguridad de la ONU, al que pidieron “que cumpliese con su responsabilidad de mantener la seguridad en el Cuerno de África”

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Addis Abeba, por su parte, ha negado ser responsable de las ejecuciones, y, a través de su Ministerio de Relaciones Exteriores, ha señalado que el “trágico incidente” ocurrió dentro de sus territorios después de que las tropas sudanesas organizasen un ataque en coordinación con “elementos del Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF)”, grupo enfrentado al Gobierno central. Y es que, aunque Etiopía haya instado a “reducir la escalada de la situación”, algunos de sus funcionarios han acusado a Jartum de utilizar la situación para hacer “propaganda y cubrir su guerra de inteligencia” contra el país. 

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De hecho, algunos analistas consideran que esta escalada de las tensiones podría tener también, como otra causa estratégica de peso, el tercer llenado de la Gran Presa del Renacimiento Etíope programado para julio. Un proyecto que pretende impulsar el desarrollo del país, pero que países como Sudán o Egipto consideran una importante amenaza a su suministro de agua del río Nilo. 

La región de Al-Fashaga ha sido escenario de tensiones y enfrentamientos continuos de baja intensidad durante décadas, pero el estallido del conflicto etíope en el Tigray en noviembre de 2020 provocó el despliegue de las fuerzas sudanesas en unos territorios que llevaban más de 25 años sin controlar. Además, “la isla” (según llama la población local a Al-Fashaga de manera eufemística) está rodeada por tres pequeños ríos y representa una de las regiones agrícolas más fértiles y llanas del Cuerno. Más de un millón de hectáreas que, hasta hace pocos años, han estado controlados ‘de facto’ por miles de agricultores etíopes que se establecieron hace décadas. 

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