A consecuencia del terrorismo yihadista

Túnez prolonga un mes el estado de emergencia

AP/FETHI BELAID - El presidente de Túnez, Kais Saied, anunció una nueva prórroga de un mes del estado de emergencia, impuesto en el país desde noviembre de 2015

El presidente de Túnez, Kais Saied, anunció una nueva prórroga de un mes del estado de emergencia, impuesto en el país desde noviembre de 2015 tras el atentado yihadista que segó la vida de doce miembros de la Guardia Presidencial en la capital, y que se prolonga de manera ininterrumpida desde entonces.

A su llegada al poder a finales de 2019, Saied reconoció que esta medida era "anticonstitucional" y se comprometió a limitarla exclusivamente a la lucha contra el terrorismo. La última vez que se decretó fue el pasado mes de mayo por un periodo de seis meses en el marco de la crisis sanitaria del coronavirus, cuyo balance oficial asciende a 90.000 casos positivos y 2.935 decesos.

Esta iniciativa otorga poderes excepcionales a las fuerzas de seguridad, permitiendo, entre otras cosas, limitar el movimiento de la población o prohibir manifestaciones o huelgas susceptibles de derivar en desórdenes sin aprobación judicial previa.

Unas prerrogativas "exorbitantes", aseguran las organizaciones de derechos humanos, que temen una regresión de los avances adquiridos desde la llamada ‘Revolución de los Jazmines’ en 2011, que concluyó con la huida del dictador Zinedin el Abedin Ben Ali.

Asimismo, denuncian "abusos" como registros domiciliarios, perturbación de eventos culturales, vigilancia de los medios de comunicación y control de su contenido. 

Los ataques armados contra la Guardia Nacional tunecina se han multiplicado en los últimos dos años, en especial, en la zona de Kasserine, en la frontera con Argelia, una zona montañosa en la que grupos armados de Túnez y de otras zonas del Sahel se han instaurado a raíz de las primaveras árabes.

Las acciones terroristas se han incrementado también en la capital del país durante el último año, el último el pasado 2 de marzo cuando dos presuntos suicidas que iban en una motocicleta detonaron un artefacto a la puerta de la Embajada de Estados Unidos. Dos meses antes, una joven con un artefacto en el bolso se suicidó frente a una pareja de policías en la calle Habib Bourguiba, principal arteria de Túnez.

Túnez vivió en 2015 una cadena de tres atentados en la capital y en Sousa que segó la vida de 72 personas, 60 de ellas turistas extranjeros y doce miembros de la Guardia Presidencial. Los ataques, que hundieron el turismo, una de las principales industrias de un país sumido en una grave crisis económica, fueron reivindicados por una rama salafista radical local vinculada a Daesh.

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