Conocer los entresijos de unos Juegos Olímpicos te permite sacar conclusiones sobre cómo funciona eso que llaman “familia olímpica”. Una familia demasiado poderosa e influyente que ha movido el circo olímpico a golpe de talonario. Patrocinadores, socios, gobiernos… toda una rueda de dispendio puesta en marcha para saturar la tele durante apenas 15 días.
¿Cómo creen que los Juegos Olímpicos llegaron a Atlanta en 1996? Atenas era la ciudad indicada por cumplirse los 100 años de los primeros Juegos de la Edad Moderna. Al parecer, había problemas en la construcción de los famosos estadios y centros deportivos que luego quedan para piezas de museos. Detrás, estaba el patrocinio de la ciudad que tiene como sede a Coca-Cola. La multinacional del refresco por excelencia saltó la banca y se llevó una cita que no dejó nada en lo deportivo y sí un atentado terrorista que se llevó la vida de dos personas.
Con el paso de los años el COI ha ido eligiendo ciudades tras unas sonrojantes visitas de un equipo técnico que se dedicaba a mirar solares. Personajes agasajados hasta la náusea por ayuntamientos, presidentes, deportistas y clubes con tal de que su resolución fuese positiva. Madrid fue un claro ejemplo de genuflexión olímpica. Sueños rotos por una pregunta incómoda de Alberto de Mónaco sobre el terrorismo y un empate en la primera ronda que se decidió, precisamente, para Tokio.
Nadie podía pensar aquella tarde del 7 de septiembre de 2011 que los JJ.OO. de 2020 se podrían suspender por una pandemia que sigue causando estragos por todo el mundo y expandida en apenas 90 días. Las notas de Madrid en criterios como alojamiento, telecomunicaciones, transporte o Villa Olímpica no bajaban del 7,5 y Tokio tenía un 6 en apoyo gubernamental. Empate, miedo, y los juegos se fueron para Asia.
Ahora el COI no piensa en suspender Tokio 2020. Los derechos de televisión fueron adquiridos en exclusiva por Eurosport, hay mucho dinero en juego de patrocinadores y de empresas que solo trabajan para mover construcciones mastodónticas de un continente a otro. Millones de piezas que se trasladan de Londres a Río y de Río a Tokio. El campo de hockey hierba, el de vóley playa… se desmontan y se vuelven a instalar por todo el mundo.
¿Y los deportistas? Los futbolistas jugaban a puerta cerrada porque alguien pensó que ellos eran inmunes. Ahora no entrenan. Nadie entrena. No se juega ningún campeonato que dé opción a estar en Tokio. Los deportistas que dependen de su físico no están para que Samaranch diga con una sonrisa que “sigan entrenando”. ¿Dónde lo hacen? Mireia Belmonte ya ha propuesto que hagan tests para todos los deportistas y los que estén sanos se encierren en un CAR a entrenar. Si es que alguno no lo hace ya.
La UEFA ha tenido más vista con la Eurocopa 2020. En 2021 se tendría que jugar el torneo que sustituye a la Confederaciones. Un mundial de clubes que solo serviría para probar las instalaciones. Prescindible. El verano de 2021 será el del cumpleaños de la Eurocopa.
El COI y toda su parafernalia olímpica puede ser medalla de oro del desbarajuste con un país donde no conciben el desorden. Su modelo de elección de ciudades olímpicas está cambiando. En 2019 decidieron que ya no se elegiría ciudades con siete años de antelación para evitar los gastos excesivos y que las construcciones acaben abandonadas en ciudades disfrazadas de lo que no son. También se podrán celebrar en varias sedes para aprovechar infraestructuras ya construidas.
Tokio 2020 peligra. El COI no debe dejar pasar la oportunidad de cambiar sus malos hábitos de intransigencia. Los JJ.OO. son algo más que deporte pero en agosto de 2020 el mundo no estará para valorarlo.