El expresidente ha anunciado su candidatura a las próximas elecciones presidenciales en un contexto mucho más complejo del que dejó hace dos años

Trump 2024: su legado le precede

photo_camera REUTERS/JONATHAN ERNST - El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, anuncia que volverá a ser candidato a la presidencia de Estados Unidos en el 2024

Donald Trump intentará volver a la Casa Blanca, pero el camino no se antoja sencillo.

Un secreto a voces. Así se podría catalogar la candidatura de Donald Trump para las elecciones presidenciales de 2024. El magnate quiere volver a hacer suyo el despacho Oval y ha aprovechado las elecciones de medio mandato para anunciar su decisión. Eso sí, esta nueva andadura política tendrá como rivales a algunos de los que fueron sus mayores apoyos en sus cuatro años al frente de Estados Unidos. Mike Pompeo, su secretario de Estado durante más de dos años, y uno de los considerados mayores aliados de Trump al comienzo de su mandato – después, su relación se distanció notablemente –, Ron DeSantis, gobernador de Florida desde 2019, son algunos a los que deberá batir si quiere volver a presidir el país.

Sin embargo, la justicia y las urnas ponen a Trump contra las cuerdas poco después de anunciar su candidatura. A pesar de no estar imputado directamente en la causa, la sentencia de evasión fiscal de Trump Corporation y Trump Payroll Corporation, afectan gravemente a la imagen de un Donald Trump criticado abiertamente en el seno de su propio partido. Esto, sumado a la derrota republicana en la pugna por el Senado tras la victoria en segunda ronda en Georgia de Raphael Warnock, hace que el golpe a la figura del magnate sea doble y haga aún más complicado para el expresidente recuperar la Casa Blanca.

trump-candidatura-2024
Rivales en su regreso a la Casa Blanca

Antes de analizar lo que podría suponer un regreso de Donald Trump a Washington, se debe tener en cuenta que el camino del expresidente tiene que superar antes a los adversarios de su propio bando republicano. En la lista aparecen muchos nombres, algunos que formaron parte del Gobierno de Trump, y otros que estuvieron justo en las antípodas de sus políticas durante sus cuatro años de mandato. No obstante, los dos que sobresalen por encima son los ya mencionados DeSantis y Pompeo.

El primero aparece como el gran vencedor de las elecciones de medio mandato. El joven gobernador de Florida – 44 años – ha vencido en su estado por una ventaja inédita en las últimas cuatro décadas. Ha aventajado a su competidor por más de un millón y medio de votos, muestra del ferviente apoyo con el que cuenta el formado en Harvard y Yale. Además, Ron DeSantis viene ganando mucho peso dentro del propio Partido Republicano, donde muchos le comienzan a ver como la mejor baza para recuperar la presidencia, sobre todo después de la sentencia a las empresas de Trump.

ron-de-santis-usa

A esto hay que añadir la mala relación que guarda con Donald Trump, quien acusó al gobernador de ser desleal y aseguró que su victoria en los comicios de 2018 para hacerse con Florida se debía a su apoyo desde la Casa Blanca. Con todo ello, DeSantis se postula como la mayor amenaza para el expresidente, que también tendrá enfrente a dos que, lejos de haber sido rivales, estuvieron a su lado durante su presidencia, Mike Pompeo y Mike Pence. Exsecretario de Estado y exvicepresidente, respectivamente, estarán presumiblemente en la carrera por representar al partido del elefante.

Pence y Pompeo, dos de los hombres fuertes de Trump durante sus cuatro años en el despacho Oval, fueron leales en todo momento al expresidente, al menos mientras duró su presidencia. El asalto al Capitolio y la acusación infundada de fraude en las elecciones de 2020 distanciaron a Pence, que se apartó de Trump tras acusarle éste de falta de “coraje”, lo que según reconoció el propio exsecretario de Estado “le enfadó”. Sin embargo, Mike Pence nunca ha criticado al magnate y estaría dispuesto, a sus 63 años, a postularse a la presidencia, decisión que aún está valorando.

mike-pence-mike-pompeo-turquia

Por su parte, Pompeo desempeñó una gran labor en la política exterior, entre lo que destacó la planificación de la cumbre del expresidente con el líder norcoreano, Kim Jong Un, o el histórico acercamiento a Israel que culminó con la firma de los Acuerdos de Abraham. El que fuese secretario de Estado con Donald Trump ha insinuado en varias ocasiones su intención de presentarse a las elecciones de 2024, aunque ha recalcado en una entrevista a Fox News que, de hacerlo, sería por una decisión personal y en ningún caso condicionada por la candidatura de Trump.

Además de estos tres (al margen de Donald Trump), la lista de posibles candidatos a liderar el Partido Republicano en la próxima cita con las urnas tiene otros nombres que suenan con algo menos de fuerza y, sobre todo, pocas probabilidades de conseguirlo. Eso no quiere decir, claro está, que no lo puedan hacer. Liz Cheney, republicana antiTrump, dijo estar dispuesta a hacer “todo lo que fuera necesario para mantener a Donald Trump fuera del Despacho Oval”, aunque su aplastante derrota en Wyoming ante la apoyada por Trump, Harriet Hageman, no parece dejar mucho lugar al optimismo.

trump-candidatura-2024-mar-a-lago

No habría que olvidar a varios gobernadores – además del destacado DeSantis – y senadores que pueden causar problemas a Trump en su camino hacia la candidatura. A Glenn Youngkin, gobernador de Virginia o Larry Hogan y Greg Abbot, homónimos en Maryland y Texas respectivamente, hay que añadir a los senadores Ted Cruz y Tim Scott, por Texas y Carolina del Sur. Todos ellos podrían presentar su candidatura a liderar a los republicanos en una carrera hacia la presidencia que tenía como claros favoritos a Ron DeSantis y Donald Trump. No obstante, la sentencia del Tribunal de Nueva York sobre los 15 años de evasión fiscal de las corporaciones del expresidente han despertado una marea de críticas que golpean duramente su candidatura.

ron-de-santis-trump
Trump y su política exterior

Lo que se vendía como un terremoto antes de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca acabó teniendo, como casi todo en política, luces y sombras. Sin aventurarse a decir de qué hubo más, la realidad es que se dieron avances históricos en muchas regiones. Uno de los más importantes fue la firma de los Acuerdos de Abraham, considerado por muchos expertos como el “acuerdo del Siglo”. Trump apadrinó una ceremonia celebrada el 15 de septiembre de 2020 en la que Emiratos Árabes Unidos y Bahréin firmaron la paz con Israel, marcando un antes y un después en la geopolítica de Oriente Medio.

Emiratos se convirtió en el primer país del Golfo y el tercer árabe en normalizar las relaciones con Tel Aviv, siguiendo los pasos de Egipto y Jordania, que lo hicieron en 1979 y 1984, respectivamente. Este histórico memorando dio un giro a las relaciones de la región, abriendo un contexto totalmente nuevo y la posibilidad, luego convertida en realidad, de formar alianzas con otros países, como posteriormente fue el caso de Marruecos. En Riad podríamos encontrar la tarea pendiente, aunque no por falta de esfuerzos ya que el actual presidente norteamericano, Joe Biden viajó en julio con el objetivo de acercar la normalización entre Arabia Saudí e Israel, aunque, por el momento, deberá esperar.

firma-acuerdos-abraham-2020

La política exterior de Trump tiene otros movimientos que dejaron un contexto, si no favorable, al menos no tan hostil como cabía esperar. Es el caso del diálogo con Corea del Norte, precisamente uno de los argumentos con los que los detractores del expresidente basaban la idea que sobrevolaba la opinión pública de un conflicto internacional. Lejos de ello, Donald Trump llevó a cabo una política de apaciguamiento, reuniéndose hasta en dos ocasiones con Kim Jong-Un – nunca se habían reunido mandatarios de estos dos países –, primero en la cumbre de Singapur (2018), y más tarde en la zona desmilitarizada del paralelo 38 en el marco del G20 celebrado en Corea del Sur.

Cuando se habla de luces y sombras y lo primero ya se ha mencionado, queda hacer lo mismo con las sombras, que no son pocas. La retirada del Acuerdo de París en sus primeros seis meses en la Casa Blanca, la salida de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la UNESCO o el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, son algunas de las acciones que se le echaron en cara al expresidente. Sin embargo, ninguna de ellas tan determinante como fue la salida unilateral del Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés).

donald-trump-kim-jong-un

“Hoy anuncio que Estados Unidos se retirará del acuerdo nuclear con Irán. En unos momentos, voy a firmar una orden presidencial para empezar a restablecer las sanciones estadounidenses ligadas el programa nuclear del régimen iraní. Volveremos a imponer el nivel más alto de sanciones económicas”. Esas eran las palabras pronunciadas por Trump en el salón de recepciones de la Casa Blanca el 8 de mayo de 2018, poco antes de llegar a cumplir los tres años desde su firma en Viena. Donald Trump impuso duras sanciones contra Teherán y se inició una crisis en términos de seguridad que, más de cuatro años después, sigue buscando sin éxito una solución.

Las reuniones en la capital austríaca se han sucedido en los últimos años, pero la desconfianza – seguramente justificada – de ambas partes, hace imposible un acercamiento real. Irán no pretende dejar de enriquecer uranio – lo hace ya al 60%, 16 veces más de lo establecido en el JCPOA, 3,67% – mientras no se levanten las sanciones. Y, para sorpresa de nadie, Occidente, encabezado por Estados Unidos, hace lo propio con las sanciones sin el previo detenimiento del enriquecimiento de uranio. Mientras tanto, la sombra de la producción de armas nucleares planea sobre la preocupación occidental entre insinuaciones iraníes de llegar al 90% de pureza requerido.

iran-eeuu-tablero-ajedrez
Irán: De la crisis nuclear a la social

Si cuando Donald Trump abandonó la presidencia la preocupación era esa desprotección ante la actividad nuclear iraní, ahora, a ese problema, que aún ve lejos su resolución, hay que añadir la crisis interna que afronta Irán. La muerte de Mahsa Amini desencadenó una ola de manifestaciones que pide a gritos la ayuda de la comunidad internacional. La población iraní está librando una batalla contra el régimen dictatorial de Ali Jamenei que ve peligrar su poder por primera vez en 43 años de dictadura Ayatolá.

Y es en este contexto en el que se puede – y debe – exigir más a las potencias. Biden dijo recientemente que “vamos a liberar a Irán”, pero más allá de la intención y las declaraciones de numerosos líderes internacionales, los hechos no llegan y los muertos a manos de las fuerzas de seguridad iraníes siguen creciendo hasta superar los 300, según los datos oficiales de Teherán, lo que hace entender que la cifra real será mucho más elevada. Las acciones no llegan y la explicación se encuentra, en buena medida, en la negociación del acuerdo nuclear.

manifestaciones-contra-iran-onu

Este es el motivo de que ambas crisis o, mejor dicho, la solución de una de ellas esté vinculada hasta cierto punto a la crisis desatada por la decisión unilateral de Donald Trump. Está claro que la inestabilidad que se respira en las calles de Irán nada tiene que ver con la salida del JCPOA, pero lo que sí es cierto es que existe cierta precaución en la comunidad internacional a la hora de tomar acciones en territorio iraní ante la inminente reanudación de las conversaciones en Viena, cuya intención es mantener al margen de lo que sucede dentro de las fronteras del país presidido por Ebrahim Raisí.

Aventurar lo que podría hacer Donald Trump ocupando en estos momentos el despacho Oval sería tan osado como irreal. Lo que sí se puede saber es que Trump, en lo que a Irán se refiere, siempre pecó más de dureza que de liviandad, algo que se veía tanto en sus políticas como en su ya restablecida cuenta de Twitter donde amenazaba sin reparo al por entonces presidente iraní, Hasan Rohaní: “Al presidente iraní Rohaní: Nunca, nunca vuelva a amenazar a Estados Unidos o sufrirá consecuencias como pocos a lo largo de la historia han sufrido antes. Ya no somos un país que soportará sus palabras dementes de violencia y muerte. ¡Sea cauteloso!”.

iran-protestas-mujeres

Por tanto, hablando en términos hipotéticos y futuribles, Trump enfrentaría un contexto muy diferente al que existía cuando perdió las elecciones hace dos años. Por si lo que ocurre en Irán no fuese suficiente, la guerra entre Rusia y Ucrania deja caer otra de las incógnitas más importantes en lo que a la posible respuesta de Donald Trump se refiere. En este caso, los precedentes son mucho menores, pero el magnate se ha encargado de explicar lo que hubiera hecho en caso de estar en la Casa Blanca en el caso de haberse producido esta invasión, aunque, como Trump mismo asegura, “Putin no lo hubiera hecho”, en el caso de ser él el presidente.

De hecho, Donald Trump cree que podría haber llegado a un acuerdo con el Kremlin, previa entrega de Crimea por parte de Ucrania, y comprometiéndose el país de Zelenski a no entrar en la OTAN. No obstante, el propio Trump dice que, llegado el escenario actual, alcanzar un punto de encuentro es muy difícil ya que “ahora (Putin) no quiere llegar a un acuerdo”. Y, además, aventura que Rusia “va a conquistarla (Ucrania) entera y es muy, muy triste ver lo que ha pasado en Ucrania”. Lo que, según el expresidente, fue “una táctica de negociación” (enviar cientos de miles de soldados y material militar a la frontera) ha acabado por la invasión de un país.

donald-trump-vladimir-putin.
¿Puede realmente Trump volver a la Casa Blanca?

La candidatura de Donald Trump no ha pillado por sorpresa a nadie, pero no quita que el descontento general por esta haya sido grande. Más grande de lo que se podía esperar antes de las elecciones de medio mandato, de hecho. Las midterm elections no fueron tan malas para los demócratas como hacían presagiar los sondeos. Los republicanos se hicieron con el Congreso ocupando 218 asientos por los 211 demócratas. Sin embargo, el Senado seguirá siendo de los de Joe Biden tras ganar Georgia en segunda vuelta. La “marea roja” que se esperaba quedó en agua de borraja, y dejó a Ron DeSantis como vencedor destacado, por lo que el resultado, en lo que a su carrera a liderar el Partido Republicano se refiere, no fue ni mucho menos malo. 

Lo que sí es malo, y en este caso para Trump, son los datos que arroja la última encuesta nacional de la Universidad de Quinnipiac. Seis de cada diez estadounidenses creen que es malo que Trump vuelva a ser candidato a presidir el país, aunque el dato realmente preocupante para Trump es el que se refiere a los propios republicanos. Más de un cuarto (27%) no ve con buenos ojos que el expresidente vuelva a representar a su partido en las presidenciales, dejando claras muestras de un desgaste del trumpismo del que ya se venía hablando.

donald-trump-joe-biden

Muchos han usado las elecciones de medio mandato para hablar de una derrota republicana, pero no hay que olvidar que, aunque no tan holgada como se esperaba, la derrota no deja de ser para los demócratas. Incluso se ha hablado de golpe al trumpismo que ve cómo el electorado republicano puede estar listo para adoptar una línea más centrista representada por DeSantis. Pero si hay algo que quedó claro en los comicios que llevaron a Trump al despacho Oval – anunciaban una amplia victoria de Hilary Clinton – es que los sondeos no son infalibles, y menos cuando hablamos de una figura tan polémica e imprevisible como es la del ya nuevo candidato a la presidencia de Estados Unidos en 2024, Donald Trump.

Coordinador de América: José Antonio Sierra.

Más en Política