La institución europea reconoció “amplios desacuerdos” con las últimas actuaciones turcas en el Mediterráneo

Turquía amenaza a la Unión Europea con responder si recibe más sanciones

photo_camera AP/CEM OZDEL/MINISTERIO DE ASUNTOS EXTERIORES DE TURQUÍA vía AP - El ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, a la derecha, y Josep Borrell Fontelles, alto representante y vicepresidente de la Comisión Europea, hablan durante una conferencia de prensa conjunta, en Ankara, Turquía, el lunes 6 de julio de 2020

Turquía continúa con su diplomacia agresiva y hace caso omiso a los avisos que llegan frente a su postura beligerante en el entorno del mar Mediterráneo. El último en pronunciarse ha sido el ministro de Asuntos Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, para responder a las advertencias hechas por la Unión Europea (UE) tras la visita que protagonizó el alto representante comunitario Josep Borrell a Ankara para entrevistarse con el diplomático turco.

La nación euroasiática lleva meses desarrollando una estrategia expansionista en el arco mediterráneo que le ha llevado a entrometerse activamente en las guerras civiles de Libia y Siria y a extender su influencia en zonas económicas que entran en conflicto con las fronteras marítimas de naciones como Chipre y Grecia, adscritas a la UE, con el firme objetivo de afianzar sus prospecciones de gas y petróleo en la zona. La participación militar de la nación presidida por Recep Tayyip Erdogan en el país norteafricano y el árabe es inaceptable para gran parte de la comunidad internacional; más teniendo en cuenta que Turquía destinó a estos conflictos a mercenarios a sueldo vinculados a antiguas filiales de grupos terroristas yihadistas como Daesh o Al-Qaeda, como ya reseñaron diversos medios, de cara a luchar al lado del Gobierno de Acuerdo Nacional libio (GNA, por sus siglas en inglés), dirigido por el primer ministro Fayez Sarraj, y para asentarse al noroeste del territorio sirio, en el entorno de Idlib, el último bastión de los insurgentes que luchan frente al régimen sirio de Bachar al-Asad. 

El interés geoestratégico y financiero es grande para Turquía en esta zona. De hecho, uno de los hechos remarcables fue el pacto rubricado por Recep Tayyip Erdogan y Fayez Sarraj en noviembre de 2019 por el que el país euroasiático aseguraba el apoyo militar al GNA frente a su rival del Ejército Nacional libio (LNA, por sus siglas en inglés) del mariscal Jalifa Haftar y por el que, como contraprestación, se producía el reparto de zonas económicas exclusivas en el área mediterránea, denunciadas por chipriotas y griegos por violar su jurisdicción marítima. 

Tras reunirse con Josep Borrell, Mevlut Cavusoglu aseguró que su país responderá con sus propios pasos si la UE impone más sanciones a Ankara. En este sentido, Francia ya anunció la semana pasada que los ministros de Exteriores comunitarios debatirán sobre Turquía el 13 de julio y comunicó que podrían considerarse nuevas sanciones contra el país otomano, además de las medidas adoptadas ante la perforación que lleva a cabo Turquía en la zona económica correspondiente a Chipre, país integrado en la esfera comunitaria.

El ministro de Asuntos Exteriores de Turquía pidió el lunes a la Unión Europea que sea un "intermediario honesto" en las disputas entre Turquía y los Estados miembros de la UE, Francia, Grecia y Chipre, advirtiendo que su país se vería obligado a "corresponder" a cualquier decisión que el bloque tome contra Ankara

"Si la UE toma decisiones adicionales contra Turquía, tendremos que responder a esto", expresó Cavusoglu en una conferencia de prensa celebrada junto con Josep Borrell en la capital administrativa de Turquía.

Mientras crecía la tensión entre Turquía y la UE, esta impuso una prohibición de viaje y el congelamiento de activos a dos personas en febrero por su papel en la perforación de Turquía dentro de la zona económica marítima de Chipre frente a la propia isla dividida. En esta línea, Chipre continúa siendo un caballo de batalla importante por la confrontación dentro de la isla entre la República Turca del Norte de Chipre y el sur grecochipriota. La ínsula quedó dividida en dos en 1974, cuando Turquía intervino en respuesta al golpe de Estado que pretendía la anexión de la isla a Grecia y el conflicto se mantiene actualmente. La República de Chipre controla el sur y es la única entidad reconocida internacionalmente, siendo miembro además de la UE desde 2004; mientras que en la región norte se proclamó la República Turca del Norte de Chipre, solamente reconocida por Turquía, país del que depende para su subsistencia. 

En este punto, el Gobierno grecochipriota selló durante los últimos años acuerdos con Egipto, Israel y Líbano para delimitar su propia zona económica exclusiva, en el marco de los cuales ya dio diversas licencias de exploración y perforación. Mientras, desde el lado turcochipriota se considera que se violan sus derechos al no ser tenidos en cuenta a la hora de cerrar pactos internacionales de tanta relevancia. El Ejecutivo alineado con el poder griego señaló que los beneficios de estos acuerdos gasistas repercutirán en los turcochipriotas una vez llegue el acuerdo de reunificación, algo que parece estar muy lejos ya que todos los intentos para ello han fracasado hasta el momento. En este escenario, la UE condenó el 16 de mayo las operaciones del buque de perforación turco Yavuz que ha estado actuando en Chipre desde abril.

Mevlut Cavusoglu criticó a la UE por no cumplir sus promesas y por asuntos como la disputa de Chipre y el acuerdo sobre migrantes de 2016. El diplomático turco reseñó que Turquía no permitirá que Grecia y Chipre lo aíslen y pidió a la UE que sea un "agente honesto".

A principios de este año, decenas de miles de migrantes intentaron cruzar a Grecia a través de las fronteras terrestres y marítimas después de que Ankara anunció que ya no les detendría. El flujo se ha ralentizado desde entonces, pero el responsable de Exteriores turco manifestó que Turquía "continuará implementando su decisión".

El ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, y el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell Fontelles, llevan máscaras faciales de protección mientras posan antes de su reunión en Ankara, Turquía, el 6 de julio de 2020

La tensión entre Turquía y la UE había quedado patente en el encuentro físico ante la prensa protagonizado por Mevlut Cavusoglu y Josep Borrell. El ministro de Asuntos Exteriores turco reprochó abiertamente a su invitado una supuesta falta de imparcialidad de la UE por apoyar a Grecia y Chipre frente a Turquía en la problemática de las prospecciones de gas.

"La raíz del problema es que los grecochipriotas realizan exploraciones de gas unilaterales sin tener en cuenta los derechos de los turcochipriotas. Entonces nosotros también mandamos buques", señaló Cavusoglu. "El bando griego se considera el único dueño de la isla y la UE lo apoya. Le he dicho a Borrell que la UE debería ser parte de la solución, no parte del problema. Si la UE pasa a ser un intermediario justo, equidistante, podemos trabajar con ella", aseguró.

Por su parte, Josep Borrell ya dejó clara evidencia este lunes con sus manifestaciones sobre los "amplios desacuerdos" entre Bruselas y Ankara. "La situación está lejos de ser ideal. Libia, Siria, la inmigración y también la extracción de gas en el Mediterráneo necesitan más diálogo", explicó Borrell. "El objetivo de la visita no era concluir un acuerdo concreto, sino medir la temperatura, compartir preocupaciones, pero ha quedado claro para ambos lados que hay amplios desacuerdos", manifestó el responsable de la política exterior comunitaria, sin olvidar que el diálogo es necesario entre las partes.

El máximo representante diplomático comunitario reiteró el pleno respaldo de la UE a la posición chipriota en el contencioso sobre la delimitación de la zona económica exclusiva marítima al oeste de la isla, donde tanto Nicosia como Ankara reclaman derechos. "En algunos casos tiene que haber negociaciones bilaterales y en otros, como Chipre, deben ser más que bilaterales, pero está claro que la UE apoya a Grecia y Chipre", dijo. "La solución pasa por evitar todo tipo de provocación y por negociar acorde a la Ley Marítima, que tiene diferentes interpretaciones, pero la UE apoya la interpretación griega y chipriota", aclaró Borrell.

En cuanto al tema candente de Libia y Siria, Josep Borrell lo trató también en su posterior reunión con el ministro de Defensa turco, Hulusi Akar. "El alto el fuego en Siria es muy débil, pero parece que el coronavirus ha reducido también la actividad militar. Turquía debe mantener abierta la frontera para que se pueda seguir mandando ayuda humanitaria a cientos de miles de personas", indicó Borrell.

Respecto a Libia, subrayó que el apoyo militar turco al primer ministro Fayez Sarraj, primer ministro del GNA reconocido por la UE y la Organización de Naciones Unidas (ONU), "ha revertido la situación" de la guerra civil, en la que el mariscal Jalifa Haftar trata de controlar el territorio.

En cuanto al reciente incidente naval en el Mediterráneo, en el que, según el Ejecutivo francés, buques de guerra turcos amenazaron a una fragata francesa que pretendía inspeccionar una embarcación sospechosa de violar el embargo de armas a Libia, Borrell dijo que Akar le explicó la versión turca, expresando que esos sucesos son "inaceptables" entre miembros de la OTAN.

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