Ambos países han llevado a cabo políticas que han contribuido a la escasez de agua en Irak

Turquía e Irán, protagonistas en la crisis del agua en Irak

AFP/ AHMAD AL-RUBAYE - Campo agrícola seco en la zona de Saadiya, al norte de Diyala, en el este de Irak, el 24 de junio de 2021. - Mientras Irak se calienta bajo una abrasadora ola de calor estival, sus esforzados agricultores y pastores luchan contra una grave escasez de agua que está acabando con sus animales, sus campos y su modo de vida

Oriente Medio tiene un grave problema en lo que respecta al agua, no es ninguna novedad. El problema de contar con el 6,3% de toda la población mundial y tan sólo con el 1,4% del agua utilizable del planeta, deja una situación difícilmente sostenible. Hace casi 70 años, apenas tres países árabes sufrían las consecuencias de una crisis del agua, pero ahora, esa cifra ha aumentado hasta los 11. Y lo realmente preocupante es que, según los expertos, si no se cambian las políticas actuales, este número podría ascender hasta casi los 20 países antes del año 2025.

Actualmente, el país que más está sufriendo la crisis del agua es Irak, pero para poder solucionarlo se debe atender a dos factores importantes; el primero, conocer las causas que han llevado al país a esta situación, y lo segundo, llevar a cabo un importante cambio en las políticas vigentes. El grupo de expertos británico Chatham House tituló un informe sobre este problema con rotundidad: “No resuelvan el problema del agua en Irak utilizando una política antigua”. Según este grupo, Irak estuvo en una buena posición en cuanto al agua gracias a los ríos Tigris y Éufrates hasta 1970. Después de ese año, sin embargo, el país perdió alrededor del 40% de su agua.

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Esta pérdida se debió en gran parte a las políticas de los países vecinos, destacando por encima del resto Turquía. Según el Centro de Estudios Al Jazeera, el principal culpable de la escasez de agua corriente en Irak fue el corte de los flujos de agua del Tigris y el Éufrates por parte de los turcos. No obstante, también hay que tener en cuenta que las causas naturales jugaron un importante papel en esta crisis ya que las altas temperaturas y las bajas tasas de lluvia también tuvieron un grave impacto en los embalses de Irak, de los que se evaporaron alrededor de 8 mil millones de metros cúbicos de agua.

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Durante este 2021, el ministro iraquí de Recursos Hídricos, Mahdi Rashid Hamdani, dijo que el agua proveniente de Turquía a través del Tigris y el Éufrates había disminuido en un 50%. El río Zab en la región de Kirkuk también lo ha hecho en una cifra cercana al 70%, y los afluentes y ríos como los que llegan a la presa Darbandikhan (situado en el norte de Irak) han llegado a cero. Y otro de los importantes aspectos a los que se refirió el ministro Hamdani es la modificación del curso de otros ríos importantes que desembocan en Irak, como es el caso del río Sirwan. Y aquí es donde aparece la figura de Irán como responsable de estas prácticas que merman las reservas hídricas iraquíes.

El régimen islámico también ha cambiado el curso de los ríos en las áreas fronterizas de Diyala y Khanaqin para que desemboquen en Irán, en vez de hacerlo en terreno iraquí, como hacía en su origen. Según una investigación del Instituto Mediterráneo de Estudios Regionales, Irak está perdiendo la mayor parte de sus recursos hídricos. En 1933, el agua que entraba en Irak a través del río Éufrates desde Turquía y Siria ascendía a 30 mil millones de metros cúbicos. Ahora, en cambio, la cantidad no llega a superar los 9.500 millones de metros cúbicos, en gran parte debido a la construcción de la presa Ilisu por parte de Turquía que provocó la descarga del río Tigris.

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Irán drenó cinco ríos iraquíes: el Kanjan Jam, el Kalal Badra, el Jankilat, el Karkh y el Khobin, todos ellos ahora están secos. La pérdida de los ríos provocó cambios radicales en los sistemas biológicos y ambientales de la región, lo que provocó el desarraigo y la migración de los residentes de decenas de aldeas fronterizas iraquíes. Y es que las consecuencias de estas acciones por parte de los gobiernos de Turquía e Irán están provocando unos cambios radicales en los ecosistemas de cientos de miles de iraquíes que se han visto obligados a abandonar sus hogares ante esta extrema situación.

Podría quedar todo ahí, pero cuando se habla de una región como la de Oriente Medio, siempre hay que tener en cuenta la presencia de actores externos que casi con toda seguridad van a jugar un importante papel en cualquier contexto – desgraciadamente casi siempre de forma negativa –. El terrorismo también tiene un gran peso en el acceso al agua potable. ISIS, conocido por apuntar a oleoductos, también apunta a proyectos de riego y represas. El grupo destruyó la presa de Faluya en el oeste de Irak en 2014, lo que provocó el secado de muchos proyectos agrícolas y de riego en las áreas de Saqlawiya, Abu Ghraib, Radwaniyah, Latifiya y Alejandría.
 

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