Según el diario Algérie Patriotique, Erdogan ha tratado de aprovechar los vuelos de repatriación por el coronavirus para enviar combatientes al norte de África

Turquía ha intentado infiltrar terroristas yihadistas en Argelia

AFP/BAKR ALKASEM - Combatientes sirios apoyados por Turquía en la carretera entre Tal Abyad y Kobane

Turquía está volcada en su política exterior expansionista en el Mediterráneo oriental, y una de sus zonas de influencia clave es Libia. El Gobierno de Ankara está buscando tomar ventaja de cualquier resquicio existente en la guerra que libran sus tropas y sus mercenarios junto al Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA, por sus siglas en inglés) de Fayez Sarraj contra el Ejército Nacional Libio (LNA) del mariscal Jalifa Haftar.

En efecto, a lo largo de los últimos meses, Turquía ha estado trasladando a este teatro de operaciones no solo sus propios soldados, sino también cientos de combatientes de grupos armados afines, muchos de ellos cercanos a la órbita del terrorismo yihadista. El último episodio de esta historia ha tenido lugar esta semana. Según fuentes no especificadas del diario Algérie Patriotique, el presidente Recep Tayyip Erdogan ha intentado aprovechar la actual pandemia del coronavirus para introducir mercenarios en Libia a través de Argelia.

Combatientes apoyados por Turquía en Siria
Bloqueados a la espera de un avión

¿Qué es lo que ha ocurrido paso a paso? Básicamente, el Gobierno de Argelia, como muchos otros gabinetes en el marco de la emergencia sanitaria actual, había aprobado un decreto para facilitar la repatriación de aquellos nacionales que se hubiesen quedado atrapados sin poder salir de Turquía, debido a las restricciones a la movilidad impuestas por el Ejecutivo de Erdogan. De hecho, desde el pasado 19 de marzo, más de mil argelinos estaban atascados en los aeropuertos del país de Anatolia sin poder volver.

No obstante, en un momento dado, el número de personas que buscaba llegar a Argelia aumentó bruscamente. Así lo reconoció Abdelaziz Ben Ali Chérif, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores del país, que calificó este incremento como “intrigante”. A continuación, se tomó la decisión de trasladar a los ciudadanos argelinos que esperaban en los aeropuertos a un recinto universitario en el departamento de Karabük, según la Embajada de Argelia en Turquía. Mientras se encontraban en este lugar, a los servicios consulares argelinos en Turquía les fue encargada la tarea de verificar la identidad de cada uno de los pasajeros, puesto que había muchos que buscaban regresar sin disponer de billete de avión o pasaporte.

Según lo previsto, este viernes, 3 de abril, han comenzado, por fin, a embarcarse en los aviones fletados por Air Algérie y Turkish Airlines. La operación de desplazamiento durará, en total, tres días. Una vez en suelo argelino, serán puestos en cuarentena en hoteles y otras instalaciones turísticas para prevenir la expansión del patógeno.

Pasajeros en el aeropuerto de Estambul, Turquía, el 29 de marzo de 2020
¿Qué había detrás?

A nivel oficial, las autoridades argelinas no han querido comentar en público más detalles sobre este retraso en la repatriación de sus conciudadanos. Sin embargo, las fuentes citadas por Algérie Patriotique indican que, en realidad, lo que ha sucedido es que el Ejecutivo de Erdogan ha tratado de camuflar entre los pasajeros a milicianos que forman parte de organizaciones armadas sirias. ¿Su destino final?: la guerra en Libia, previo trayecto a través de las porosas fronteras entre los dos países del norte de África. De ahí que se haya invertido más tiempo en revisar los antecedentes de todos los que querían viajar de regreso desde Turquía.

Según el profesor de la Universidad de Blida Abdelkader Soufi, los temores del mando argelino estaban plenamente justificados. “Es una cuestión de seguridad nacional porque, debido a la inestable situación en Libia y en el Sahel, no se puede tolerar el error en el contexto de anarquía creado por la pandemia de coronavirus”, ha explicado el profesor Soufi al diario Middle East Online.

En su día, cientos de ciudadanos argelinos partieron hacia Siria e Irak para alistarse en las filas de Daesh, el Frente al-Nusra y otros grupos terroristas de etiología yihadista como ‘foreign fighters’. Con la pérdida de base territorial de estas organizaciones, una fracción de estos combatientes ha seguido luchando a las órdenes de Turquía contra el régimen de Bachar Al-Asad en los alrededores de Idilb. Otros, sin embargo, han quedado en una especie de limbo, prisioneros en campamentos y sin un futuro claro. Algunos de ellos podrían haberse valido de la actual crisis para regresar.

En todo caso, lo cierto es que Ankara ha buscado dar una salida a estos combatientes también en el conflicto libio. Erdogan ha explotado sus conexiones con los Hermanos Musulmanes en el norte de África para hacer llegar a Trípoli más mercenarios. Aunque algunos se han escapado hacia Europa en el curso del traslado, se calcula que ya hay más de 6.000 milicianos proturcos en los frentes abiertos con las tropas de Haftar y sus aliados.

El presidente turco Recep Tayyip Erdogan (izq.) y su homólogo argelino Abdelmadjid Tebboune, después de una rueda de prensa conjunta tras su reunión en la Oficina Presidencial en Argel

No es la primera vez que Ankara se vale de los países de la región para reforzar sus unidades de combate en Libia. A mediados del pasado mes de febrero, varios buques cargados con armamento atracaron en el puerto de La Goulette, en Túnez, con el fin de equipar a los combatientes en el país vecino.

Mientras que el Gobierno tunecino sí que ha realizado algunas concesiones a está política expansionista de Erdogan -no en vano, las iniciativas del presidente Kaïs Saied dependen del apoyo parlamentario de los islamistas de Ennahdha-, Argel se ha mostrado mucho más reticente a dejar vía libre a los turcos. Al contrario, el Ejecutivo del presidente Abdelmadjid Tebboune ha sido uno de los más dispuestos a buscar una salida dialogada a la guerra en Libia. Además, el propio mandatario ha reiterado en más de una ocasión su oposición a la injerencia de potencias internacionales -como es Turquía- en la región.

Por el momento, y según datos del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR, por sus siglas en inglés), más de 150 mercenarios sirios enviados por Turquía han muerto en los combates en Libia. Los choques entre ambos bandos se suceden en los suburbios al sur de Trípoli, donde las fuerzas del GNA continúan aguantando, pero el LNA de Haftar tiene el viento a favor, tanto en el plano militar como en el político, pues cuenta con más apoyos en la esfera internacional.

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