Las milicias respaldadas por Ankara podrían estar reclutando menores para luchar en el país africano, según un informe elaborado por Al-Monitor

Turquía intensifica su presencia en Libia en aras de sus ambiciones

photo_camera AFP/MAHMUD TURKIA - Fotografía de archivo. Trípoli, durante el bombardeo por las fuerzas del mariscal Khalifa Haftar, el 9 de mayo de 2020

La polarización y la escalada militar en Libia se han convertido en una constante a raíz del acuerdo firmado el pasado mes de noviembre entre Turquía y el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA), con sede en Trípoli y liderado por Fayez Sarraj. En el marco de este acuerdo de seguridad y cooperación económica, Ankara ha intensificado su presencia en Libia, con el envío de cientos de mercenarios y decenas de cargamentos de material militar. Los ataques no han dejado de sucederse desde entonces, a pesar del alto el fuego anunciado hace apenas quince días para hacer frente a la pandemia del coronavirus que, por el momento, ha provocado al menos tres muertes en el país. 

Mientras tanto, la capital del país, Trípoli, sigue siendo la principal víctima de esta guerra. Dos misiles alcanzaron la semana pasada la zona del parque entre la carretera de Al-Shatt y Zawyat Al-Dahmani, distrito en el que se encuentran la Compañía Nacional de Radiodifusión de Libia, el Ministerio de Asuntos Exteriores, el Hotel Mahary, la Embajada de Turquía y la residencia del embajador italiano. Estos ataques se han reanudado a lo largo del fin de semana y han ido dirigidos contra el aeropuerto Internacional de Mitiga, cerrado desde el inicio de la ofensiva de Haftar para hacerse con el control de Trípoli. 

Un combatiente leal al Gobierno de Libia

En este escenario de inestabilidad, el portavoz del Ejército libio, dependiente del GNA, Mohammed Gununu ha anunciado que la fuerza aérea libia había llevado a cabo seis ataques aéreos en la base de Al-Watiya, destruyendo tres vehículos blindados, dos vehículos militares y varias posiciones de las fuerzas de Jalifa Haftar, según ha informado The Lybia Observer. Por su parte, la Operación Volcán de Furia indicó varias horas antes que habían dirigido dos ataques aéreos más contra esta base. Así, según estos datos, la Fuerza Aérea Libia atacó esta base hasta tres veces a lo largo del domingo, neutralizando a diez combatientes de las milicias de Haftar. 

Libia es un país dividido desde 2014 entre las zonas controladas por el internacionalmente reconocido Gobierno de Acuerdo Nacional y el territorio controlado por las autoridades del este, leales a las milicias de Haftar, quien en abril de 2019 lanzó una ofensiva para hacerse con el control de la capital del país, Trípoli. El Ejército Nacional Libio cuenta con el apoyo de Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Rusia, mientras que Sarraj está respaldado por Turquía y Qatar. En las últimas horas, los ataques se han trasladado también al frente de Al-Khalla, en el sur de Trípoli, donde las fuerzas del GNA han bombardeado a las posiciones de Haftar, destruyendo dos vehículos de lanzamiento Grad y un vehículo cargado de municiones. En respuesta, el LNA ha llevado a cabo tres ataques aéreos contra Abu Grein en Misrata oriental, matando a tres combatientes del ejército libio bajo el mando de GNA e hiriendo a otros tantos, así como un ataque contra el aeropuerto de Mitiga. 

Los combatientes leales al Gobierno del Acuerdo Nacional (GNA) disparan una ametralladora

Estos ataques se han producido después de que el Ministerio de Asuntos Exteriores de Turquía anunciase este domingo que desde su país están dispuestos a considerar a las fuerzas leales al mariscal de campo Jalifa Haftar como “objetivos legítimos” si continúan perpetrando ataques contra “sus intereses y misiones diplomáticas” en Libia. En esta misma línea, el portavoz del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), Omer Celik ha vuelto a insistir en esta premisa asegurando que cualquier ataque a las misiones turcas por parte de las milicias de Haftar puede esperar una respuesta militar. “Estamos diciendo claramente que, si nuestra misión en Libia es atacada de alguna manera, veremos a las fuerzas de Haftar como objetivos legítimos”, ha recalcado, según declaraciones recogidas por la agencia de noticias Anadolu. 

La Misión de Apoyo de las Naciones Unidas en Libia (UNSMIL, por sus siglas en inglés) ha lamentado que este tipo de ataques indiscriminados hayan provocado la muerte de al menos 15 personas desde que comenzó el mes y hayan herido a alrededor de 50. “La UNSMIL reitera su enérgica condena de los ataques contra civiles e instalaciones civiles y reitera su llamamiento para que los responsables de esos crímenes sean llevados ante la justicia”, han manifestado a través de un comunicado oficial publicado en la red social Facebook.

 Combatientes del LNA en un suburbio del sur de la capital Trípoli

Un día antes, este mismo organismo había denunciado públicamente los ataques contra zonas pobladas por civiles en Trípoli, incluido el bombardeo que tuvo lugar cerca de la embajada turca y de la residencia del embajador italiano, en el que murieron al menos dos civiles y otros tres resultaron heridos. Estos ataques han tenido lugar dos semanas después de que Haftar anunciara el cese de operaciones militares durante el mes del Ramadán.

“Una vez más, estos ataques muestran un flagrante desprecio por el derecho internacional humanitario y las normas de derechos humanos y pueden constituir crímenes de guerra. La UNSMIL reitera que los culpables de crímenes en virtud del derecho internacional deberán rendir cuentas”, ha indicado la UNSMIL en respuesta a la intensificación de los combates en medio del alto el fuego. Este martes, el secretario general de Naciones Unidas António Guterres, ha reclamado “el fin inmediato de todas las operaciones militares” en Libia ante el incremento de los combates. 

El Secretario General de las Naciones Unidas
El reclutamiento de menores, en el punto de mira

En este contexto, milicias respaldadas por Turquía podrían estar reclutando menores para luchar en Libia, según un informe elaborado por Al-Monitor que ha sido recogido por varios medios de la región. Este diario advierte de que el reclutamiento de niños soldados, a los que se promete un salario decente, podría seguir en curso, especialmente en las filas de la facción del sultán sirio Murad, apoyada por Turquía. “El objetivo de Ankara es utilizar a Libia para adquirir derechos sobre el gas frente en el Mediterráneo oriental. Los dirigentes de Ankara tratan ahora de amenazar con ampliar las operaciones en Libia, a donde han enviado armas, con la esperanza de que una guerra dialéctica contra Haftar resulte en el apoyo europeo a Ankara. Turquía ha utilizado estas amenazas en el pasado para obtener concesiones de la UE y los EEUU”, ha asegurado Seth J. Frantzman, director ejecutivo del Middle East Center for Reporting and Analysis al diario Arab News. 

El documento elaborado por la institución Sirios por la Verdad y la Justicia y al que ha tenido acceso Al-Monitor, cita fuentes sobre el terreno en Siria y en Libia que afirman que Turquía ha reclutado a adolescentes sirios para formar parte de sus unidades en el frente de batalla. “Nuestra investigación reveló que a los niños se les expiden documentos de identidad con información falsa sobre su fecha y lugar de nacimiento”, han explicado en este informe.

Combatientes leales al Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA)

“Si Turquía y el Gobierno de Acuerdo Nacional, reconocido por las Naciones Unidas como el representante legítimo de Libia, están facilitando el despliegue de niños menores de 18 años para luchar en Libia, están cometiendo una grave violación del Protocolo Facultativo”, ha alertado en declaraciones a Al Monitor Mehmet Balci, cofundador de Fight for Humanity, una organización no gubernamental con sede en Ginebra que se centra en la prevención de conflictos y promueve los derechos humanos. 

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR) ha notificado este lunes que una nueva partida de 250 mercenarios ha llegado a Libia a través de Turquía para combatir junto con las fuerzas de la alianza formada por el llamado Gobierno de Acuerdo Nacional, demostrando así que la ambición de Turquía en el Mediterráneo no tiene límites, tal y como ha demostrado Erdogan en los últimos meses. 

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