Turquía obliga a los medios de la oposición egipcia a que dejen de emitir ciertos programas
Turquía hace gala una vez más de su control de los medios de comunicación. Esta vez lo ha hecho para intentar evitar que los buenos contactos que llevan meses teniendo con Egipto no sean vano. Algunos medios favorables a la oposición egipcia con sede en Estambul han sufrido un toque de atención por parte del Gobierno de Recep Tayyip Erdogan, obligándoles a retirar algunos de los programas que llevan tiempo emitiendo, por miedo a que no sienten del todo bien a los que desde Ankara pretenden sean unos aliados fuertes.
No es algo que suponga una novedad para los medios más cercanos a la oposición egipcia. Si bien es cierto que la libertad de expresión en Turquía lleva años brillando por su ausencia, estos medios ya fueron advertidos hace tres meses de que cambiasen los mensajes que estaban emitiendo en contra del presidente egipcio Abdel Fattah al-Sisi. Según un alto funcionario del Gobierno turco, “se les pidió que suavizaran sus críticas políticas contra el Gobierno egipcio y dejaran de atacar personalmente a Al-Sisi”, lo que fue agradecido por El Cairo, que a su vez hizo un “llamamiento a la calma” para los medios de su país y calificó la medida turca como “una buena iniciativa que establece una atmósfera favorable para debatir cuestiones polémicas entre las dos naciones”.
Las malas relaciones que arrastran Egipto y Turquía desde hace 8 años parecen haber mejorado en gran medida en los últimos tiempos. Buena muestra de ello es que está previsto que una expedición de altos diplomáticos egipcios visite el país turco en los próximos meses. El enfrentamiento entre ambos países en temas como la Guerra de Libia o la disputa por las aguas del Mediterráneo oriental pueden quedar en un segundo plano debido a que desde Ankara parecen estar dispuestos a dar su brazo a torcer con tal de tener en El Cairo a un fuerte aliado, como es el país presidido por Abdel Fattah al-Sisi.
Los Hermanos Musulmanes lleva siendo el problema principal desde el golpe de Estado que se llevó por delante a Mohamed Morsi en 2013 y que provocó que Turquía rompiese todas sus relaciones diplomáticas con Egipto. Desde entonces, El Cairo lucha contra la organización – considerada por mucho como Estados Unidos, Rusia o el propio Egipto una entidad terrorista – que ha tenido en Erdogan a su mayor aliado político. Sin embargo, el interés del presidente turco en ganar influencia en zona oriental de las aguas del Mediterráneo ha hecho que dé un giro radical a la política exterior de su país que ahora deja de lado a los Hermanos Musulmanes en su intento por acercase a los de Al-Sisi.
Ya en el mes de mayo se produjeron las primeras reuniones entre turcos y egipcios. Sedat Önal, viceministro de Asuntos Exteriores de Turquía, lideró una expedición a la capital de Egipto, donde se reunió con su homólogo Hamdi Lozda. La que fuese la primera toma de contacto entre ambos países en los últimos 8 años, se saldó con un comunicado en el que las dos partes afirmaban que las “conversaciones exploratorias se centrarán en los pasos necesarios que pueden conducir a la normalización de las relaciones entre los dos países, bilateralmente y en el contexto regional”.
La nueva medida impuesta por el Gobierno de Erdogan tiene como objetivo principal que esta reconstrucción de las relaciones diplomáticas que llevan meses llevando a cabo no se vengan abajo. A pesar de que la predisposición de los dos lleva tiempo siendo muy buena ya que ambos pueden salir beneficiados en gran medida de unos buenos lazos, la tensión no ha terminado por desaparecer ni mucho menos. Por eso, Recep Tayyip Erdogan sabe que debe tener todo bajo control – algo que lleva haciendo desde que llegó al poder y que no ha tenido problema en aplicar con mano dura – si quiere sacar partido de un vínculo que espera pueda garantizar a su país tener una posición estratégica en el Mediterráneo oriental.
