El Ministerio de Defensa ha ordenado que los movimientos de tropas se reduzcan al mínimo posible, a menos que sea necesario

Turquía reduce su actividad en Siria a consecuencia del coronavirus

photo_camera AFP/BAKR ALKASEM - Soldados turcos patrullan la ciudad kurda siria del norte de Tal Abyad, en la frontera entre Siria y Turquía

Turquía ajusta su estrategia en Siria a causa del coronavirus. El Ministerio de Defensa de Ankara ha emitido un comunicado oficial en el que informa de su decisión de limitar en la medida de los posible el movimiento de sus tropas en el país vecino. Todas las entradas y salidas de las zonas de operaciones habrán de ser debidamente supervisadas por los comandantes de las Fuerzas Armadas.

Igualmente, un contingente de médicos ha sido enviado a las bases turcas en el norte de Siria para proporcionar atención y cuidados a cualquier miembro de las Fuerzas Armadas que dé positivo por COVID-19, así como para impartir una campaña de sensibilización entre el personal militar desplegado en el área.

Además, todos aquellos soldados que lleguen al país desde Turquía serán sometidos a un periodo de vigilancia que durará catorce días, al término del cual se les realizará un chequeo médico para comprobar su estado de salud. Del mismo modo, el documento reza que el Gobierno ha tomado las medidas necesarias para desinfectar los vehículos militares y las zonas comunes. 

Soldados turcos en la ciudad siria de Ras al-Ain, al noreste de Siria

Entre estas precauciones, figura el envío de equipos de protección NRBQ al frente (contra material nuclear, radiológico, biológico o químico tóxico) y de mascarillas de distintos tipos. Se detalla que las fábricas nacionales están produciendo dos millones y medio a la semana.

Todo permite suponer que, de este modo, la llamada operación ‘Escudo de primavera’, que Ankara puso en marcha hace algo más de un mes tras la muerte de más de 30 de sus soldados tras un bombardeo del Ejército Árabe Sirio, va a ver su impacto considerablemente disminuido en las próximas semanas. Es cierto, no obstante, que la orden del Ministerio de Defensa deja un resquicio abierto a que continúen las operaciones sobre el terreno, puesto que urge a limitar los movimientos “a menos que sea obligatorio”. Dependiendo de hasta dónde lleven esta salvedad los mandos militares, la actividad será mayor o menor.

El ministro de Defensa turco Hulusi Akar en una reunión en el Sitio de Comando Táctico en Hatay
Continúan las patrullas y la ofensiva contra los kurdos

En cualquier caso, Defensa afirma que las patrullas conjuntas con las tropas de Rusia en la carretera estratégica M4, cerca de Idlib, seguirán operativas. Dichas patrullas fueron establecidas en virtud del acuerdo de alto el fuego para la zona de desescalada firmado por Recep Tayyip Erdogan y Vladimir Putin en Moscú a principios del pasado mes de marzo.

La comunicación también aprovecha para hacer un breve balance del progreso de la campaña turca. En concreto, el Ministerio apunta a que las tropas turcas recibieron 57 ataques de milicias afines a Damasco en el último mes; ataques a los que se respondió debidamente en base al principio de legítima defensa. También se informa de la detención de casi 60 presuntos terroristas asociados al PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán, considerado una organización terrorista) y el YPG, su rama en Siria.

En efecto, los despliegues militares emprendidos por el Ejecutivo turco en suelo sirio tienen el doble objetivo de, por una parte, eliminar, en la medida de lo posible, a los integrantes de los grupos de milicianos mayoritariamente kurdos, a los que Ankara considera una amenaza. Por otra, trata de continuar desestabilizando la situación general en el país para ganar peso geopolítico en la región; una victoria de las Fuerzas Armadas de Al-Asad, como parece que está ocurriendo, supone para Erdogan tener a sus puertas a un régimen apoyado por Irán, uno de sus mayores rivales regionales.

Combatientes kurdos de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG)
Flujos de refugiados, contagio y crisis

Además, Turquía sigue enfrentándose a otro problema relacionado con la guerra en Siria que se está acentuando por la pandemia de coronavirus: la gestión de los flujos de refugiados que llegan desde el sur. Las unidades encargadas de guardar la frontera han sido instruidas convenientemente para evitar todo contacto físico con las personas que llegan desde Idlib y sus alrededores por los combates entre el Ejército Árabe Sirio y las milicias proturcas. A pesar de la pandemia, miles de personas continúan huyendo de la guerra hacia la frontera turca, donde se instalan en campamentos que adolecen de condiciones sanitarias e higiénicas sumamente precarias.

Estos asentamientos, donde es prácticamente imposible aplicar con eficacia las medias preventivas prescritas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), constituyen, ahora mismo, una bomba de relojería. El contagio en estos núcleos, como vienen advirtiendo miembros del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y de ONG dedicadas a la ayuda humanitaria, puede causar efectos devastadores.

Vista general del campamento de Kafr Lusin para sirios desplazados en la frontera con Turquía, en la provincia noroccidental de Siria de Idlib

Fuera de los campos, la situación no es que sea mucho mejor. Turquía se está viendo golpeada muy severamente por la pandemia. La última actualización de datos oficiales, facilitada por el Ministro de Sanidad Fahrettin Koca y recogida por el portal worldometers.info, reconoce más de 30.000 casos de infección en el país, así como 649 fallecidos. Sin embargo, miembros del personal sanitario turco han acusado en repetidas ocasiones a Ankara de maquillar esas cifras. En realidad, la cifra de positivos podría ser bastante mayor.

La emergencia sanitaria, con todo, no es la única a la que tienen que hacer frente las autoridades del país. La vertiente económica de la crisis del coronavirus es especialmente dañina para una economía como la turca, poco diversificada y muy dependiente de los ingresos que genera el turismo. 

Una imagen de un dron tomada el 31 de marzo de 2020 muestra el campamento de desplazados de Battia en la provincia de Idlib, al noroeste de Siria y en la frontera con Turquía

Con el parón de los desplazamientos de ocio, tanto internos como procedentes del exterior, gran parte de empresas de todos los tamaños se preparan para un periodo de escasez este verano. Recientemente, un informe publicado por la agencia de calificación de riesgo Moody’s pronosticaba una contracción acumulada del 7% del producto interior bruto de Turquía en el segundo y el tercer trimestre de 2020.

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